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Petro no es Biden: diferencias de dos presidentes con megáfono

El presidente colombiano defiende que su presencia en las marchas pro Gobierno es similar a la participación del mandatario de Estados Unidos en un piquete en Detroit

Inés Santaeulalia
joe biden y gustavo petro
Joe Biden habla con un megáfono, este martes en Bellville. Gustavo Petro habla al finalizar la marcha en apoyo a su Gobierno en Bogotá.REUTERS / EFE

Estados Unidos, la primera economía del mundo, sirve siempre como excusa, para bien o para mal. Y algo así debió de pensar hace unos días el presidente Gustavo Petro cuando, en medio de las críticas por su apoyo a las marchas pro Gobierno de este miércoles, vio a su homólogo estadounidense, Joe Biden, con un megáfono en la mano. “Los presidentes debemos encabezar la movilización social para lograr las transformaciones que requiere el mundo”, tuiteó emocionado ante la presencia de Biden en una huelga del motor en Míchigan. El hecho, aunque insólito en Estados Unidos, poco o nada se parece a los actos que protagonizó este miércoles Petro en Bogotá. Más allá de que todo acto es político y de que ambos presidentes se calzaron una gorra negra ―Biden del sindicato UAW y Petro la de Presidencia―, las diferencias de los hechos impiden cualquier paralelismo.

Política directa y política indirecta

Pensar que Biden acudió el martes a la huelga del sindicato United Auto Workers (UAW), el más poderoso e influyente de Estados Unidos, contra General Motors, Ford y Stellantis solo para dar su apoyo a los trabajadores puede sonar demasiado simplista. Ningún acto de un político, y menos de un presidente, se deja nunca al azar. El demócrata, inmerso ya en una campaña por su reelección, decidió romper su actividad corriente para participar en un acto subversivo e insólito para un mandatario estadounidense con el que, además de sorprender, busca recabar nuevos apoyos, sobre todo cuando la UAW aún no ha pedido el voto para nadie en las elecciones de 2024. Biden, en ningún momento, lo pidió de forma directa y ni siquiera mencionó nada más allá que la lucha de los trabajadores por las mejoras salariales. “Manteneos firmes. Os merecéis un aumento considerable y otras ventajas”, les dijo. Quince minutos después, el presidente había desaparecido de un piquete que con su presencia dio la vuelta al mundo.

Si Biden buscó la oportunidad de la huelga para hacer política, Petro creó la movilización para darse apoyo. Si Biden apoyó una lucha sindical contra empresas privadas, Petro abonó una línea de defensa a sí mismo. Las marchas de este miércoles en Colombia se convocaron “por la vida”, el nuevo mantra del presidente colombiano para referirse a un futuro feliz, sostenible e igualitario que depende del cambio político que su Gobierno pueda hacer en el país. Aunque la movilización nació del sindicato de educación, FECODE, el Gobierno nunca tuvo la menor intención de mantenerse al margen. La presencia de Petro como colofón en Bogotá estuvo prevista desde el primer momento y durante toda la semana se alentó a la participación de las bases del petrismo y los apoyos tradicionales del presidente desde las cuentas oficiales del Gobierno, que incluso financió un concierto en la plaza en la que habló el presidente.

La procuradora general había solicitado que las marchas nacionales no sirvieran de “plataforma de impulso a alguna candidatura”, teniendo en cuenta que las elecciones locales y regionales son el próximo 29 de octubre. Aunque en Bogotá, Gustavo Bolívar, candidato del Pacto Histórico, participó en la movilización, Petro mantuvo que él solo hizo lo mismo que había hecho Biden unas horas antes: “Aquí una procuradora dice que no puedo ir a la marcha convocada por los trabajadores. Miren qué pasa en EE UU”.

Organización y paracaidismo

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La Casa Blanca actuó en modo ninja. Antes de un acto que tenía programado en San Francisco, el presidente aterrizó en Detroit y se dirigió, en medio de una inmensa caravana de seguridad, hacia un lugar que no había sido revelado por la Casa Blanca. En cuestión de minutos, Biden estaba en medio de un piquete de un centro de distribución de General Motors en el condado de Wayne, donde con un megáfono y una gorra del sindicato, subido a una discreta tarima de madera, alentó a los trabajadores, impresionados por su presencia. El resultado, más allá del enfado de las empresas señaladas, fue calificado de histórico. “Este es un momento histórico: la primera vez que un presidente de Estados Unidos en ejercicio se une a los piquetes”, dijo emocionado el presidente de la UAW.

En Colombia nada quedó al azar. Ministros, presidente y vicepresidenta difundieron la importancia de llenar las calles durante los días previos. Incluso desde el Gobierno se difundieron los diseños de las camisetas que invitaban a usar a los manifestantes. Quien marchaba en Bogotá, sabía que al final escucharía a Petro, y aunque su presencia se puso en duda a última hora, el presidente dio un discurso político rodeado de personas en un escenario al que no le faltaba detalle, con un sistema de sonido preparado para entretener a los asistentes con el concierto de varios grupos musicales.

Defended al Gobierno o luchad por vosotros

Lo que en el caso de Biden podría definirse como unas palabras de aliento a los huelguistas ―“Ahora les va increíblemente bien [a las empresas]. Y adivina qué: a vosotros también debería iros increíblemente bien”―, en el de Petro es más justo hablar de discurso. Durante 40 minutos, el presidente colombiano pidió a los concentrados mantener la movilización en defensa del Gobierno: “La estrategia es movilizar al pueblo, movilizar y movilizar. Querer defender la vida es defender el cambio, por eso esta movilización tiene el fin de defender las reformas que se han presentado”. Y ahí estaba, en esencia, la razón de estas marchas, a las que Petro dice que asistió en apoyo de unos trabajadores que salieron a la calle para apoyarlo a él. “Petro, amigo, el pueblo está contigo”, coreaban en Bogotá, tan lejos de los gritos de Detroit: “¡Sin acuerdo no hay ruedas! ¡Sin paga, no hay piezas!”.

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Sobre la firma

Inés Santaeulalia
Es la jefa de la oficina de EL PAÍS para Colombia, Venezuela y la región andina. Comenzó su carrera en el periódico en el año 2011 en México, desde donde formó parte del equipo que fundó EL PAÍS América. En Madrid ha trabajado para las secciones de Nacional, Internacional y como portadista de la web.

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