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Juegos Panamericanos
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El Ford cubano que escogió a Chile

La inmigración reciente cambió el panorama de los deportistas en el Panamericano. Detrás de terribles historias personales de desarraigo, crece una generación que cambió el mapa en las competencias internacionales

Santiago Ford
Santiago Ford festeja su medalla de oro en el decatlón de Santiago 2023, este martes.DYLAN MARTINEZ (REUTERS)

Santiago Ford abandonó Cuba por razones deportivas. Remató cuarto en el Mundial Juvenil de Polonia y sintió que nadie lo valoraba. Tomó un avión a Guyana y desde allí emprendió un largo trayecto vía terrestre a Chile. En Tacna lo detuvieron y debió entregar los 20 dólares que llevaba en la billetera. Con los otros diez que llevaba escondidos en la funda del celular, ingresó furtivamente al país, siguiendo las vías férreas. Descubrió luego que había transitado por territorio minado. Una vez radicado en Santiago, ofició de modelo y guardia de discoteca hasta que un entrenador lo alojó, le allanó el camino a los entrenamientos y lo impulsó a postular a la nacionalidad. Ahora es chileno y contribuyó con la séptima medalla de oro en el decatlón panamericano, por primera vez en la historia. Se transformó en un héroe.

Zhiying Zeng llegó en 1989 a Chile. Tenía 22 años y era tenismesista profesional en China. Para sobrevivir se instaló en Iquique y se dedicó al comercio, aunque en sus ratos libres jugaba al ping pong con escasas rivales, pues era demasiado buena. En la pandemia tuvo más tiempo, practicó en serio y comenzó a participar en torneos hasta llegar a ser seleccionada nacional. Tiene 57 años, se hace llamar Tania para facilitar las cosas y postuló a una medalla panamericana, aunque sabía que sus rivales podrían ser sus hijas. O quizás sus nietas.

Svenia Grimm es alemana. Vino en un intercambio universitario por seis meses a Chile en el 2013 y se enamoró del país. Se radicó al poco tiempo y decidió abocarse a su pasión: el adiestramiento deportivo ecuestre. Como representante del deporte, clasificó a los Juegos Olímpicos de París donde lucirá la camiseta roja.

Miastkovska se casó con un karateca chileno en Lviv, su ciudad natal en Ucrania, el 2019. Un año después debía abandonar el país ante la inminencia de la guerra y ostentando el título de campeona europea de la especialidad, creyó que sería fácil competir en Chile. Pese a la ayuda del Servicio Nacional de Migraciones y del Comité Olímpico, demoró en conseguir la nacionalidad, pero ahora en su pasaporte aparece como Anastasiia Velozo. Estará en las competencias de Santiago 2023.

Al igual que Berdine Castillo, adoptada y radicada en el país, la primera haitiana en que obtuvo la nacionalidad por decisión de la Corte Suprema y que ahora defenderá su título de campeona sudamericana de los 800 metros. O la luchadora Virginia Jiménez, quien junto a la escaladora Alejandra Contreras llegaron desde Venezuela buscando destino y se convirtieron en representantes deportivas del país que las acogió. Tal como sucedió antes con los cubanos Arley Méndez y Yasmani Acosta, que ya han aportado títulos y medallas.

Es la nueva generación que se muestra en estos Juegos Panamericanos organizados por Chile tras las olas de inmigración de China, Cuba, Haití, Venezuela y Colombia que han modificado el panorama social del país en los últimos años, tal como antes lo hicieron los europeos. Una nación que, como dijo Amparo Noguera en la ceremonia inaugural, pretende ser la casa de todos, pese a las evidentes manifestaciones de reprobación de las políticas implementadas por los últimos gobiernos y que llegaron a la discusión de la nueva Constitución que se plebiscitará en diciembre, y que contiene artículos sobre la “pronta expulsión” de los extranjeros que ingresan indocumentadamente al país.

El aporte de esta nueva inmigración en el desempeño deportivo deberá consolidarse con el tiempo, tal como aconteció en las principales potencias deportivas del orbe, que se nutrieron de la nueva savia para mejorar sus rendimientos, en un proceso no exento de debate. En las tribunas y los medios, no se ha hecho distingos, y las preseas se han disfrutado aún más porque se entiende que llevan una carga de sacrificio aún mayor.

Los expertos hablan del inicio de un nuevo ciclo, que comprende no sólo el biotipo de los nuevos exponentes, sino el conocimiento de entrenadores y especialistas que aportan la experticia. Es el medallero actualizado de Chile, que como el pájaro Fui, la mascota oficial, tiene varios colores.

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