Inaugurando una vergüenza
Colombia cuando cree que sale del abismo termina metido en otro
El corazón no aguantó mucho. Apenas diez días. Y digo el corazón porque así fue como calificó la ministra de Transporte de Colombia al tramo de la carretera que fue inaugurado el pasado primero de junio y que este fin de semana se desmoronó como una tostada a la que se le hace mucha fuerza para esparcir la mantequilla.
“Esto que estamos inaugurando es el corazón del proyecto”, dice y repite la ministra en un video que aparece publicado en sus redes sociales. No lo niego, el proyecto es muy importante: 5 viaductos, 2 túneles y una conexión rápida y necesaria entre la capital del departamento de Santander y Barrancabermeja, el puerto petrolero más importante sobre el río Magdalena.
Eso sí, hay que dejar claro que no es un tramo muy largo. Apenas 25 kilómetros de carretera fueron los que pusieron en funcionamiento a comienzos de este mes. De ahí que la noticia resulte no solo sorprendente, sino también indignante: cerrada la carretera por hundimiento de la banca, lo que en español de quienes no hablamos el idioma de los ingenieros viales significa que el suelo bajo la superficie de la carretera no aguantó y la carretera se vino abajo varias decenas de metros quedando absolutamente intransitable.
¿Qué pasó? Seguro vendrá la correspondiente echada de culpas hacia uno y otro lado. Que el diseño no anticipó esa situación. Que hay una falla geológica. Que los estudios de suelos no fueron los suficientes. Que el constructor se equivocó. Que el interventor no hizo bien su trabajo. Que está lloviendo mucho… Al final de cuentas lo que queda es una postal de la Colombia que nos tocó vivir: un país que cuando cree que sale del abismo, termina metido en otro.
De hecho, esa es la situación que ahora tienen que enfrentar los conductores que pensaban que esa carretera era la solución a sus problemas, pues la nueva vía ayudaba a desembotellar una vieja carretera que desde hace años viene con problemas por los constantes deslizamientos de roca que caen sobre ella y que obligan a constantes cierres. Es más, y aunque usted no lo crea, a la carretera antigua tuvieron que reabrirla apenas se desmoronó la recién inaugurada y ahora hay paso controlado por la policía de tránsito debido a la caída de rocas.
“Es con hechos”, repetían casi en coro el Presidente y la ministra de transporte al momento de inaugurar el proyecto que costó cerca de 1.5 billones de pesos, como queriendo decir que las críticas contra el gobierno son injustas y que con la puesta en marcha de este tipo de proyectos se le cierra la boca a quienes señalan sus errores y fallas. Y sí, es con hechos como este que queda al desnudo la triste realidad que nos tocó vivir.
La ruta del cacao, nombre con el que con cariño bautizaron a esta carretera, es la metáfora del gobierno que quiere mostrar hechos y hechos y más hechos, pero que cuando se mira con lupa comete errores y más errores.
Ojalá la concesionaria que construyó la obra arregle pronto la carretera y el sueño vuelva a ser realidad. Ya aparecerá un cardiólogo que nos diga si ese infarto se podría haber evitado.
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