Latam entra a competir con Avianca por comprar a VivaAir
La compañía chilena plantea una expansión de sus operaciones en Colombia y se suma al pulso en el que ya estaba JetSmart
La fila de pretendientes para hacerse con Viva Air, la maltrecha aerolínea de bajo costo colombiana, se alarga. Primero fue el truncado proceso de fusión con Avianca. Luego vino el interés de la chilena JetSmart en adquirir el 100% de sus acciones. Hoy se ha sumado la aspiración de Latam, el gran gigante latinoamericano, que ha subrayado en un comunicado oficial: “Consideramos que esta potencial operación sería la mejor opción para fortalecer las condiciones de libre competencia”.
“Independiente de nuestro interés en Viva el proceso con la Aerocivil para la integración de Viva y Avianca continúa”, explica Santiago Álvarez, director de la filial colombiana. “Por eso, para LATAM es fundamental poder hacer un análisis expedito de la situación financiera de Viva. De esta manera podríamos avanzar rápidamente para dar el respaldo que Viva y sus acreedores necesitan en estos momentos”.
Fuentes cercanas a Viva Air, compañía fundada en Medellín en 2009, alegan que el fantasma de la quiebra es latente. Por eso, agregan, hoy toda la atención está centrada en la celeridad de los órganos de control colombianos para dar vía libre a una de las ofertas y evitar el colapso. El pasado viernes, de hecho, Viva informó que se incorporó al mecanismo de salvavidas de recuperación empresarial aprobado por la legislación colombiana para hacer frente a la hemorragia financiera heredada por cientos de negocios tras la pandemia.
La política de expansión del grupo aéreo Latam en Colombia, señala el comunicado de la chilena, aún está sujeto a un “análisis financiero”, así como a un acuerdo “entre las partes y a las aprobaciones regulatorias correspondientes”. Pero la noticia supone una señal de que la compañía, cuyo accionariado incluye a Qatar Airways y a la billonaria familia chilena Cueto, ha superado los golpes por la crisis sanitaria más aguda en un siglo.
Latam informó en junio de 2022 que recibió un crédito por 500 millones de dólares para reestructurar su deuda y salir del proceso de ley de quiebras estadounidense. Cinco meses más tarde, la prensa chilena anunció que había sorteado la bancarrota tras dos años y medio de pesadilla. Viva Air, por su parte, reportó pérdidas por 172.240 millones de pesos (36 millones de dólares) durante el primer semestre del año pasado y la acumulación de varios ejercicios en números rojos la ha llevado al abismo.
Pero a pesar del sombrío balance, el apetito en el mercado por Viva Air no cede. Una historia que empezó en abril del año pasado, cuando Avianca emprendió un proceso de solicitud de fusión para rescatar a la low cost. Ha sido una transacción salpicada por tropiezos. Primero fueron los errores procedimentales del encargado de velar por la libre competencia en el mercado aéreo, la Aeronáutica Civil. Más tarde irrumpieron las objeciones de la Superintendencia de Industria y Comercio con una investigación para esclarecer si la integración se llevó a cabo sin la aprobación del regulador.
Ocho aerolíneas, entre las que se cuentan Latam, la alemana Lufthansa o la española Air Europa, se han opuesto a la fusión entre las dos compañías de bandera colombiana por suponer una potencial amenaza al derecho a la libre competencia en el mercado local. Es una tesis refrendada por la Aeronáutica Civil en un primer veto emitido en noviembre del año pasado donde se apuntaba que la operación sumada de Avianca y Viva acapararía el 93,7% del tráfico doméstico.
Aquella resolución quedó anulada y a la espera de un nuevo pronunciamiento, al igual que en el caso de la Superintendencia de Industria y sus sospechas de que el acuerdo comercial entre Avianca y Viva ya se había consumado de manera irregular. Entre tanto, la plantilla de 1.250 empleados de Viva Air continúa a la espera de que alguno de los tres pretendientes reciba luz verde y obre el milagro de reflotar la operación conformada por una flota de 19 aeronaves y tremendas turbulencias en el horizonte.
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