Sergio Díaz-Granados o el desafío de América Latina

Sergio Díaz-Granados (Santa Marta, 55 años) se declara “optimista por vocación”. Él, que tiene en la cabeza a América Latina, afirma que no hay solución a los problemas del mundo que no requiera de la región. “Lo digo, por ejemplo, por sus sumideros de carbono y su capacidad de producir alimentos. Desde el banco estamos empujando en esa dirección: hablamos de una ‘región solución’”, dice desde su oficina, en Panamá, el presidente ejecutivo de CAF-banco de desarrollo de América Latina y el Caribe, la institución que provee un tercio del financiamiento en desarrollo que llega a la región.

Ese cargo lo mantiene de viaje, asistiendo a reuniones, conferencias y eventos en los 19 países miembros del banco en América Latina y los dos extrarregionales, España y Portugal, así como en otras regiones del mundo. El día antes de esta entrevista, había lanzado en Lima el Reporte de Economía y Desarrollo de CAF, a bordo del buque científico BAP Carrasco, de la Marina de Perú.

Trabaja para cumplir los retos que asumió como líder de CAF, en septiembre de 2021, con 52 años y una exitosa carrera; entre ellos, hacer más eficiente la integración comercial de la región, poner el foco en sus desigualdades (“particularmente en la transmisión intergeneracional de las desigualdades”) y jalonar su desarrollo protegiendo el patrimonio natural. “La región no puede pensar en desarrollarse como lo hacía en el pasado,” dice.

Entre sus logros están el haber conseguido una capitalización de 7.000 millones de dólares, la más grande en la historia del banco, y los encuentros trascendentales que ha generado para la región, como el que sostuvieron en septiembre pasado los ministros de Economía y Finanzas de los países de la Unión Europea con sus pares en América Latina para discutir oportunidades y generar inversiones. Y estas son sus proyecciones: “Para 2026, el banco acompañará los financiamientos que requiere América Latina y el Caribe con 20.000 millones de dólares”, agrega.

Antes de llegar a CAF había sido congresista, viceministro de Desarrollo Empresarial, ministro de Comercio, Industria y Turismo, presidente de la Junta Directiva de Bancoldex y director ejecutivo para Colombia en el Banco Interamericano de Desarrollo, entre otros.

Estudió Derecho en la Universidad Externado de Colombia, en Bogotá. Aquellos años le dejaron una serie de principios y una manera de estructurar su toma de decisiones que lo han acompañado durante 30 años, y le permitieron vivir de cerca la realidad del país, que en la segunda mitad de los 80 era azotado por la violencia.

Recuerda que el día en que conoció la universidad el M-19 se tomó el Palacio de Justicia. “Yo era un estudiante de provincia, de 17 años. Desde el mezanine de la biblioteca –que percibía como un edificio gigantesco porque yo venía de un pueblo– se veía la columna de humo y se oían las bombas. Fue un choque, una aproximación a lo que estaba pasando en Colombia”, contaba en una charla en el Externado, en noviembre de 2021, sobre uno de los momentos más cruentos de la historia moderna del país. Relata también que, en 1990, un par de semanas antes del asesinato de Bernando Jaramillo Ossa, había ido a entrevistar al entonces candidato presidencial de la Unión Patriótica para el naciente periódico de la facultad.

Experiencias como aquellas le hicieron entender que en las manos de la juventud estaba que las cosas salieran bien para el país. No tardó en ponerse a trabajar en ello. En 1994 se lanzó al Concejo de Santa Marta y salió elegido. Le gustaba la política.

Concibe su carrera como la persecución de dos grandes pasiones: la vocación por el servicio público y el profundo interés por las finanzas públicas territoriales y el desarrollo económico. Ambas siguen encendidas y el banco es un escenario ideal para seguirlas desarrollando.

“Creo que la primera responsabilidad de alguien que ocupa un cargo como este, en una institución con 55 años de historia, es entender cómo ha sido su crecimiento, qué ha resultado esencial para ese proceso y cómo se puede potenciar”. Por eso, cuando habla del banco, nunca lo hace en primera persona. “Los logros del banco no son logros de un día. Celebro ese proceso”, afirma, con su usual aire descomplicado y su acento costeño.

América Latina y el Caribe, a su juicio, necesitan hoy un liderazgo que reconozca e incorpore el capital humano de la región (“tenemos la generación con el mayor número de mujeres capacitadas en la historia de América Latina y el Caribe”), busque cerrar las brechas de desigualdad que dividen al continente y proteja el entorno y el capital natural del territorio (“somos la última generación con la responsabilidad de resolver el problema del cambio climático”).

Cristina Esguerra es periodista y filósofa.

*Apoyan Ecopetrol, Movistar y Fundación Corona.