Un 32,4% de las personas mayores de 65 años en Chile presenta riesgo de desnutrición
Un estudio del Instituto e Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile analiza el preocupante panorama de este grupo etario que representará un tercio de la población del país sudamericano para 2050
En Chile las personas mayores de 60 años alcanzan los 3.651.538 y corresponden al 18,4% del total de la población, según la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen) de 2022. Las proyecciones para 2050 muestran que este segmento representará un 32% a nivel nacional, es decir, aproximadamente uno de cada tres chilenos será adulto mayor. En ese escenario de envejecimiento del país a pasos agigantados, sumado a tasas de fecundidad que el alcanzan un mínimo histórico de 1,17 hijos por mujer en 2021, el Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile realizó un sondeo que evidenció que un 32,4% de los adultos mayores en el país sudamericano presenta riesgo de desnutrición.
La publicación, Encuesta de Salud, Seguridad Alimentaria y Calidad de Vida (ESSALCAVI), es la primera investigación de este tipo que se realiza en Chile. El trabajo de campo consistió en entrevistas y exámenes presenciales a 1.171 personas mayores de 65 años provenientes de 88 comunas a lo largo de las 16 regiones del país (62% mujeres y 38% hombres).
Uno de los investigadores de la publicación, el sociólogo y doctor en Demografía, Moisés Sandoval, indica que los resultados dan cuenta de un problema alarmante sobre el que es urgente tomar medidas desde distintos ángulos. “Determinar que a nivel nacional tenemos este 32,4% de personas mayores con riesgo de desnutrición no tan solo nos debe preocupar, sino que también incentivar a trabajar en cómo revertimos esta situación que está relacionada con temas económicos, con el aislamiento, la soledad y la depresión, porque una persona deprimida por lo general no come”, explica el académico.
La investigación también indagó en la variable de inseguridad alimentaria. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) define este indicador como la carencia de “acceso regular a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para un crecimiento y desarrollo normales y para llevar una vida activa y saludable”. Los resultados del estudio arrojaron que a nivel nacional un 15,9% de los mayores de 65 años registró inseguridad alimentaria severa o moderada. La macrozona norte del país es donde se vive la situación más compleja con un 8,5% este grupo etario que presenta inseguridad alimentaria severa.
Este indicador se encuentra estrechamente relacionada con la depresión y la soledad. En el norte del país un 37,5% de los encuestados aseguró que se siente soledad, la cifra más alta registrada según la zona geográfica. En el centro de Chile un 23,4% de las personas se siente sola, la menor cifra a nivel nacional.
El estudio también analizó la variable de inseguridad alimentaria según la condición socioeconómica autopercibida por los encuestados. El 59,5% de las personas que registraron inseguridad alimentaria severa o moderada se consideran “pobres” y un 36,3% ellos se identifica con el sector socioeconómico medio. Solamente un 4,2% de quienes presentaron inseguridad alimentaria severa o moderada se autoperciben dentro del grupo socioeconómico alto.
Moisés Sandoval apunta que la asociación entre desigualdad económica e inseguridad alimentaria es “bastante clara”. “Las preguntas que realizamos abordan si las personas se han preocupado de tener suficientes alimentos para comer por falta de dinero”, explica. Dentro de las respuestas, un 5,6% de los encuestados dijo haber pasado un día entero sin comer por falta de recursos y un 21% dijo no consumir una variedad de alimentos saludables o nutritivos por falta de dinero. “Si relacionamos esta situación con las pensiones de las personas mayores es donde podemos encontrar parte de la explicación de este 15,9% que presenta inseguridad alimentaria”, agrega el sociólogo.
La encuesta de la Universidad de Chile también incluye preguntas respecto al Programa de Alimentación Complementaria del Adulto Mayor (PACAM), que depende del Ministerio de Salud y que entrega alimentos fortificados con micronutrientes a personas de menores ingresos. Los resultados muestran que, a nivel nacional, sobre el 60% de la población beneficiaria no retira la bebida láctea entregada por el programa y, entre quienes retiran este producto, el 23,4% declaró consumirla ‘nunca o casi nunca’. Además, entre las personas que registraron inseguridad alimentaria, el 42,6% no retira los alimentos.
Para abordar la efectividad de este programa estatal, Sandoval indica que es necesario un trabajo de difusión para desmitificar que lo regalado es malo. “Es necesario dar a conocer que los alimentos entregados, en términos nutritivos, no tienen nada que envidiarle a los productos del mercado. Hay que trabajar en la concientización y en el marketing alimentario para que estos alimentos no se terminen vendiendo en las ferias libres o consumiendo por las mascotas”, señala el sociólogo.
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