En Israel: oposición a la guerra
En varios espacios Netanyahu se va quedando sin piso. Empezando por varias decisiones trascendentes en el sistema universal
Fue muy claro -y contundente- el diario israelí Haaretz en su editorial publicado el miércoles 2 de octubre. Por varios motivos merece ser destacada esa nota que presenta un enfoque no “oficialista”, semejante a muchas notas otras que publica ese importante diario sobre la “guerra de Netanyahu”.
Destaco dos consideraciones.
Primero, ese editorial recoge -y transmite- el sentimiento vivo de varios sectores de la sociedad israelí. Que, en su gran mayoría, percibe que en la actualidad Israel “se encuentra en medio del periodo más difícil de su historia, bajo un liderazgo imprudente encabezado por un hombre cuya única promesa que ha hecho y cumplido a su pueblo fue la de vivir por la espada”. En otras palabras: el imprudente militarismo de Netanyahu como gatillador del “período más difícil” de la historia del país, metido ahora en una guerra regional.
Segundo, porque además de constatar la situación dramática a la que ha sido conducido por su primer ministro, resalta el curso aterrador por el que el país estaría siendo conducido: “Israel está dando pasos de gigante hacia una guerra regional, mientras el mundo sigue preguntándose: ¿Qué quiere? ¿Hacia dónde se dirige? Guerra regional”. La que, a no dudarlo, habría empezado ya con las incursiones agresivas sobre Líbano y las volteretas en torno a una confrontación con Irán.
Nada menos.
Bajo ese liderazgo “irreflexivo” -como lo califica Haaretz- y mientras Israel está dando pasos de gigante hacia una guerra regional, el mundo sigue preguntándose: ¿Qué quiere? ¿Hacia dónde se dirige? Señales poderosas indican que el mundo está dejando sólo a Netanyahu y su guerra de agresión. Teniendo un telón de fondo delicado y sensible, como fue el terrible ataque terrorista contra civiles israelíes el 7 de octubre del año pasado, hecho que generaba lógica solidaridad con las víctimas.
Sin piso
Pero así las cosas. Es evidente que la temperatura del mundo no acompaña más a Netanyahu, quien nunca explicó cómo y por qué no funcionó ese el sofisticado sistema de defensa israelí y se “colaron”, por los aires, más de 1.000 sujetos en parapente.
Lo que es inobjetable es que el horror sistemático del militarismo expansionista y agresivo de Netanyahu ha generado poderosas alarmas y señales de reacción en el planeta. Claras reglas y estándares del derecho internacional atropellados; y un planeta que empieza a reaccionar contra la dinámica de genocidio y muerte lideradas por el mandatario israelí: 41,909 muertos por los ataques contra Gaza, entre ellos 16,756. En la “cuenta” de Netanyahu.
En varios espacios, Benjamín Netanyahu se va quedando sin piso, por sus actos. Empezando por varias decisiones trascendentes en el sistema universal.
La más reciente y contundente: la resolución el 18 de setiembre de la Asamblea General de Naciones Unidas, aprobada por una votación abrumadora: 124 votos a favor, sólo 14 votos en contra (y 43 abstenciones). El mundo dejó allí claramente establecido -de nuevo- que Israel debe retirarse de todos los espacios de tierra y aire palestinos que indebidamente empezó a ocupar desde la guerra de Yom Kippur en 1967.
Repercuten medularmente, además, dos decisiones adoptadas este año por la Corte Internacional de Justicia (CIJ), órgano judicial de la ONU. En una de ellas, se estableció que Israel estaba cometiendo actos de genocidio. Nada menos. Y sobre la legalidad de la ocupación territorial por Israel, en julio del año pasado, la CIJ ya había emitido una opinión consultiva según la cual la ocupación israelí de Cisjordania, Jerusalén Este y la Franja de Gaza era -y es- ilegal.
Ya la Corte Penal Internacional, cuyo fiscal en jefe, el británico Karim Kahn, ha pedido -desde mayo- órdenes de arresto en contra de Netanyahu y de dos lideres de Hamás. Señales de peso.
El “liderazgo imprudente”
Continúa imparable la guerra de agresión de Netanyahu contra Gaza. Y ahora contra Líbano. Dentro de ese contexto macabro y de muerte, cada vez son más los países que marchan a un ritmo nada favorable a su dinámica belicista. Haaretz, por ejemplo, califica certeramente de “liderazgo imprudente” el de Netanyahu, pues ha conducido a Israel al “período más difícil de su historia”, según ese diario independiente.
La paz con los palestinos: muy lejos
Varios países, incluso europeos, van tomando creciente distancia del líder israelí. Empezando por pasos claros reconociendo a Palestina como Estado. Lo hicieron este mes de mayo, por ejemplo, Irlanda, Noruega y España.
Se empieza a apuntar, también, a embargos de armas a Israel. Como el embargo parcial impuesto este mes por Gran Bretaña. No es irrelevante que Alemania -la más importante fuente de provisión de armas a Israel después de Estados Unidos- marque también distancias frente a Netanyahu.
Hace pocos días, Stefen Selbert, embajador alemán en Israel, expresó que su país “no apoya los asentamientos de colonos” israelíes en Cisjordania. Y que los “actos terroristas cometidos por esos colonos merecen condena”. Enfatizó el embajador Selbert contundentemente, además de que él es “embajador ante Israel en concordancia con sus fronteras del 67. No soy un embajador fuera de la ‘franja verde’”. Es decir, no ante los territorios ilegalmente ocupados desde 1967.
