La pelea de los verdes por la presidencia de la Cámara se agudiza, un cargo clave para las nuevas reformas de Petro
La opositora Katherine Miranda, la oficialista Martha Alfonso y cuatro congresistas más han anunciado su deseo de ocupar el segundo puesto más importante del Congreso
La carrera por la presidencia de la Cámara de Representantes para el próximo periodo legislativo, que comienza este 20 de julio, ha agudizado la división en el Partido Verde. A tres semanas de que la plenaria tome la decisión, seis congresistas de diferentes facciones de esta colectividad han expresado su intención de ocupar el segundo cargo más importante del Congreso. En la mañana de este martes, la secretaria general del partido convocó a una primera reunión entre los aspirantes con el objetivo de escoger por consenso solo uno o a dos candidatos. Sin embargo, al término del encuentro no hubo acuerdo. La indecisión interna de los verdes contrasta con la unidad del Partido Conservador, a quien le corresponde la presidencia del Senado, y ya ha anunciado oficialmente que Efraín Cepeda será el elegido.
La pelea para remplazar al liberal petrista Andrés Calle está liderada por Katherine Miranda y Martha Alfonso, dos de las mujeres más visibles del partido en la Cámara, y quienes, pese a ser compañeras de bancada, están en las antípodas políticas. Los otros candidatos son Santiago Osorio, Jaime Raúl Salamanca, Duvalier Sánchez y Wilmer Castellanos, quien fue el último en anunciar su intención. Al final, el elegido por la mayoría de toda la Cámara será determinante para futuro de las principales reformas del Gobierno de Gustavo Petro, que ha tenido en sus éxitos legislativos, como la reforma tributaria de 2022 y la pensional de 2024, sus mayores victorias en la primera mitad de su cuatrienio. Todas las propuestas pendientes, y cualquiera nueva, deberán pasar por la Cámara. La reforma laboral, por ejemplo, tendrá allí su próximo debate.
El presidente de la mesa directiva es importante porque tiene la potestad de establecer el orden del día, manejar los debates y determinar las reglas de las sesiones. En la práctica, puede escoger a qué proyectos les da prioridad y cuáles aplaza o deja sin debatir. Por eso, para el Gobierno es necesario mantener en el cargo a un aliado, como lo tuvo con David Racero durante el primer año de Congreso, y con Calle en el segundo. De los seis candidatos, solo Katherine Miranda ha declarado que busca una presidencia independiente del Ejecutivo. “Mi presidencia será garantista con todos los partidos y movimiento políticos. Por tanto, ni soy de oposición, ni de gobierno. Será una presidencia independiente”, dice en diálogo con EL PAÍS.
Miranda fue elegida en 2022 con una de las votaciones más altas del Verde y apoyó en campaña al presidente Petro, pero poco a poco se ha ido alejando de su Gobierno, hasta convertirse en una de sus críticas más visibles. Se opuso con vehemencia a la reforma a la salud, que justamente lideraba Martha Alfonso, y no apoyó la reforma pensional en el último debate. Su discurso de campaña para la presidencia de la Cámara ha consistido, sobre todo, en mostrarse como la opción más lejana a Petro y así ganar los votos de la oposición, hasta ahora minoritaria en una Cámara en la que tienen presencia ocho partidos grandes y doce partidos más con máximo tres curules. Miranda reconoce que tiene el apoyo fijo del Centro Democrático y de Cambio Radical, las dos bancadas opositoras y que suman 34 de los 187 votos, pero sigue en la búsqueda de apoyos en las demás colectividades ajenas al petrismo. “He tenido la oportunidad de reunirme con distintos partidos, se trata de brindar garantías a todos”.
En el otro espectro ideológico están los congresistas más cercanos al proyecto político de Petro, que en los últimos días han hecho pública su aspiración. El presidente, hasta ahora, no ha dado su guiño por ninguno; la bancada de su coalición, el Pacto Histórico, tampoco. Se espera que en los próximos días mantengan reuniones para llegar a un acuerdo que les garantice ir a la votación unidos, con sola candidatura para enfrentar a Miranda. Si no llegan a un consenso antes de la plenaria, se puede repetir lo que pasó el año pasado con la presidencia del Senado, justamente con la bancada verde: tres candidatos de centroizquierda o izquierda se dividieron los votos (Angélica Lozano, Inti Aspirilla, Ariel Ávila) y ganó Iván Name, con el apoyo de los partidos tradicionales y opositores al Gobierno.
