De la risa a la rabia de Benedetti: los cinco minutos que revivieron la reforma laboral y hundieron la consulta popular de Petro
El ministro del Interior, el más poderoso del gabinete, sufrió la peor derrota legislativa del año. Ahora, el Gobierno se prepara para la movilización social, los cabildos abiertos y la huelga general


En solo cinco minutos la política colombiana dio un inesperado giro de 180 grados. Cinco minutos de adrenalina, desorden y mucha frustración para el Gobierno del presidente Gustavo Petro. A las 3.57 de la tarde del miércoles 14 de mayo, la plenaria del Senado aprobó por mayoría absoluta la resurrección de la reforma laboral del Ejecutivo, que la misma institución había hundido en marzo. A las 3.58, el presidente del Senado, el conservador Efraín Cepeda, anunció que se votaría la consulta popular, un mecanismo de participación ciudadana con el que Petro esperaba convocar a las urnas a millones de colombianos para que decidieran sobre los derechos de los trabajadores. A las cuatro en punto, el secretario del Senado anunció que la consulta se había hundido por dos votos: 49 senadores dijeron no y 47 sí. Unos segundos después, la oposición uribista celebraba a los gritos su mayor victoria legislativa. “¡Dios con nosotros! Es un verdadero milagro”, dijo una senadora del Centro Democrático, Paloma Valencia. A las 4.01, el ministro del Interior, Armando Benedetti, golpeaba furioso el escritorio del secretario del Senado. Desencajado, impotente y sin creer lo que estaba pasando, el ministro más poderoso del gabinete de Petro, quien había llegado al corazón del Gobierno para ganar la batalla en el Congreso, estaba sufriendo la peor de las derrotas.
En instantes, Benedetti pasó de la risa a la rabia. Al principio de la votación el ministro estaba tranquilo, alegre, casi celebraba. Durante toda la semana había dicho que tenía los votos suficientes y “hasta de sobra” para ganar. Al final, alegó fraude por la confusión en el voto de un opositor, insistió en que la mesa directiva había cambiado el sentido del resultado y exigió ofuscado que la votación se repitiera. Los senadores del Pacto Histórico tuvieron que contenerlo para que no agrediera al secretario del Senado.
El senador Cepeda, artífice de toda la estrategia para hundir la consulta, levantó la sesión y salió del recinto escoltado por la policía. A los pocos minutos, el presidente Gustavo Petro envió un mensaje desde China: “No se hundió la consulta popular. La hundieron con fraude, como en un 19 de abril de 1970″, dijo el primer mandatario. El mensaje acusaba al presidente del Senado. “Efraín Cepeda sabedor que ingresaban los votos que hacían mayoría, cerró la votación. Estamos ante un fraude y el pueblo debe decidir”. El presidente llamó a la movilización popular. “Propongo de inmediato la reunión de las centrales obreras, la coordinación campesina, las juntas de acción comunal, los comités juveniles barriales y el movimiento indígena para dar el paso siguiente”, decía en su cuenta de X. En privado, por chat, hablaba con Benedetti sobre la posibilidad de convocar a una huelga general.
La semana, que comenzó con un Gobierno ilusionado porque la consulta parecía una oportunidad para canalizar el deseo de la gente por una reforma laboral, concluyó con una derrota que deja al Gobierno sin un norte claro. Este viernes, en una reunión con organizaciones sociales de Barranquilla, Benedetti arremetió de nuevo contra el Senado: “Son unos Cafres, HPs, que actuaron como malandrines, no nos vamos a dejar imponer de una clase dirigente torpe, miope, estúpida”, dijo. Y terminó su intervención con un llamado al paro y a la huelga.
Petro, por su parte, convocó a la ciudadanía a formar cabildos abiertos (una figura constitucional con efectos políticos pero sin capacidades jurídicas), llamó a la movilización popular a todas sus bases, y también instó a la huelga de los trabajadores contra sus empresas para presionar al Senado. “Hay un derecho a huelga establecido para el trabajador en la constitución, desde la huelga por unas horas hasta la indefinida, el pueblo trabajador tiene derecho de exigirle a sus patrones que dejen de financiar congresistas para votar contra sus propios empleados, buscando ganancias fáciles sobre la base de la explotación”, escribió el presidente en uno de los muchos mensajes que ha enviado en los últimos días. Finalmente, anunció que volverá a presentar la consulta popular al Senado.
Esta vez, sin embargo, Petro quiere ampliar las peticiones, y ya anunció que se incluirá una pregunta adicional a las relacionadas con los derechos de los trabajadores. “Que baje el precio de los medicamentos en el país y permita al Estado comprar y producir los medicamentos esenciales y los de las principales enfermedades que padecen las personas”, explicó el presidente.
La rabia del exembajador de Colombia ante la FAO y del presidente de la república no solo es por el resultado en contra, sino por toda la estrategia política de la oposición que terminó por hundir el canal del Gobierno para comenzar anticipadamente la campaña de las elecciones de 2026 y consolidar como propia la bandera de la defensa de los trabajadores. La jugada de la oposición comenzó en la noche del martes. Mientras en la plenaria se debatían los argumentos a favor y en contra de la consulta popular, en los pasillos del recinto tomaba fuerza la idea de revivir la reforma laboral. Si eso pasaba, la consulta “perdería fuerza y razón de ser”, porque el Congreso podría resucitar, discutir y aprobar la reforma laboral original mucho más rápido y sin costos adicionales. Así fue.
Efraín Cepeda entonces violó el acuerdo que tenía con el Gobierno de votar la consulta antes, y puso primero la votación de la apelación de la reforma. La bancada de senadores del Gobierno intentó de todas las formas cambiar el orden del día y aplazar la votación de la reforma, pero no tenía los votos necesarios. Al final, Cepeda abrió la votación y la cerró solo dos minutos después, cuando se dio cuenta de que el No tenía la mayoría. Eso impidió que la senadora Marta Peralta, aliada del Gobierno, llegara a la plenaria para dar su voto positivo. El Ejecutivo también perdió el voto del senador Richard Fuelantala, que estaba indeciso, y de la Senadora del partido Alianza Verde, Angélica Lozano, quien a última hora decidió salirse para no votar.
Ahora, ante la derrota, el presidente Petro debe decidir si apoya con toda la fuerza del Gobierno el trámite de la reforma laboral que arranca este lunes en la comisión cuarta y debe terminar antes del 20 de junio para convertirse en ley, o apuesta de nuevo por la movilización popular, el cabildo abierto y la huelga general para cumplir sus principales promesas de campaña. Benedetti, por su parte, ya no parece lleno de rabia. Pero tampoco se ríe igual.
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