Se acabó la fiesta: los Panamericanos y el dulce balance
Se llegó a tiempo con los recintos y la Villa, se cosecharon más medallas que nunca en la historia y el optimismo inundó a un número récord de espectadores. La pregunta que todos se hacen tras Santiago 2023 es qué vendrá ahora
Cuando Emanuelle Silva cayó, el domingo en la mañana, todo Chile supo que la última esperanza para alcanzar la meta de 13 medallas de oro se había desvanecido. El especialista en los 500 metros velocidad en patines fue empujado por el brasileño Guilherme Abel Rocha, que fue sancionado y tuvo que ceder su medalla de bronce al corredor nacional. El anhelo de cumplir la última meta trazada por los organizadores de los Panamericanos Santiago 2023 se desvanecía en una acción antideportiva, que no alcanzaba ni a rozar la sensación de orgullo que despertó la participación del Team Chile en el evento.
Doce preseas de oro, 79 en total, momentos de intensa emoción protagonizados por Kristel Kobrich en la natación, a los 38 años, o Martina Weil, de 24, en el atletismo, resumían el espíritu con que se encaró esta competencia. El ideal de superación personal quedó resumido en la mejor actuación histórica y en el impresionante respaldo del público.
Uno de los avisos televisivos promocionales de los Juegos que revivía con inteligencia artificial la voz de Julio Martínez –el legendario periodista cuyo nombre lleva el Estadio Nacional– pretendió instalar un concepto: el legado comienza ahora. Fue justamente el mensaje de deportistas y autoridades una vez finalizado el evento, valorizando la impresionante infraestructura, la certera organización y el alto rendimiento del Team Chile. La mala medición de la prueba de marcha –que invalidó las marcas clasificatorias a París– y una gotera en el reducto del balonmano fueron detalles nimios comparados con el esfuerzo de llegar a tiempo con los requerimientos.
Hay conciencia de que una vez apagada la antorcha comienza otro proceso, que será polémico y doloroso: determinar el valor real de la inversión, acelerada urgentemente debido a las evidentes falencias de una Corporación que tuvo cuatro presidentes distintos en dos gobiernos de tendencias opuestas y que jamás pudo otorgar transparencia hasta la decisión del Gobierno de Gabriel Boric de intervenir la gestión para culminar a tiempo con las obras.
Los Panamericanos pusieron además sobre la mesa un par de debates desde una perspectiva más generosa, como el aporte de la inmigración al desarrollo social de la Nación, la calidad del transporte público en la capital y nuestra auto percepción, que mejoró notablemente al ver los escenarios naturales en que se desarrolló el certamen y el buen comportamiento del público, siempre reprobado cuando se trata del torneo de fútbol local.
El análisis técnico no es óptimo por/debido a la decisión de realizar los juegos en octubre por razones climáticas, lo que desacomodó el ciclo de preparación de muchos deportes, que tienen su punto más alto entre junio y agosto, los meses de competencias en el hemisferio norte. Y las nuevas disciplinas incorporadas, como la escalada o el breaking lograron bajar el promedio de edad de los espectadores.
Un balance muy positivo que tendrá, como siempre, que esperar para determinar el cabal impacto en la cultura deportiva. La utilización futura de los recintos y el impacto en la práctica de disciplinas de alto rendimiento ha sido una materia donde la experiencia no siempre arrojó buenos resultados. Chile siempre ha tenido déficit de políticas efectivas, por lo que se espera una importante participación del Gobierno en el diseño que hagan las federaciones para que la infraestructura no se pierda y aumenten los cultores de base, sobre todo en la educación fiscal, que está en franco deterioro.
El final de la jornada volverá a encauzar el debate en la nueva constitución, en las conquistas sociales pendientes, en la previsión, la salud y la educación. Parafraseando a Serrat, diremos que cuando comienzan los parapanamericanos, la fiesta de los panamericanos ya llegó al final, que vuelven a despertar el bien y el mal, y que al menos por un rato se olvidó que cada uno es cada cual.
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