Estas evoluciones hacen saltar a la vista la sectaria visión geopolítica de Netanyahu. A años luz de distancia de una posible articulación con sus vecinos de la región, todos tratados como “enemigos” por el primer ministro israelí. Así no hay paz posible en la región, como es evidente.
Puso el dedo en la llaga, recientemente, Ayman Safadi, ministro jordano de Asuntos Exteriores. Luego de una celebración conjunta en Nueva York de los representantes árabes durante la reciente sesión de la Asamblea General de la ONU, expresó el ministro, contundentemente, en rueda de prensa: “El primer ministro israelí ha venido hoy aquí y ha dicho que Israel está rodeado por quienes quieren destruirlo”, comenzó Safadi. “Estamos aquí -miembros del comité árabe-musulmán, con mandato de 57 países árabes y musulmanes- y puedo decirles de manera inequívoca que todos nosotros estamos dispuestos a garantizar la seguridad de Israel en el contexto de que Israel ponga fin a la ocupación y permita la aparición de un Estado palestino”.
Con ello, el ministro jordano ponía sobre el tapete nada menos que el abc de una política de paz en el medio oriente. Que pasa por la coexistencia entre un Estado judío y otro(s) palestino(s). Algo ajeno a la mentalidad y accionar de Netanyahu.
Por lo que, vistas así las cosas, es preciso lo afirmado en su editorial por Haaretz sobre el gobierno de Netanyahu: “Israel no ha movido un dedo en aras de la paz con los palestinos, sino todo lo contrario”. Bajo ese liderazgo irreflexivo, como dice el diario: “Israel está dando pasos de gigante hacia una guerra regional, mientras el mundo sigue preguntándose: ¿Qué quiere?”
Sin mover un dedo por la paz
Nada de lo anterior niega que hay tensiones en la región y que existen organizaciones como Hamás o Hezbolá. Pero, como lo resalta el diario israelí, es muy grave que dentro de un contexto así y ”bajo los largos años de gobierno de Netanyahu, Israel no ha movido un dedo en aras de la paz con los palestinos, sino todo lo contrario”.
El ministro Safadi destacó la carencia de una narrativa israelí distinta a la de “voy a seguir yendo a la guerra y matando esto y aquello”. Y, añadió: “pregunte a cualquier funcionario israelí cuál es su plan para la paz y no obtendrá nada, porque sólo piensan en el primer paso: vamos a destruir Gaza, inflamar Cisjordania, destruir Líbano. Después de eso, no tienen ningún plan. Nosotros tenemos un plan, no tenemos un socio para la paz en Israel”. La clave de la cuestión y de la grave responsabilidad actual de Netanyahu y su “equipo”.
Dentro de un contexto en el que varias las resoluciones de la Asamblea General o del Consejo de Seguridad de la ONU no se aplican por Israel, mucho de lo que ocurra dependerá, más que todo, de cómo se ejerzan los liderazgos políticos en la región. Imposible avanzar, sin embargo, mientras prevalezcan líderes (como Netanyahu) para los cuales “el único horizonte que ofrecen… es la guerra, sólo podemos esperar que en el próximo año seamos bendecidos con un profundo cambio en el liderazgo y una nueva visión para el país”.
De hecho, el horror sistemático del militarismo expansionista y agresivo de Netanyahu ha generado poderosas alarmas y señales de reacción en el mundo. Claras reglas y estándares del derecho internacional atropellados y un mundo que empieza a reaccionar contra la dinámica de horror, agresión y muerte lideradas por Netanyahu.
Ocupación territorial ilegal
En efecto, cuando Israel ocupó territorios palestinos y los Altos del Golán, en 1967, no sólo nunca los devolvió, sino que instauró en ellos un apartheid contra los palestinos, junto con la proliferación incesante de “asentamientos” israelíes fuera de las fronteras israelíes. Particularmente en la Cisjordania ocupada.
Actos de ocupación reiteradamente condenados por Naciones Unidas, desde el mismo año de la ocupación, sin que ninguna de las resoluciones hayan sido cumplidas por Israel: todas las adoptadas desde 1967 (por ejemplo la 242/1967) han sido ignoradas por el Estado invasor/ocupante. Con lo que se llega a la ocupación territorial de más extensión temporal en los siglos XX y lo que va del XXI.
Dándole la espalda
Es por hechos como estos que el mundo le empieza a dar la espalda a Netanyahu.
Dos sentencias recientes de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), el órgano judicial de la ONU, han repercutido en el aislamiento geopolítico de Netanyahu.
En enero, una sentencia provisional estableció que Israel estaba cometiendo “actos de genocidio” (caso independiente de las acusaciones ante la Corte Penal Internacional). En julio del año pasado, la CIJ emitió una opinión consultiva según la cual la ocupación israelí de Cisjordania, Jerusalén Este y la Franja de Gaza era -y es- “ilegal”.
Atender positivamente asuntos como estos es algo que cada vez se ve como pasos indispensables para la paz y la convivencia/coexistencia pacífica en el medio oriente. El mundo debe seguir atento y vigilante.
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