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La negociación con el ELN se asoma al abismo: “Petro está enfurecido”

El presidente convoca una reunión con los negociadores y los garantes dentro de cinco días, lo que ha levantado algunas críticas por la tardanza

Gustavo Petro
Gustavo Petro, el día de la presentación de la reforma laboral, el 16 de marzo, en Bogotá.LUISA GONZALEZ (REUTERS)
Juan Diego Quesada

Gustavo Petro vive en uno de sus momentos más difíciles desde que es presidente. La negociación con el ELN se encuentra frente al abismo después del atentado cometido esta madrugada por la guerrilla, en la que han muerto nueve militares y otros ocho han resultado heridos. “Petro está enfurecido”, dicen desde su entorno.

El presidente ha convocado a consultas a la delegación negociadora del Gobierno en la mesa del ELN, los países garantes y los acompañantes. Pero la ha agendado dentro de cinco días, el lunes, lo que ha despertado las críticas de algunos involucrados. “Es muy tarde”, señala uno de los implicados en la negociación. “Manda un mensaje equivocado”, resalta otro. Les parece que Petro debería haber convocado una reunión de urgencia para hoy mismo que enviara la señal inequívoca de que se está ante la crisis más profunda que ha vivido el proceso de paz con la guerrilla.

Otty Patiño, el jefe de los negociadores de Petro, asegura que el lunes le dará prioridad absoluta a exigir un alto el fuego y de hostilidades como condición necesaria en el diálogo. Además, cuenta que en los últimos días el ELN ha incrementado su hostigamiento contra la población civil en las regiones de Arauca, Cauca, Chocó y Nariño con “una violación flagrante a las normas del derecho humanitario que dicen acatar”. “Ello lastima la confianza de la ciudadanía en la voluntad de paz del ELN y lacera profundamente la cordialidad en las conversaciones y la implementación del acuerdo”, escribe con dureza Patiño, en un comunicado que ha difundido Petro.

El presidente tampoco ha sido indulgente con el ELN, a quienes ha acusado en Twitter de estar “absolutamente alejados de la paz y el pueblo”. No usaba unas palabras tan duras contra el grupo armado desde que lo comparó con Pablo Escobar, el famoso narcotraficante. En términos parecidos se ha expresado uno de los políticos más importantes en este proceso, el senador Iván Cepeda: “Ni con atentados con explosivos contra soldados ni con voladura de acueductos perpetrados por el ELN avanzaremos a la paz. Por el contrario, nos sumiremos más en el precipicio de la violencia”.

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La oficina del mandatario ha difundido que todas estas críticas no implican “un congelamiento de los diálogos” ni que el Gobierno se vaya a “levantar de la mesa”. El próximo ciclo de conversaciones, con La Habana como escenario, continúa en pie. “Un proceso de paz debe ser serio y responsable con la sociedad colombiana”, ha dicho Petro con ambigüedad en redes sociales.

El presidente ha recibido este golpe cuando atendía a otros asuntos. Se había centrado las últimas semanas en resolver la crisis política venezolana. Viajó a Caracas para hablar con Nicolás Maduro y días después su mano derecha, Laura Sarabia, viajó a Estados Unidos para cerrar los detalles de una cumbre internacional de diplomáticos que se celebrará en Bogotá para discutir ese tema. La negociación de paz parecía seguir su camino con normalidad, después de que hace tres semanas en la Ciudad de México las partes hubieran acordado una agenda de trabajo que servirá de guía para la negociación.

Uno de los implicados en ese diálogo considera que esto puede ser un punto de inflexión para que se cambie la estrategia de negociación. “Y se deje de pelear con los que hicieron el otro acuerdo el de las FARC”, continúa, en referencia a los negociadores de Juan Manuel Santos, que han criticado la labor de los Petro, a los que acusan de conceder demasiado al ELN. Para solventar esas diferencias, este jueves han sido convocados unos y otros en Cartagena para que se vean las caras y discutan todo lo que tengan que discutir.

En el ELN no consideran que esto ponga en peligro el proceso. Pablo Beltrán, el histórico jefe de los negociadores de la guerrilla, ha dicho hasta la saciedad que no hay alto el fuego entre las partes. “Esto es una guerra”, ha recordado. Petro ha buscado desde el principio un armisticio, pero ellos se han resistido. En la agenda de negociación aparece como uno de los temas a tratar en las siguientes conversaciones.

El ataque en una base del ejército de la zona rural del municipio de El Carmen, en el norte de Santander, ha traído viejos fantasmas del pasado. El anterior proceso con el ELN se acabó en 2019, cuando la guerrilla cometió un atentado en una escuela de cadetes en Bogotá en el que murieron 23 personas. Ahora podría haber ocurrido algo parecido, pero Petro no es Iván Duque, el presidente de entonces y quien nunca creyó en la negociación ni tuvo interés en plasmar los acuerdos con las FARC.

El presidente ha mostrado una voluntad absoluta de llegar a un acuerdo. Su Gobierno comparte muchos de los apostolados del ELN, en la mesa están discutiendo la izquierda y la izquierda armada escondida en la selva. Pero, como ha quedado claro con el Clan del Golfo, con quien rompió el cese al fuego, no lo hará a cualquier precio. La paciencia de Petro está siendo puesta a prueba.

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Sobre la firma

Juan Diego Quesada
Es el corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina. Fue miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, en la sede de México. Después pasó por la sección de Internacional, donde fue enviado especial a Irak, Filipinas y los Balcanes. Más tarde escribió reportajes en Madrid, ciudad desde la que cubrió la pandemia de covid-19.

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