Las inundaciones en el sur de Brasil dejan un reguero de destrucción y caos
El presidente Lula anuncia ayudas económicas para los afectados por una crisis que ha causado 108 fallecidos y 136 desaparecidos
Las gravísimas inundaciones que afectan al Estado de Rio Grande do Sul (Brasil) han causado una devastación inédita. El 80% del territorio está bajo el agua, se han perdido 108 vidas y 136 personas siguen desaparecidas, según el último balance difundido este jueves. Hay cerca de 1,5 millones de damnificados en el territorio golpeado por las inundaciones, en la frontera con Uruguay y Argentina. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva ha anunciado medidas de ayuda económica para familias, trabajadores y empresas con anticipo del pago de ayudas sociales y facilidades para el crédito por valor de 50.000 millones de reales (9.000 millones de euros). Mientras, prosiguen los rescates. El más espectacular, el de un caballo que logró subirse a un tejado para refugiarse, que las televisiones han emitido en directo. Aunque el agua ha empezado a bajar muy lentamente, la distribución de suministros básicos aún es muy complicada.
Además de la pérdida de vidas, más de 165.000 personas han tenido que ser desalojadas de sus casas y otras 65.000 se han quedado sin sus viviendas, según el balance de Defensa Civil, con lo que no tienen a dónde regresar cuando pase lo peor de la crisis. Los que han podido han recogido unas pocas cosas y se han trasladado a la costa o a zonas altas. El agua del lago Guaíba, al que se asoma la capital estatal, Porto Alegre, ha empezado a bajar lentamente. Ha descendido a los 4,95 metros, por primera vez estos días por debajo de los cinco metros. Pero parte de la ciudad (de 1,3 millones de habitantes) sigue sumergida por una inundación que es la peor desde 1941.
Cientos de agentes de policía, bomberos, militares y voluntarios siguen trabajando en las tareas de rescate de los miles de personas que siguen incomunicadas por el elevado nivel del agua y que empiezan a sufrir con la falta de víveres.
Solo el paso de los días y de las horas ha permitido ir vislumbrando progresivamente la magnitud de los gravísimos estragos causados por el temporal de lluvias que empezó el 30 de abril. Un temporal que estaba anunciado, pero que fue más persistente y grave de lo previsto. Desde el primer momento, el gobernador de Rio Grande do Sul, Eduardo Leite, pidió ayuda al Gobierno federal y avisó de que iba a ser necesaria una operación de guerra. La cifra de fallecidos y de desaparecidos no ha dejado de aumentar. Las inundaciones y sus efectos han afectado a prácticamente todos los municipios del Estado.
El regreso de fuertes lluvias obligó a suspender este miércoles por tarde las labores de salvamento en Porto Alegre, donde aún hay barrios completamente inundados. A las siempre desoladoras e impactantes imágenes de este tipo de desastres, se unen en esta ocasión algunas inéditas, como la de un caballo llamado Caramelo sobre un tejado en un área completamente anegada o los estadios de fútbol con el césped convertido en una piscina de lodo. El aeropuerto de Porto Alegre estará cerrado al menos hasta fin de mes, así que las avionetas que llevan suministros están aterrizando en trechos de carretera.
El Estado es un importante polo agropecuario y ya sufrió el año pasado fenómenos climáticos extremos. En el último año, esta es la tercera inundación mortal, también la peor. Pero además, la región sufrió un poco habitual ciclón extratropical. Y los tres años anteriores fueron de una grave sequía.
La catástrofe ha generado una ola de solidaridad enorme que ha movilizado a los brasileños, desde los más humildes a los más famosos, como la modelo Gisele Bündchen, que nació en Rio Grande do Sul, o el youtuber Felipe Neto. Pero también grandes empresarios como Tim Cook de Apple, o Elon Musk, que ha anunciado que donará mil antenas de Internet Starlink para ayudar a los socorristas en las tareas de rescate.
Los meteorólogos recalcan estos días que este tipo de eventos climáticos extremos van a ser cada vez más frecuentes e intensos a causa del calentamiento global. Y los ambientalistas han recordado que este tipo de estragos son también consecuencia del debilitamiento de las normativas ambientales. El presidente Lula afirmó el miércoles, durante un acto para presentar inversiones en áreas de infraestructura y prevención de desastres naturales, que esta tragedia climática es “un aviso para el mundo” y “una factura que le está pasando el planeta” a la humanidad.
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