La Unesco convierte las reservas de la biosfera en observatorios de cambio climático
Un estudio de ese organismo de Naciones Unidas advierte de los riesgos climáticos en 15 áreas protegidas de América Latina y el Caribe
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El primer análisis cuantitativo de los impactos y riesgos asociados al cambio climático en 15 áreas protegidas de América Latina y el Caribe tiene conclusiones preocupantes. El estudio, que se ha presentado este martes en Montevideo, advierte de riesgos climáticos en ascenso en cinco geoparques mundiales y diez reservas de la biosfera de la Unesco de la región, donde el cambio climático ha provocado sequías, inundaciones, incendios forestales y deslizamiento de tierras. “Los 15 sitios están experimentando temperaturas más altas y un cambio en los patrones de precipitación”, se lee en el informe Evaluación del cambio climático en las Reservas de Biosfera y los Geoparques Mundiales de la Unesco en América Latina y el Caribe. Si se mantienen las tendencias actuales, advierten sus autores, estos impactos irán en aumento.
Las áreas escogidas para este análisis de la Unesco se encuentran en nueve países: México, Guatemala, Honduras, San Cristóbal y Nieves, Ecuador, Chile, Argentina, Uruguay y Brasil. Fueron seleccionadas por su diversidad geográfica y en total ocupan 1,02 millones de kilómetros cuadrados (una superficie similar a la de Bolivia), donde viven alrededor de 111 millones de personas. Para la Unesco, estas áreas protegidas funcionan como observatorios del cambio climático y pueden contribuir sustancialmente a la política climática nacional e internacional.
Cada uno de los 15 sitios estudiados, asegura el informe, se encuentra expuesto y puede ser impactado por una serie de riesgos climáticos representativos: desde la pérdida de cobertura vegetal por el incremento de las temperaturas y la disminución de lluvias a la posibilidad de pérdida de vidas por inundaciones debidas al aumento de precipitaciones extremas en poblaciones rurales. Los incendios de grandes dimensiones o fuera de control figuran también entre los riesgos más importantes, señala a América Futura una de las coautoras del estudio, Serena Heckler, especialista en Ciencias Ecológicas y de la Tierra de la Unesco.
“Los escenarios en las próximas décadas van a ser mucho más desafiantes”, dice Heckler. Frente a ese panorama, explica la autora, el estudio presenta una metodología para compilar y generar datos de referencia y así facilitar una mayor planificación de riesgos y adaptación al cambio climático. “Para cada riesgo, hay planes que se pueden poner en marcha, pero el primer paso es reconocerlo y saber cuál es su grado de gravedad”, añade. En total se registraron 45 riesgos climáticos prioritarios, identificados a partir de las entrevistas mantenidas con los gestores de los sitios y la revisión de la documentación disponible. De ellos, el estudio evaluó los 11 riesgos más relevantes, como los incendios forestales mencionados.
Los responsables de los sitios subestiman los riesgos
Uno de los aspectos que llamaron la atención de Heckler y sus colegas es que los gestores o responsables de los sitios analizados subestimaron los riesgos que amenazan a sus territorios. En el caso de los incendios forestales, solo fueron identificados como un impacto prioritario en 6 de las 15 áreas, cuando el informe muestra que 13 de ellos presentan un riesgo medio o alto de sufrirlos. “Los incendios forestales representan un riesgo para casi todos los sitios. No importa si son de Chile, México, Ecuador o en el Caribe. A lo largo de la región, los incendios forestales son y serán riesgos importantísimos”, dice Heckler.
Entre los datos presentados por el informe, sobresale la pérdida de más de 14.000 km² de cubierta forestal (bosques) entre 2015 y 2021, de los cuales 2.740 km² se atribuyen a incendios forestales. Además, otros 23.000 km² de los sitios evaluados están en riesgo de inundaciones fluviales impactando sobre 3,3 millones de personas. El estudio sostiene que más de 97.000 km² corren el riesgo de deslizamientos de tierra, con más de 8 millones de personas viviendo en esas zonas. Asimismo, de la evaluación surge que 10,7 millones de personas viven en áreas expuestas a interrupciones del suministro de agua potable.
“Esperamos que este informe sea un llamado a la acción. Ahora transcurre la COP28 —cumbre del clima— y no solo los Gobiernos nacionales, sino todos los actores tienen que entender que el cambio climático impacta en todos los aspectos de nuestras vidas: en el hogar, la economía, los ecosistemas, la agricultura…”, remarca Heckler. Frente a este escenario, la experta hace hincapié en la importancia de la planificación a escala local, que en muchos casos combina la sabiduría ancestral de los pueblos indígenas con el conocimiento científico, a fin de adaptarse y mitigar los impactos climatológicos.
Para ejemplificar lo anterior, Heckler cita algunas de las experiencias llevadas a cabo en las Reservas de la Biosfera analizadas en Honduras y Guatemala. “En Honduras, tenemos ejemplos de buenas prácticas de trabajo con los pueblos indígenas, que con sus conocimientos identificaron indicadores de lluvias intensas para poder armar un sistema de alerta temprana ante posibles inundaciones”. En el caso de Guatemala, continúa, los gestores locales de la Reserva de la Biosfera Maya trabajaron con las comunidades para abordar de manera participativa los incendios, que suponen un riesgo alto para el área protegida y sus habitantes.
Entre las contribuciones de este estudio figura además la elaboración de un perfil climático para cada uno de los 15 sitios analizados, con información básica sobre el lugar y los antecedentes de riesgos climáticos. Cada perfil incluye la climatología histórica, actual y proyectada a partir de datos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático, además de los resultados de la evaluación contenida en el informe. El objetivo de este perfil, acota Heckler, es contribuir a la planificación participativa de la adaptación al cambio climático en cada uno de los sitios analizados.
“El primer efecto buscado con este estudio es que los gestores de los sitios, a nivel local y a nivel nacional, usen estos perfiles para mejorar la planificación de la adaptación. El segundo es que nosotros, la Unesco, podamos usar la metodología para entender mejor los impactos del cambio climático en nuestra red de sitios, no solamente en América Latina y el Caribe, sino por todo el mundo”, añade Heckler. En esa dirección, primero aspiran a desarrollar más evaluaciones de riesgo y perfiles climáticos en las más de 140 Reservas de la Biosfera y Geoparques Mundiales de la Unesco en América Latina y el Caribe. “Si la financiación lo permite”, matiza el informe.