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Las condiciones detrás de los devastadores incendios en el Pantanal sí fueron intensificadas por el cambio climático

Si el calentamiento global continúa, este tipo de eventos puede repetirse cada 17 años, según un reciente estudio publicado por World Weather Attribution

Carandas, un bosque de palmas endémicas, se quema durante un incendio en Corumba (Brasil), el 4 de julio de 2024.NurPhoto (NurPhoto via Getty Images)

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Brasil ha vivido una serie de eventos climáticos extremos. En octubre de 2023 su Amazonia registró una sequía histórica y, en mayo de este año, las inundaciones en el Estado de Rio Grande do Sul causaron una inédita devastación. Aunque menos mediático, este mes de junio, el Pantanal, el mayor humedal tropical del mundo y un foco de biodiversidad, cayó en llamas. En solo ese mes se estima que 440.000 hectáreas quedaron calcinadas, un dato poco común si se tiene en cuenta que la temporada de incendios en este ecosistema comienza hasta julio, mientras su pico es durante agosto y septiembre. Y como sucedió en los dos primeros casos, todo apunta a que el cambio climático también jugó un importante rol en estos incendios que, hasta ahora, han quemado más de 1.2 millones de hectáreas. Es decir, el 8% de este bioma en Brasil y el equivalente a la mitad del tamaño de Bélgica.

“El cambio climático generado por el humano hizo que las condiciones favorables para los incendios –como el calor, la sequedad y el viento– se intensificaran en un 40%”, advierte un estudio realizado por World Weather Attribution (WWA), una organización de científicos que busca responder a la pregunta de cuál es la influencia que ha tenido el cambio climático una vez sucede un fenómeno climático extremo. Aunque sus investigaciones no son revisadas por pares, las metodologías que usan sí, lo que les permite dar luces sobre lo sucedido en tiempo récord.

Fátima Brandao mira el humo que sube desde el incendio en el Pantanal, en el estado de Mato Grosso del Sur (Brasil), el 12 de junio. Ueslei Marcelino (Reuters)

Gracias al cambio climático actual -también señala el documento– la probabilidad de que estos incendios se den en el Pantanal es entre cuatro y cinco veces mayor, su impacto es tres veces peor, y se espera que puedan suceder cada 35 años.

“En 2024 se han registrado los mínimos históricos del nivel de agua en los ríos de la región”, explicó Filippe LM Santos, coautor de la investigación y científico Universidad de Évora, durante una rueda de prensa. “Esto, sumado a las altas temperaturas y a las bajas precipitaciones, crearon las condiciones perfectas para un desastre de estas proporciones”.

Aunque en la propagación de incendios juegan otros factores, como el tipo de vegetación, el manejo del fuego y el cambio de uso del suelo, el estudio de WWA específicamente se concentró en cómo el cambio climático influye en las condiciones meteorológicas que benefician la propagación de las llamas, no en los incendios forestales en sí mismo. Pero, incluso así, llegó a la conclusión de que, si la temperatura de la tierra aumenta 2°C para finales de siglo comparado con la era preindustrial, será el doble de probable que este tipo de incendios se produzcan en junio en el Pantanal, repitiéndose “aproximadamente una vez cada 17 años y con un impacto 17% mayor”.

Árboles del Pantanal se incendian en Corumba, el 11 de junio de 2024. Ueslei Marcelino (Reuters)

Cabe recordar que el Acuerdo de París busca limitar el aumento de la temperatura a 2°C y “esforzarse” para que el incremento solo sea de 1,5°C. Así, lo que este tipo de análisis revela es que, incluso cumpliendo la meta, las consecuencias del cambio climático serán drásticas. “A medida que las emisiones de combustibles fósiles calientan el clima, el humedal se calienta, se seca y se convierte en un polvorín. Esto significa que los pequeños incendios pueden acelerarse rápidamente hasta convertirse en devastadores, independientemente de cómo se inicien”, recordó también Clair Barnes, investigadora del Grantham Institute del Imperial College de Londres y coatora del documento.

Para llegar a estos datos el equipo analizó el comportamiento histórico de variables como la temperatura máxima, la humedad relativa, la velocidad del viento y las lluvias en el Pantanal. Luego las cruzaron con modelos climáticos que les arrojaban cómo habían sido alteradas por el aumento de la temperatura promedio de la tierra. El resultado, dicen, no fue tan inesperado, ya que en junio de 2024 casi todas estas variables — menos la humedad relativa ― habían superado récords previos.

Lo preocupante, además, es que el Pantanal sigue bajo el fuego. Y como señaló Barnes, si junio – que no suele ser una temporada de incendios – fue drástico, “se espera una tendencia similar para los otros meses”. Julio pareció dar un respiro, pero en lo que va de agosto ya hay ciertas alertas. Para el 6 de agosto se registraban 536 puntos de calor de un total de 1.899 que se han identificado en lo que va del mes.

Los restos de un caimán calcinado tras el incendio en el Pantanal brasileño, en la ciudad de Miranda, en noviembre de 2023. Isaac Fontana (EFE)

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