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Un niño aterrado cuando Diosdado Cabello le dice que la policía va a ir a su casa: “¿Se van a llevar a mi mamá?”

El chavismo ha detenido a más de 160 menores durante la represión desatada por el Gobierno de Maduro tras el fraude de las elecciones presidenciales

Diosdado Cabello, ministro de Interior, habla con un niño durante una transmisión en vivo, en octubre de 2024.Foto: RR SS | Vídeo: AMN
Juan Diego Quesada

Diosdado Cabello, la segunda persona más poderosa de Venezuela -solo por detrás del presidente Nicolás Maduro-, ha empezado a retransmitir en directo por redes sociales sus visitas a barrios de todo el país y sus charlas con los ciudadanos. Cabello pretende mejorar la imagen del chavismo después de las elecciones presidenciales del 28 de julio, en las que el oficialismo cometió un fraude para arrogarse la victoria y desató después una represión contra los venezolanos que se echaron a la calle para protestar. La policía y los servicios de inteligencia, tanto civiles como militares, detuvieron a más de 2.000 personas por la crisis electoral, la mayoría acusadas de terrorismo. Entre ellas, más de 160 niñas y niños.

Cabello, nuevo ministro del Interior, trataba de mostrarse cercano y cariñoso con un niño durante uno de estos momentos en vivo en Los Teques, una ciudad dormitorio a media hora de Caracas en el Estado de Miranda. Pero no lo consiguió. El dirigente chavista, en su día un compañero de armas de Hugo Chávez, le preguntó al menor si quería ser policía y él respondió que sí, que estaba interesado. Entonces, Cabello le hace un ofrecimiento: “Tú te vas ahora para tu casa con una comisión mía, ¿oíste?”. El adolescente entra entonces en pánico y le pregunta: “¿Se van a llevar a mi mamá?”. El chavista palpa el miedo del niño, y le dice que no, que claro que no, y lo abraza. Después sigue la conversación en la que el ministro le vuelve a pedir que se haga policía. El diálogo se produce en medio de una enorme tensión. El menor, en todo momento, parece asustado, rígido, presa del pánico.

El Gobierno de Maduro, tras quedar en evidencia por negarse a mostrar las actas de votación que demostrarían que venció a la oposición en las presidenciales, ha emprendido un proceso de radicalización con la detención indiscriminada de políticos antichavistas y también simples ciudadanos que han expresado su descontento. En muchos casos se tratan de detenciones arbitrarias y dejan a los apresados en un estado de indefensión: se les formula cargos con una acusación tan vaga como la de terrorismo y no se les permite la asistencia de abogados que no sean públicos, es decir, controlados por el chavismo.

La represión en Venezuela ha escandalizado a la Misión Internacional Independiente de la ONU, que hace una semana publicó un informe en el que acusa al Gobierno chavista de haber cometido crímenes de lesa humanidad en el periodo que comprendió el antes, el durante y el después de las elecciones. Maduro se niega a reconocer la derrota y asegura que volverá a tomar posesión del cargo el 10 de enero de 2025, cuando se acaba su actual periodo. La comunidad internacional ha tratado, en estos casi tres meses, de buscar una salida negociada para Maduro y el resto de dirigentes chavistas, sin éxito por el momento.

Los cuestionamientos de la ONU señalan directamente a la Policía Nacional y a la Guardia Nacional Bolivariana, pero también al Sebin y al DGCIM, a los que considera responsables de torturas, violaciones, asesinatos y desapariciones forzadas. Esta semana, los responsables de esas dos agencias han sido destituidos sin mayores explicaciones, y Maduro ha colocado como ministro a Álex Saab, el empresario colombiano sospechoso de ser su testaferro. Los analistas han interpretado estos movimientos como una manera del Gobierno de radicalizarse y no mostrar ninguna fisura ante las críticas externas.

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Sobre la firma

Juan Diego Quesada
Es el corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina. Fue miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, en la sede de México. Después pasó por la sección de Internacional, donde fue enviado especial a Irak, Filipinas y los Balcanes. Más tarde escribió reportajes en Madrid, ciudad desde la que cubrió la pandemia de covid-19.
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