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El hijo de Petro se reúne con el heredero de un político condenado y enreda la trama electoral de 2023

Nicolás Petro, diputado del Atlántico y jugador clave en la campaña presidencial de su papá en 2022, ha sido criticado por una posible alianza con clanes tradiciones del Caribe

Camila Osorio
Nicolás Petro, hijo del presidente de Colombia, Gustavo Petro.
Nicolás Petro, hijo del presidente de Colombia, Gustavo Petro.rrss

El Pacto Histórico es un movimiento político nuevo que tuvo una enorme victoria cuando Gustavo Petro ganó las elecciones presidenciales en junio del año pasado. En octubre medirá si logra traducir su poder a las elecciones locales que definirán nuevos gobernadores, alcaldes, diputados y concejales. En el Caribe colombiano ya hay un jugador político de apellido llamativo que genera algo de molestias: uno de los hijos del presidente, Nicolás Petro Burgos, diputado en el departamento del Atlántico. Nicolás es el único de los seis hijos del presidente que juega en el escenario electoral y buena parte de su capital político (o todo) se lo debe a su padre.

Esta semana arrancó con una discusión sobre si el diputado e hijo del presidente está construyendo alianzas electorales problemáticas a favor del Pacto Histórico, un movimiento que se identifica como progresista y alternativo a la política tradicional. Eso porque Nicolás aparece en una foto, compartida en redes sociales, junto a Musa Besaile Flores, hijo del exsenador Musa Besaile Fayad y sobrino del senador Jhony Besaile, del partido de La U. La madre de Besaile Flores, Olga Milena Flores, ha sonado como posible candidata del clan a la gobernación del departamento de Córdoba, también en el Caribe colombiano. Entre 2016 y 2019 el gobernador fue Edwin Besaile, hermano del exsenador y del senador.

Allí los Besaile son un poderoso clan político, pero pocos candidatos alternativos y progresistas quieren una foto pública con ellos. Aparte de que siempre han hecho política tradicional, y han sido cercanos a Álvaro Uribe Vélez, la razón principal es que Musa Besaile Fayad ha confesado que fue aliado de grupos paramilitares en 2002, año en el que por primera vez llegó al Congreso, y que más adelante sobornó a magistrados para evitar una captura por ese pacto ilegal. Actualmente está en una cárcel de Bogotá. Su hermano Edwin está imputado por corrupción, motivo por el que la Procuraduría General lo destituyó de su cargo en 2019. Aunque la familia ha mantenido poder en la región, el apellido es hoy sinónimo de clientelismo y corrupción a nivel nacional.

Por ende, parecía ilógico ver a un Besaile y a un Petro posando sonrientes para una foto. Si el primero es heredero de la parapolítica, el segundo lo es de quien denunció la parapolítica en el Congreso. EL PAÍS contactó varias veces al hijo del presidente para preguntarle por la foto, pero no obtuvo respuesta. El diputado publicó un comunicado en redes sociales en el que negó que hubiera una alianza política con la casa Besaile.

“No se puede estigmatizar a una persona por las acciones de sus familiares”, escribe en defensa de Besaile Flores, el hijo y sobrino de congresistas. “El encuentro con el joven fue alejado del escenario político. Se trató de un encuentro amistoso”, añade, explicando que son amigos desde hace varios años. Aunque negara una alianza política, aclara que seguirá teniendo “reuniones con diversos frentes y políticos con el fin de conocer la situación política del departamento”.

Aunque Nicolás hace política en el departamento del Atlántico, donde en 2019 fue candidato a la Gobernación por las fuerzas alternativas que hoy están en el Pacto Histórico, tanto el presidente como la primera dama, Verónica Alcocer, son originarios de Córdoba y Sucre. El abuelo de Nicolás vive en Ciénaga de Oro, una población muy cercana a Sahagún, la ciudad de los Besaile. Así que la posibilidad de que los dos herederos políticos se conozcan desde hace años no es descabellada, así sus padres terminaran en orillas opuestas de la política. “Que toda la clase política termine en la misma fiesta no tiene nada de raro y no quiere decir que son aliados políticos”, dijo a El PAÍS un periodista de Córdoba.

