La crisis apaga la música y los fuegos

Las tres capitales se ven obligadas a recortar sus presupuestos festivos más de un 10%

Unos músicos descansan en Vitoria durante la jornada inaugural de las fiestas de la capital alavesa en las inmediaciones de la plaza de la Virgen Blanca.L. RICO

La bajada de Celedón en la apertura de las fiestas de La Blanca portando un paraguas verde puso ayer el color de la Green Capital a las fiestas de Vitoria, pero la celebración se mantuvo fiel al guion de los últimos años con los mismos empujones, los descorches de botellas de cava y los puros. El gran cambio de las fiestas está en el contexto económico: menos dinero en los bolsillos, en los públicos y en los privados, y las peores perspectivas económicas que se recuerdan en décadas. Los recortes en el Ayuntamiento de Vitoria ha afectado de lleno a la bolsa de las fiestas: el programa de La Bla...

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La bajada de Celedón en la apertura de las fiestas de La Blanca portando un paraguas verde puso ayer el color de la Green Capital a las fiestas de Vitoria, pero la celebración se mantuvo fiel al guion de los últimos años con los mismos empujones, los descorches de botellas de cava y los puros. El gran cambio de las fiestas está en el contexto económico: menos dinero en los bolsillos, en los públicos y en los privados, y las peores perspectivas económicas que se recuerdan en décadas. Los recortes en el Ayuntamiento de Vitoria ha afectado de lleno a la bolsa de las fiestas: el programa de La Blanca ha perdido casi uno de cada cuatro euros disponibles el pasado año. El impacto de la crisis ha sido mayor en Vitoria (un 24,2% menos en un año), pero en menor medida también ha afectado a la Semana Grande de San Sebastián, que cuenta con un 14% menos de dinero, y a la Aste Nagusia de Bilbao, con una reducción del 10%. Las tres capitales vascas se han apretado el cinturón también en las fiestas.

Quienes busquen la verbena de la plaza del Arca, en Vitoria, el próximo martes tendrán que optar por otro lugar para bailar. Los aficionados a los fuegos artificiales se verán obligados a conformarse con ver la quema de los castillos en cuatro noches de las fiestas de La Blanca. El presupuesto, simplemente, no llega para mantener todos los festejos y las tijeras se han llevado por delante los de coste más elevado. El resultado es que las fiestas de las tres capitales tendrán menos noches con pirotecnia y algo menos de música en la calle, pero los programas que han ido configurando la personalidad festiva se intentan mantener, aunque sean necesarios los recortes.

La concejal de Cultura de Vitoria, la popular Encina Serrano, de quien depende la organización de La Blanca, prefiere hablar de “ajustes” a utilizar la palabra maldita recortes. Serrano defiende que se pueden hacer unas buenas fiestas con menos dinero, “populares y del gusto de toda la familia”. “780.000 euros [el presupuesto de esta edición] es una cantidad respetable”, dice, aunque queda muy lejos de los más de 1.110.000 euros que el Ayuntamiento vitoriano dedicaba a La Blanca hace solo cuatro años, antes de entrar en lo peor de la crisis.

La Blanca pierde en un año casi uno de cada cuatro euros disponibles

“En los años de bonanza se pasó de cuatro días con fuegos artificiales a seis. Ahora toca volver a cuatro. Las fiestas han evolucionado y seguirán evolucionando según el dinero de que dispongamos en el futuro”, añade. La concejal lamenta que la situación económica haya obligado a prescindir de la verbena del Arca alguna noche o de fuegos artificiales, pero no cree que ello perjudique a la celebración: “El modelo de las fiestas de Vitoria está muy consolidado; se ha respetado su filosofía y ningún espacio se ha dejado vacío de contenido”. Serrano cree justificados los recortes: “Una colección de fuegos artificiales tiene un coste de entre 30.000 y 40.000 euros y se quema en poco más de 10 minutos”. Y añade: “Los días que desaparece la verbena de la plaza del Arca se mantiene la de la plaza de España, a dos manzanas de distancia en pleno centro”.

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En San Sebastián, el dinero destinado este año a la Semana Grande se sitúa en poco más de un millón, casi 175.000 euros menos que en la pasada edición.

San Sebastián ha decidido ahorrar eliminando actos en la última noche

La concejal donostiarra de Cultura y Euskera, Nerea Txapartegi, de Bildu, explica que el criterio para adaptarse al presupuesto ha sido centrar el recorte las propuestas del último día, el 18 de agosto. Tras el espectáculo piromusical que se ofrecerá desde el Teatro Victoria Eugenia por su centenario, se acaba el programa. “Nos ha permitido un ahorro de unos 112.000 euros”, incide.

En Bilbao, la reducción del 10% en el presupuesto de la Aste Nagusia, similar a la aplicada en otras áreas municipales, salvo Acción Social, ha repercutido en la oferta musical, de menos relumbrón que en ocasiones precedentes. Además, el nuevo escenario situado junto al Museo Marítimo, el llamado Espacio Karola, contará con dos conciertos menos que los que se organizaban en años anteriores en la explanada de Botica Vieja, al otro lado de la Ría. Estas son las actuaciones que más público atraen entre los ocho espacios destinados a la música.

Bilbao suprime dos de los conciertos junto a la Ría

Los grupos y artistas contratados para actuar en el Espacio Karola (Public Enemy, Ana Torroja, Celtas Cortos o Esne Beltza) son los que tienen un caché más elevado. El presupuesto para cada noche de concierto oscila entre los 15.000 y los 30.000 euros. La concejal bilbaína de Fiestas, la peneuvista Itziar Urtasun, precisa que se ha ahorrado entre un 2% y un 3% en gastos de infraestructuras con respecto a la pasada edición al aglutinar la contratación de los servicios. “Los precios se han congelado porque la gente sabe que los Ayuntamientos no podemos pagar más, y, en ocasiones, hemos negociado a la baja”, indica. “Afortunadamente, nos hemos salvado de la subida del IVA que llegará en septiembre”, remata.

Las tres responsables de las fiestas en las capitales coinciden en que no se hacen solo con dinero. Serrano defiende que buena parte de la alegría que se ve en Vitoria durante La Blanca depende de la animación que ofrecen las cuadrillas de blusas. “Sin ellos, serían otra cosa, porque el espíritu festivo está en la calle”, asevera. Aitor Sampedro, portavoz de los blusas, lo corrobora: “Desde las 11 de la mañana hay fanfarrias en la calle. Son 18 horas al día y no cuesta un duro”. Txapartegi aboga por la imaginación y las aportaciones de movimientos sociales y Urtasun por la participación: “Son populares y gratuitas. Las fiestas las hace la gente”.

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