Los desafíos del sector financiero en la crisis climática
Es necesario entrar con fuerza al momento de las propuestas proactivas de parte de empresarios e inversionistas, y también de las regulaciones coherentes para dirigirnos a economías carbono neutrales y resilientes
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Muchos de nosotros contamos con seguros de vida o fondos de retiro a los que destinamos una parte de nuestro salario cada mes, pero rara vez conocemos cómo están siendo invertidos esos fondos. Simplemente confiamos en que, cuando llegue el momento de necesitarlos, los recursos estarán disponibles y que, de algún modo, el sistema financiero los invierte, pero no sabemos en qué ni bajo qué políticas o normativas lo hace.
De hecho, al final de la resolución marco de la COP28 se encuentra un párrafo que hace un llamado a la acción a Gobiernos, bancos, inversionistas y otros actores financieros para que utilicen la divulgación climática como un paso fundamental hacia el acceso al financiamiento climático en todas las regiones y sectores, es decir, que los usuarios sepan con claridad qué hay detrás de sus ahorros e inversiones. Este llamado representa un reconocimiento a nivel global de la necesidad urgente de coordinar esfuerzos con entidades privadas para agilizar la creación constante de nuevas e innovadoras fuentes de financiamiento para la acción climática.
Por esta y más razones, los resultados de la Iniciativa de Divulgación de Activos Climáticos de América Latina -Lacadi, por sus siglas en inglés-, en conjunto con expertos del Consejo Internacional de Normas de Sostenibilidad -ISSB, por sus siglas en Inglés-, sobre el avance de 48 inversionistas institucionales (nueve fondos de pensiones, 17 aseguradoras y 22 gestores de activos) de Colombia, México y Perú, en el denominado Ranking LACADI 2023 sobre el estado de implementación de las recomendaciones internacionales en divulgación climática, son importantes para identificar las necesidades de capacidad y acompañamiento para lograr que inversionistas latinoamericanos hagan visibles los riesgos y oportunidades que el cambio climático presenta en sus portafolios. En Colombia, los participantes en el ranking representan el 21% de los activos de pensiones y aseguradoras, mientras que en México alcanzan el 19%, y en Perú, el 90% de los activos reportados.
Según los hallazgos del ranking, 78% de las administradoras de fondos de pensión (AFP), 35% de las aseguradoras y 68% de otros gestores de activos en Colombia, México y Perú no consideran los riesgos climáticos en su planificación financiera. En un mundo donde los impactos del cambio climático son cada vez más evidentes, el destino de nuestras inversiones y la responsabilidad de estos actores financieros deberían ser preocupaciones prioritarias, tanto por los riesgos financieros que los efectos de la crisis climática suponen, como por las oportunidades que trae un escenario como la descarbonización de portafolios.
En América Latina, empresas e inversionistas se han venido preparando en estos esfuerzos de divulgación; sin embargo, este ranking identifica que la información que está presentando el sector financiero de la región no es lo suficientemente unificada, trazable y asequible; sumando el hecho de que no puede ser encontrada por los buscadores de inteligencia artificial de los principales analistas porque el idioma español aún no es compatible con estos. Lograr una mejor representación de los esfuerzos de estos actores regionales a nivel global podría redirigir y aumentar los recursos destinados al cambio climático, identificar capacidades en las que se requiere apoyo y aumentaría la confianza en las inversiones, apoyando el desarrollo de nuevos mercados y diversificando la economía.
Entendiendo los retos de posicionar tanto el avance como las necesidades de capacitación y apoyos para los actores financieros de América Latina, el flujo de información desde la región a las instancias globales debería estar basado en una estrategia que logre llamar la atención sobre los hechos de que los sectores financiero y empresarial sí están realizando importantes esfuerzos de divulgación bajo estándares internacionales, hay grandes vacíos aún en la incorporación de los riesgos climáticos en las estrategias de los inversionistas y la región latinoamericana logrará ser vista por la comunidad internacional solo si enfoca sus esfuerzos por trabajar en unidad.
A casi 10 años de la adopción del Acuerdo de París, ya pasó el tiempo de pedagogía y es necesario entrar con fuerza al momento de las propuestas proactivas de parte de empresarios e inversionistas, y también de las regulaciones coherentes para dirigirnos a economías carbono neutrales y resilientes. Para esto, hay que trabajar en tres puntos críticos:
- Trabajar en la definición de nuevos portafolios de inversión limpios, sustentables y descarbonizados como un aspecto que impacta tangiblemente la sociedad.
- Activar oportunidades y alternativas de inversión sostenible que aseguren rentabilidad con el desarrollo de mecanismos y vías concretas que creen mercados de oportunidades alternativas y sostenibles.
- Promover un entorno regulatorio coherente y alcanzable. No hay un detonante más fuerte que la regulación; sin embargo, en el caso de divulgaciones climáticas, el trabajo mancomunado con los regulados es clave y el camino que falta por recorrer es largo.
Ahora que ya lo sabemos, todos nosotros, ya sea como pensionados, asegurados o inversionistas, o consumidores financieros en general, poseemos el poder de impulsar un cambio significativo. Podemos exigir a las entidades financieras responsables de nuestros fondos que inviertan en un futuro seguro. Debemos asegurarnos de que nuestros recursos no se queden atrapados en inversiones obsoletas y que consideren tanto los riesgos como las oportunidades asociadas con la transición hacia energías renovables y tecnologías climáticamente sostenibles. Es el momento de situar a América Latina en la vanguardia de la lucha climática, y esto incluye al sector financiero.