Luis Suárez rescata a Uruguay y el equipo de Bielsa obtiene el tercer puesto
El seleccionado uruguayo empata agónicamente 2 a 2 con Canadá, la sorpresa del torneo, y se impone por penales
El seleccionado uruguayo dirigido por Marcelo Bielsa era uno de los grandes candidatos a levantar la Copa América en Estados Unidos y terminó festejando el tercer puesto. Fue justo, que lo obtuviera —por su desempeño durante el torneo— y que lo festejara —porque Canadá hizo méritos para arrebatárselo—. Después de los violentos incidentes al término de la semifinal ante Colombia y de las denuncias del DT argentino contra los organizadores de la copa, el conjunto celeste se mostró errático, como distraído, peligroso en ataque y en defensa, siempre ajeno al control del juego. Lo terminó rescatando Luis Suárez, que en el ocaso del partido y de su carrera, a los 37 años, consiguió el empate 2 a 2 y llevó la definición a los tiros desde el punto del penal. Allí, el exdelantero del Barcelona también convirtió, mientras que por Canadá fallaron la figura del encuentro, Ismaël Koné, autor de un gol y gestor del otro, y la figura del equipo, Alphonso Davies. El desempate culminó 4 a 3.
En el Bank of America Stadium de Charlotte se encontraron este sábado dos equipos que llegaban con estados de ánimo muy diferentes y ambos lo expresaron transparentemente. Uruguay venía golpeado tras caer frente a Colombia el miércoles pasado y más aún por la gresca que protagonizaron muchos de sus jugadores con hinchas rivales. Canadá, en cambio, llegaba mucho más lejos de lo esperado al inicio y encumbrándose como la gran sorpresa de la copa. Su técnico, el estadounidense Jesse Marsch, dispuso para buscar el tercer puesto un equipo con varios suplentes, incluso dejó en la banca a Davies, jugador del Bayern Munich, golpeado en la semifinal con Argentina. Bielsa optó por ratificar a su equipo titular, sin Nicolás de la Cruz, suspendido.
De entrada, Canadá mostró las cartas que distinguieron su paso por la Copa América, buen juego asociado, toques cortos y cambio de ritmo, superioridad física sobre sus rivales, pero también marcadas falencias para convertir goles, así como cierta ingenuidad y falta de fe en sus propias posibilidades. Desde los primeros minutos arrinconó a Uruguay, aunque sus esporádicos errores e imprecisiones, así como sus infracciones, le permitían cada tanto a la Celeste salir del asedio. Así estaba planteado el encuentro cuando, apenas los 8 minutos, un tiro de esquina para Uruguay, ejecutado desde la izquierda por Federico Valverde, se cruzó con lo que quiso ser un cabezazo de Sebastián Cáceres pero fue un “hombrazo”. El remate se iba desviado hasta que Rodrigo Bentancur controló la pelota con el pie derecho y en el mismo movimiento, de media vuelta, clavó un zurdazo alto al primer palo del arquero Dayne St. Clair.
El golpe fue absorbido por el seleccionado norteamericano, que respondió con entusiasmo y sostuvo la tensión, el suspenso sobre el juego y el resultado. Concentró casi el 60% de la posesión del balón y a los 22 minutos, también después de un tiro de esquina, logró el empate. De espaldas al arco, Koné ensayó una suerte de chilena, un remate hacia atrás que dejó sin reacción al arquero Sergio Rochet y su defensa, quienes vieron al balón dirigirse a la red, lentamente, en una parábola por sobre sus cabezas.
Los uruguayos agradecieron el final del primer tiempo. Para la segunda etapa, Bielsa mandó al campo a Luis Suárez y Giorgian De Arrascaeta, en reemplazo de Darwin Núñez y Manuel Ugarte. El juego comenzó más parejo, menos intenso, con un ligero predominio de Canadá, acentuado luego con los ingresos de Davies y de Jonathan David, uno de los mejores de su selección en el torneo.
Las emociones se producirían hacia el final del partido. A los 77 minutos, Valverde hizo vibrar el travesaño con un disparo de zurda y, cuando Uruguay parecía mejorar, sufrió el segundo gol canadiense. Koné se la jugó a los 80 desde su campo por el medio, solitario en un insólito callejón, un embudo que lo llevó hasta la puerta del área. Desde allí fusiló a Rochet. El rebote en las manos del arquero buscó a David, quien tocó el balón hacia el arco.
El triunfo canadiense parecía el resultado lógico de lo que habían hecho los equipos hasta ese momento. Pero a partir de entonces, Canadá ya no pudo manejar el impulso rival, no supo controlar el balón ni pausar el vértigo. El ritmo siguió siendo el mismo de todo el partido, apenas menguado por el cansancio. Y en ese intercambio de ataques sin mediación, el más perjudicado fue el que tenía menor poder de definición. Ya en tiempo descuento, a los 91, Suarez amenazó con volver a ser el héroe que fue. No pudo, pero tuvo revancha apenas un minuto más tarde, tras un centro de Josema Giménez, devenido delantero. Finalmente, gracias a los penales, Uruguay pudo celebrar el tercer puesto y engalanar uno de los últimos partidos de Suárez con su selección.
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