El reencauche electoral de la oposición arranca por Medellín

“En octubre no serán unas elecciones regionales, será un plebiscito para salvar al país”, dijo hace 10 días el excandidato presidencial Federico Fico Gutiérrez. El exalcalde de Medellín, que acaba de lanzar un partido propio y ha dicho que “hay una posibilidad muy alta” de que aspire de nuevo al cargo, recibió el apoyo de la derecha uribista en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2022 e hizo campaña cabalgando sobre las críticas a Gustavo Petro. Una semana más tarde, en la misma ciudad, el exvicepresidente Germán Vargas Lleras señaló algo similar: “Las elecciones de octubre deben que ser un minirreferendo regional en contra del llamado gobierno del cambio”, dijo este jueves en un encuentro con decenas de militares del partido que lidera, Cambio Radical, y lo reflejó en sus redes sociales.

La coincidencia entre dos de las figuras más visibles de una oposición que no tiene un líder único ni claro es doble: la campaña que plantean es una que busca consolidar a la oposición, y el lugar para iniciarlo es Medellín.

En el caso de Gutiérrez esa segunda opción es obvia, pues allí vive, allí ha hecho política, allí tiene su base política. Elegido alcalde en 2015 con una campaña que navegó en la opinión de centroderecha, en ella venció sorprendentemente al uribista Juan Carlos Vélez, mordiendo buena parte del electorado de la derecha pero también el que antes había elegido al centrista Sergio Fajardo. Dejó la Alcaldía con una popularidad alta (el 84% de los encuestados por la Invamer Poll aprobaba su gestión), se lanzó a las presidenciales de 2022 por firmas, ganó la consulta de candidatos de la derecha y terminó de tercero, con poco menos del 24% de los votos. Pero ganó en un departamento: Antioquia. Y en su capital, Medellín, arrasó con el 64% de los votos. Sumaron tanto su discurso antipetrista como su antioqueñidad.

La elección de Medellín es menos obvia en el caso de Vargas, y fue más fortuita. Presidente de uno de los dos partidos nacionales que se declararon en oposición al Gobierno desde que Petro llegó al poder en agosto pasado, con su regreso a la arena política en marzo el fallido candidato presidencial de 2018 ha iniciado una gira por el país para ir organizando su estrategia electoral. Había pasado ya por Montería, Neiva, Bucaramanga, Ibagué y Cali, criticando en todos lados al Gobierno y varias de sus políticas, encabezadas por la reforma a la salud. Pero fue en Medellín donde esas giras se hicieron más notorias, en buena medida por las críticas que le hizo al expresidente Álvaro Uribe, antioqueño y quien como líder de la derecha colombiana durante 20 años estaba llamado a ser la cabeza de la oposición, pero ha optado por mantener un tono menor ante Petro.

“No hemos entendido la actitud del doctor Álvaro Uribe, tan beligerante en otras épocas y tan silencioso cuando más lo necesitamos”, dijo Vargas en uno de sus encuentros políticos. “He sido beligerante frente al Gobierno del engaño, 2010-2018, elegido por Odebrecht y que le entregó el país a la Farc. Fueron muy beligerantes e informados para que me encarcelaran(...). Hago oposición en la calle a las tesis y reformas del actual Gobierno”, ripostó Uribe desde su cuenta de Twitter.

Ese intercambio puso el foco sobre la presencia de Vargas en Medellín y sobre sus otras declaraciones, de un tono más usual contra el Gobierno. Y así lo ubicó en una ciudad en la que Petro solo obtuvo el 24% de los votos en la primera vuelta y el 34% en la segunda, pero que tiene un alcalde alineado con el presidente: Daniel Quintero, elegido de manera sorpresiva en 2019. El mandatario local ha sostenido una fuerte puja con buena parte del empresariado de Medellín y con varios sectores sociales, y tiene una impopularidad inusitada para la ciudad. En la Invamer Poll, que pregunta por los alcaldes de Medellín de forma periódica desde 1994, ningún mandatario había tenido más desaprobación que aprobación hasta su llegada, y en la más reciente encuesta el dato negativo llega ya a un 57%.

Eso crea una oportunidad grande para la oposición. El encuestador Martín Orozco, gerente de Invamer, explica que en las elecciones locales los votantes deciden por su postura frente a asuntos o liderazgos de la cuidad o el pueblo, más que por motivos de la política nacional. Con el bajo apoyo a Quintero y la baja votación de Petro en la ciudad, eso significa que elegir a Medellín como medidor del rechazo a Petro ayuda a la oposición.

Para el estratega político Augusto Reyes el peso de lo local es preponderante pero el debate nacional sí incide en la decisión. “El factor Petro va a pesar”, argumenta. Y da como ejemplo a Medellín. “De ahí que Vargas Lleras lanza el mensaje en Medellín de que apoya a quien se oponga a Petro”. Para Reyes, ese tipo de mensajes ayuda en la exacerbación de emociones, en este caso sumando el rechazo a un presidente y a un alcalde poco populares en la ciudad.

De hecho, Vargas y Gutiérrez están alineados. Según contó El Tiempo, en uno de sus encuentros en la capital de Antioquia, Vargas le hizo un guiño al exalcalde. “Preguntamos por la intención de voto en la ciudad de Medellín y esto nos reconforta(….). El exalcalde Fico Gutiérrez, 44 %. De manera que aquí venimos a la bancada de Cambio Radical a sumarnos este esfuerzo”, afirmó. En paralelo, se este viernes se conoció otra encuesta de candidatos a la Alcaldía de Medellín, pagada por el Partido Liberal y realizada por Invamer. En ella Fico aparece como claro puntero, y candidato por vencer: entre los encuestados que dijeron que probablemente votarán y que tienen definido su voto, el 61% lo haría por él. Lo sigue el candidato de Quintero, su exsecretario Juan Carlos Upegui, con el 11%. Y el 46,5% votaría “por el que diga Federico Gutiérrez” contra el 17% que apoyaría al “que diga Daniel Quintero”.

Faltan poco más de cinco meses para las votaciones, y la dinámica política de Medellín puede cambiar. Pero la oposición ya eligió a esa ciudad como el primer bastión a partir del cual recuperarse después de la fuerte derrota nacional en 2022. Lograrlo depende en buena medida de lo que ocurre.

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