Pero la foto creó discordias familiares y también políticas. Del lado de la familia, fue otra hija de Petro, Andrea, quien criticó a su hermano en redes sociales y ante varios medios. “Pienso que el poder se le subió a la cabeza y mi papá, como cualquier padre, está preocupado por su hijo y decepcionado”, dijo a la revista Cambio. “Nicolás hace las cosas por su lado y antes soy yo la que le avisa a mi papá para que lo tenga en su conocimiento”.

Nicolás es el único hijo del hoy presidente que se ha lanzado a la arena electoral y que ocupa un cargo público. En su campaña a la Gobernación del Atlántico perdió con 191.302 votos contra 687.101 de Elsa Noguera, candidata del clan Char (otra familia poderosa del Caribe). Pero ocupar el segundo lugar le valió para llegar a la Asamblea departamental.

Del lado del Pacto Histórico, las preocupaciones son más discretas. “Es la primera vez que oigo que el hijo de Petro y el de Besaile tienen una amistad de vieja data”, dice una persona que ha sido muy cercana al petrismo en la tierra de Besaile. “La posibilidad de una alianza con esa familia no me gusta ni poquito, creo que sería como seguir alimentando el fuego que nos ha venido quemando en Córdoba desde hace rato”, añade. Habla anónimamente porque no quiere entrar en conflicto con sus aliados políticos del Pacto, pero asegura que los Besaile apoyaron discretamente a Petro en las elecciones presidenciales de 2022, un señalamiento difícil de comprobar cuando —por obvias razones―nadie quiere una foto electoral con el clan. Un político y un periodista de la región le dijeron a EL PAÍS lo contrario: que los Besaile en realidad apoyaron en la segunda vuelta al candidato de la derecha, Rodolfo Hernández. De ese apoyo tampoco hay una foto.

El hijo del presidente fue una de las pocas personas que manejaron la estrategia y la logística de la campaña de Petro el año pasado en la región Caribe (lo hizo junto con el hoy embajador en Venezuela, Armando Benedetti, que es de Barranquilla y fue compañero de los Besaile en el Partido de La U). Pero no ha cultivado un poder político independiente de su padre. Nicolás es lo que en Colombia se conoce como “un delfín” político.

“Él no tiene el carisma ni la inteligencia política del papá, y en 2019 obtuvo la segunda mayor votación a la Gobernación impulsado por el apellido porque él no tenía trabajo político previo”, explica a El PAÍS Laura Ardila, periodista que vive en la capital del Atlántico y ha cubierto la política del Caribe varios años. Nicolás, además, no se ha destacado en los tres años en los que ha sido diputado por algo diferente a hacerle campaña a su papá en su región. Pero el problema más crítico que tiene el petrismo en el Caribe, añade Ardila, es que no ha logrado cultivar liderazgos fuertes para competir en las elecciones locales.

Aunque Petro arrasó en la región en las elecciones presidenciales, la fuerza fue sobre todo su carisma y el petrismo no tiene candidatos que compitan sin el apoyo de clanes familiares o sin el padrinazgo del presidente. “Dependen demasiado de la fuerza de Petro, y pasa lo que pasa con los caudillos: sin un candidato fuerte, es el hijo alcanza a quedar de segundo en una gobernación porque cuenta con la fuerza del apellido”, dice Ardila.

Esta debilidad se notó en las elecciones legislativas. Aunque el Pacto Histórico logró impulsar listas cerradas dependiendo de la figura de Petro, aún así les costó ganarle a los partidos tradicionales impulsados por clanes familiares con una larga trayectoria política en la zona. En el Atlántico el Pacto Histórico sacó para el Senado y la Cámara un poco menos de la mitad de los votos de Cambio Radical, el partido impulsado por el clan Char. En Córdoba, el Pacto Histórico sacó al Senado 5% de los votos frente al 34% de la lista de La U, impulsada por clanes familiares como ‘los ñoños’ y los Besaile.

Aún faltan 10 meses para las elecciones que definirán el mapa político local en Colombia, y muestran si el giro a la izquierda que dio el país en las elecciones presidenciales de 2022 se asienta en las alcaldías y gobernaciones. Nicolás Petro aún tiene algo de tiempo para saber si llevará al Pacto Histórico a ganar con o sin los Besaile del Caribe.

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Sobre la firma

Camila Osorio
Corresponsal de cultura en EL PAÍS América y escribe desde Bogotá. Ha trabajado en el diario 'La Silla Vacía' (Bogotá) y la revista 'The New Yorker', y ha sido freelancer en Colombia, Sudáfrica y Estados Unidos.

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