Petro admite que se equivocó y afirma que los niños perdidos en la selva no han sido encontrados: “Lamento lo sucedido”
El presidente se desdice después de ilusionar a todo el país y asegura ahora que la prioridad absoluta es dar con los tres menores y un bebé perdidos en la Amazonía
Todo se ha tratado de un enorme y doloroso malentendido. El presidente Gustavo Petro ha admitido que se equivocó y reconoce que los cuatro niños desaparecidos en la selva desde hace dos semanas no han sido encontrados, a pesar de que él se lo anunciara ayer al país. “Lamento lo sucedido. Las Fuerzas Militares y las comunidades indígenas continuarán en su búsqueda incansable para darle al país la noticia que está esperando. En este momento no hay otra prioridad diferente a la de avanzar con la búsqueda hasta encontrarlos. La vida de los niños es lo más importante”, ha rectificado Petro en su cuenta de Twitter.
El anuncio que hizo el presidente en la tarde del miércoles emocionó a toda Colombia. Era la historia de un milagro: los niños indígenas desaparecidos tras un accidente de avioneta en el que murieron tres adultos —entre ellos, la madre de todos ellos— estaban sanos y salvos después de 17 días perdidos en el Amazonas, en la región del Caquetá. Al presidente le había informado el instituto de Bienestar Familiar (ICBF), la organización encargada de la protección de los menores. Esta institución había recogido la información que le proporcionaron miembros de esas comunidades remotas de la zona, que aseguraban que los menores habían sido encontrados con vida y estaban bajo su custodia. El mal tiempo y la crecida del río provocaban que no pudieran ser enviados a las autoridades. Petro compartió la historia en redes con entusiasmo, dándola por buena. En realidad, no había sido contrastada y durante todo el día cundió la sospecha de que podía ser falsa, ya que las Fuerzas Militares eran escépticas.
Esta no es la primera vez que Petro informa a la nación de algo que no es cierto. El 1 de enero de este año dio a conocer que el ELN, la guerrilla con la que negocia un proceso de paz, había aceptado un alto el fuego. En verdad no había tal. Los guerrilleros, muy molestos, desdijeron al presidente en público y aún hoy ese acuerdo no ha sido alcanzado. La familia de los cuatro niños también ha expresado su rabia y dolor por lo que está sucediendo. “La salud física y emocional no es un juego que pueda ser borrado y/o fácilmente olvidado”, se lee en un comunicado que han emitido, en el que piden a las autoridades que continúen la búsqueda, aunque sin falsas esperanzas.
La directora de Bienestar Familiar, sin embargo, aún mantiene que existen indicios fuertes de que los chicos están vivos. Astrid Cáceres dijo en una entrevista con Caracol Radio que una fuente le aseguró que los niños habían sido identificados. “Nosotros preparamos nuestros equipos e informamos a los equipos de Gobierno y está todo a la expectativa, el nivel de precisión que recibimos de los detalles nos da mucha ilusión y estamos esperando ese contacto porque la comunicación satelital se rompió y no han podido volver a contactarse con el grupo que se encontraba con ellos”.
Lo que sabe es que los menores “están bien”, aunque con algunos rasguños. Le aseguran que han vivido “días muy complejos, pero que se han movido por el territorio”. Pertenecen a la comunidad huitoto y están acostumbrados a moverse por la selva. Todos estos datos ―tan concretos, como remarca― es lo que hacen que se mantenga la esperanza de encontrarlos vivos. La buena noticia se podría dar cuando se logre establecer comunicación con las comunidades que dan por hecho que los niños están bien.
Los menores viven en Araracuara, también en el Amazonas. Se subieron a una avioneta rumbo a San José del Guaviare, una ciudad a la que es imposible llegar en otro medio de transporte que no sea aéreo o en lancha río abajo. A los mandos de la aeronave, el piloto Hernando Murcia Morales; de copiloto, el líder indígena Hermán Mendoza Hernández, y como pasajera Mucutuy Valencia, la madre de los cuatro menores, de 11 meses, 4, 9 y 13 años. La avioneta, al sobrevolar el Caquetá, sobre el río Apaportis, en plena selva amazónica, reportó el fallo de un motor y minutos después cayó al vacío. No fue encontrada hasta el martes con los cadáveres de los tres adultos en el interior, sin los niños.
Los habitantes de la zona se han quejado de las condiciones de transporte tan precarias que tienen a su alcance. Las avionetas en las que viajan son inseguras y a veces carecen de licencia para transportar pasajeros. La OPIAC (Organización Nacional de Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana) le ha pedido al presidente, la Aeronáutica Civil y la Fuerza Aérea Colombiana que vigile y mejore la infraestructura de los aeropuertos de la región amazónica. “Muchos de los pueblos indígenas nos vemos obligados a hacer uso de aeronaves y pistas sin las condiciones mínimas de seguridad con altos costos”, dicen.
Mientras tanto, sobre el terreno, las Fuerzas Militares encargas de la búsqueda han hallado indicios que les hacen creer que los niños podrían estar vivos. Han dado con un tetero del bebé entre los matorrales, una manzana mordida, unas tijeras y una moña, la goma con la que se recoge el pelo. Los rastreadores, que llevan consigo perros especializados, han llegado a decir que se habían topado con pisadas pequeñas, que podían corresponder con las de los niños. Ahora mismo, encontrarlos se ha convertido en un asunto de máximo interés nacional. El presidente ha asegurado que no hay prioridad mayor en todo el país. De paso, él, que ha criticado recientemente a los medios por difundir noticias falsas, se juega su credibilidad.
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