De los candidatos más alineados con el Gobierno la representante Martha Alfonso fue la primera en lanzarse al ruedo. Anunció su candidatura días después de que la Cámara aprobara la reforma pensional, que había liderado, y de que la Comisión Séptima salvara la laboral, en la que también participó activamente. “Con nuestro trabajo, la transparencia, el criterio, la razonabilidad en la escucha y el discernimiento de los argumentos en el debate, estamos listas para asumir esta dignidad”, dijo en diálogo con medios de comunicación. Su candidatura ha recibido el respaldo de senadores verdes oficialistas, como Inti Asprilla, y tiene el apoyo de los verdes de su natal Tolima, y de algunas mujeres liberales y de otros partidos independientes. “Estamos buscando los votos uno a uno”, dice un miembro de su equipo. Si fuera por gestión y resultados del anterior año legislativo, lo lógico sería que Petro se decantara por Alfonso, a quien ha felicitado públicamente en varias ocasiones por el trámite exitoso de las reformas.
El representante Santiago Osorio, de Manizales, también está en el proceso de ganarse el respaldo presidencial por medio de su cercanía con la número dos de Petro, Laura Sarabia. En los últimos días se hizo público que el hermano de la directora de la Presidencia trabajó durante varios meses en el equipo del representante caldense. El congresista, quien llegó al cargo gracias al apoyo del grupo político del exalcalde de Manizales Carlos Marín, ha negado que esta contratación le haya traído beneficios especiales con el alto gobierno.
Por su parte, el representante Duvalier Sánchez, del Valle del Cauca y quien oscila entre la oposición y el apoyo al Gobierno, se lanzó después de que Alfonso y Miranda hubieran anunciado su intención. Con la posibilidad de ganar como una opción intermedia, ha impulsado encuentros entre sus compañeros para alcanzar una candidatura única. Han dialogado, pero ninguno ha cedido. “La política es el escenario del diálogo, estoy seguro de que nuestras motivaciones para aspirar al cargo son genuinas y orientadas al fortalecimiento de la democracia. No es necesario caer en las profundas divisiones que suelen generarse por el interés en ganar la nominación. Si nos damos el espacio, podríamos fijar unas reglas claras, un cronograma de reuniones e incluso buscar un consenso o una votación interna transparente”, escribió Sánchez en su cuenta de X, antes del primer encuentro fallido.
Los últimos parlamentarios en oficializar su candidatura han sido los boyacenses Jaime Raúl Salamanca y Wilmer Castellanos, ambos cercanos al Gobernador Carlos Amaya. Salamanca publicó la semana pasada una carta dirigida a los copresidentes del partido en la que confirma su aspiración. Antonio Sanguino, antiguo senador del Verde, lo respalda: “En un momento crucial para avanzar en las reformas pendientes que el país reclamó en el estallido social del 2021 y votó mayoritariamente en el 2022, garantizando independencia y equilibrio de los poderes públicos, pero acogiendo el criterio de cooperación armónica entre los mismos, la Cámara debe ser presidida por un verde con la coherencia y el talante progresista Jaime Salamanca”, escribió Sanguino. Castellanos, por su parte, confirmó su candidatura durante la última reunión del Partido Verde. En diálogo con Caracol Radio dijo que varios de sus compañeros congresistas de diferentes comisiones y de diferentes bancadas habían sugerido su nombre. “Tengo muy buenas relaciones entre los congresistas de los partidos de Gobierno, pero también con los partidos de oposición. Yo la verdad soy muy conciliador, pues yo propongo, construyo”.
Por ahora nada está definido. A la espera de la bendición del presidente y con tres semanas hasta el 20 de julio, no es claro quién será el contrincante de Katherine Miranda en la carrera por la presidencia de la Cámara. Lo único cierto es que el Partido Verde, un trípode con un pie en el Gobierno, otro en la independencia y otro en la oposición, sigue igual de dividido que hace un año, cuando asumió la presidencia del Senado.
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