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Giro de Italia
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Egan Bernal - Daniel Martínez, el talento al servicio de la gloria

El ganador del Giro de Italia se apoyó en los últimos momentos de montaña en el trabajo de un ciclista con calidad suficiente para ser un ganador

Giro de Italia 2021
Egan Bernal, en el centro, y, a su rueda, Daniel Martínez en el Tour del Porvenir de 2017.Éder Garcés (Fedeciclismo)

Entre Daniel Martínez y Egan Bernal hay apenas un año y tres meses de diferencia. Poco en términos de edad. Mucho si tenemos en cuenta la trayectoria que cada uno ha trazado para llegar a la cima del ciclismo mundial. Egan - nacido un 13 de enero, el mismo día que Marco Pantani -, es un portento de la naturaleza, un talento único que, al igual que muchos de los campeones precoces, no necesitó escalas ni procesos prolongados para convertirse en leyenda. La suya fue una transición rauda, arrolladora y sin límites en la que ya cuenta 12 títulos (es el único ciclista en la historia capaz de lograr Vuelta a Suiza, París Niza y Tour de Francia en la misma temporada) con solo 24 años y tres temporadas completas en el WorldTour, todas bajo el mando del Team Ineos Grenadiers, que en tiempos de dominio anglosajón del Sky, decidió darle un vuelco a su filosofía fichando al ciclista latinoamericano más promisorio de la élite mundial.

Asumida la responsabilidad del cambio contracultural, Dave Brailsford, el patrón del proyecto ciclista más ambicioso de la última década, continuó con la serie de contrataciones latinas. Sebastián Henao aseguró su continuidad. Se sumaron Iván Sosa y los ecuatorianos Jhonatan Narváez y Richard Carapaz, un año después de ganar el Giro con el Movistar. La última perla latina fue Dani Martínez, un veterano de 25 años que, a diferencia de su paisano cundinamarqués, apenas está empezando a recoger los frutos de un camino laborioso y con diversos contrastes competitivos.

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Alejado de la virtud de quien hereda el don del talento genético, el nacido en Soacha, al sur de Bogotá (25 de abril de 1996), creció con la conciencia de trabajar sin lamentos hasta alcanzar sus objetivos. “El que quiere puede y encuentra soluciones, y el que no, solo excusas”, posteó en sus redes sociales luciendo la camiseta de líder de la Vuelta del Futuro de 2011, evento en el que representó a la Liga de Cundinamarca con todo el material prestado. Su único temor era caerse porque no tenía dinero para responder en caso de un daño. Fue subcampeón y al año siguiente, en la ciudad amurallada de Cartagena, se alzó con el título.

Su primera escala con el primer mundo fue el Centro Mundial de la UCI, donde se formó y aprendió las bases del ciclismo europeo en la sede de Aigle, Suiza. Sobresalió con nota alta, representó al país en los mundiales de Ponferrada 2014, firmó por el Team Colombia un año más tarde, y tras su intempestiva desaparición, recibió el aval del controvertido Angelo Citracca para conformar la nómina del Willier Triestina. Debutó con 20 años en el Giro de Italia 2016 y esa temporada, ya con la experiencia de haber corrido una vuelta de tres semanas, cruzó su camino con Egan en la selección del Tour del Porvenir. Aquel era el debut absoluto del nuevo campeón del Giro con un equipo nacional de ruta. Martínez ya exhibía en su currículo participaciones en dos Mundiales, en panamericanos y un Tour sub-23.

Poco importó el palmarés, la diferencia de kilometrajes y el bagaje representando al país. Por experiencia Daniel hubiese sido el líder, pero asumiendo la competencia con la madurez de dos profesionales curtidos, ambos unieron sus causas y la conexión fue inmediata. Quedó demostrado con una fuga en la última etapa que puso en jaque el título de David Gaudu, quien gracias al trabajo sincronizado de sus compañeros franceses y la contribución de Estados Unidos con Adrien Costa (retirado por la amputación de una pierna en un trágico accidente alpino) pudo impedir lo que un año más tarde nadie pudo: la consagración de Egan en con un Dani pletórico, quien como a lo largo de la corsa rosa fue su baza principal en los momentos definitivos. “Gracias por ser mi ángel de la guarda”, le agradeció Egan el día de su crisis en Sega di Ala. Y luego apostilló “Es tan bueno Dani que podría ser el líder de cualquier otro equipo y luchar por la victoria”. El aliento de Dani fue como el de Patrocinio Jiménez a Lucho Herrera en el Tour de Francia, y como el del mismo Bernal a Froome cuando se quedó para llevarlo hasta la cima del Portet en el Tour de 2018. “Ahí se ganaba el Giro, intentamos apoyarlo no solo física sino mentalmente. Fue un momento muy especial para mí”, afirmó Martínez, el ángel de la tercera semana, el ciclista que con el puño apretado inmortalizó uno de los momentos más emotivos en la historia del deporte nacional.

Daniel Martínez anima a Egan en la subida a Sega di Ala, mientras se acerca Caruso.
Daniel Martínez anima a Egan en la subida a Sega di Ala, mientras se acerca Caruso.LUCA BETTINI (AFP)

“No puedo describir lo que estoy sintiendo, de verdad que estoy que estallo de la felicidad pero no sé por qué no puedo demostrarlo… es como querer decir ¡jueputa, por fin lo pude hacer!”, afirma el colombiano que un lapso de dos años ya ganó dos grandes vueltas. Distinto a Daniel, que después de tres Giros, dos Tours y una Vuelta, recién puede decir que está entre los cinco primeros. El Dauphiné es el único galardón WorldTour que ostenta el oriundo de Soacha. No ha sido un ganador nato. Quizá su destino no está ligado a la gloria permanente, pero sabe cómo aportar a las grandes gestas sin perder brillo ni protagonismo cuando le dan libertades.

Esta temporada sus caminos volvieron a cruzarse después de que Daniel cumpliera un ciclo exitoso en el EF. Cuando la escoliosis lumbar derrumbó a Egan del Tour, él salió a flote con un triunfo brillante en Puy Mary. Firmó con Ineos y de inmediato supo asumir su rol, que no es otro distinto al del ciclista talentoso y con sacrificio para respaldar a un jefe de filas. Ha cumplido con creces, y así como en la selección, fue la última pieza en los momentos claves del Giro. La obra terminó con el hermoso retrato a brazos alzados en el Duomo di Milano. Sus caminos para llegar a la cima han sido dispares, pero el ciclismo y sus gestas los hicieron amigos.

Eder Garcés es el responsable de comunicación de la Federación Colombiana de Ciclismo

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