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Antonio Navarro Wolff: “La paz es necesaria, pero no es suficiente. Se necesita pedir perdón, dar perdón, y entonces reconciliarse”

El expresidente de la Asamblea Constituyente, un sobreviviente que ha conocido el monte, la cárcel y el exilio, reflexiona sobre la situación de Colombia

Entrevista con Antonio Navarro Wolff.Foto: CAMILO ROZO | Vídeo: JUAN CARLOS ZAPATA
Santiago Torrado

Antonio Navarro Wolff (Pasto, 73 años) fue uno de los tres presidentes de la Asamblea Nacional Constituyente que redactó la celebrada carta política que rige a Colombia desde hace ya más de 30 años, el único de ellos que sigue con vida. Al lado del conservador Álvaro Gómez y el liberal Horacio Serpa, Navarro representaba a la Alianza Democrática M-19, el movimiento que surgió de la guerrilla que acababa de dejar las armas y fue entonces la lista más votada. Por momentos le trastabilla la voz, pues después de que le hicieron un atentado con granada le amputaron una pierna y una esquirla dejó comprometida su dicción. En medio de esta entrevista, se golpea la prótesis –toc, toc, toc– para subrayar en su propia piel el valor del perdón, “cuyos efectos son extraordinariamente sanadores”, en un país que busca la reconciliación. Conoció el monte, la cárcel y el exilio. Ingeniero sanitario, ministro de Salud, congresista, alcalde de Pasto y gobernador de Nariño, lo ha sido casi todo en la política colombiana. Actualmente es copresidente del partido Alianza Verde.

Antes que la Constitución, Navarro firmó el que describe con orgullo como el primer acuerdo de paz en la América Latina contemporánea, junto a Carlos Pizarro Leongómez, el último comandante del M-19. Persistió en la palabra empeñada a pesar del asesinato de Pizarro, entonces candidato presidencial, baleado en un avión que volaba entre Bogotá y Barranquilla en abril de 1990, apenas mes y medio después de desmovilizarse. El eme, como se conocía a la organización, también tuvo en sus filas a un joven Gustavo Petro, el favorito de las encuestas para las elecciones presidenciales del 29 de mayo.

P. ¿Cómo definiría el momento que atraviesa Colombia?

R. Un momento electoral en el que pueden llegar a gobernar quienes nunca hemos gobernado este país. Se siente la posibilidad de un cambio importante. Sin poner nombres, las encuestas muestran que la gente quiere el cambio, para decirlo en una sola palabra.

P. ¿Quiénes son los que nunca han gobernado?

R. Me refiero a aquellos sectores alternativos, pues a diferencia de América Latina, donde ha habido un péndulo entre la política tradicional y la política de cambio, aquí eso no ha sucedido. Siempre han gobernado los mismos sectores sociales, políticos, los mismos partidos, desde hace 150 años.

P. ¿Cuál es ese cambio que necesita el país?

R. Colombia tiene primero una desigualdad sumamente grande, hay que disminuir la desigualdad. Su crecimiento económico es insuficiente. La corrupción es un problema bastante generalizado de la vida pública que también hay que dejar atrás. La política hay que mejorarla, hacer una de propuestas y de ideas, y no una de favores y clientelismo. Se necesita también mejorar la seguridad y hay que preservar la vida y consolidar un proceso de paz. No hemos todavía logrado la paz total en este país, y eso se lo merece Colombia hace muchos años.

P. Hay un enorme malestar social, mayoritariamente entre los jóvenes, que se ha manifestado en las protestas de los últimos años. ¿La Constitución de 1991 tiene respuestas para ese malestar?

R. La constitución es un buen marco, es moderna, de avanzada, igualitaria. Pero si no se convierte en leyes específicas, y estructuras de esas leyes y ejercicio de Gobierno, pues se queda como un marco general. La constitución es buena, no hay que cambiarla, hay que aplicarla en el sentido progresista y democrático.

P. Usted ha contado que con Carlos Pizarro habían acordado que, si asesinaban a alguno de los dos, el otro se devolvía al monte. ¿Por qué no lo hizo?

R. Eso conversamos antes de lo que sucedió, hace 32 años ya que mataron a Carlos Pizarro. No lo hice porque la gente no nos dejó; nos rodearon, nos abrazaron, nos dijeron quédense, los necesitamos, los queremos, los apreciamos, los apoyamos. Y eso se reflejó después en la elección de la Asamblea Nacional Constituyente. La Alianza Democrática M-19, que era nuestro partido en ese momento, consiguió el 27 % de los constituyentes, una cosa sin antecedentes para un cuerpo colegiado que no se ha repetido hasta ahora. A Pizarro se lo dije en ese momento desde el corazón: ‘no voy a poder cumplir la palabra porque Colombia no nos deja’.

P. ¿La Constitución del 91 es el fondo un acuerdo de paz?

R. Fue la consolidación de un acuerdo de paz, el marco en el cual se puede volver realidad. Le sirvió no solamente al M-19, que ya había firmado la paz, también al EPL, al PRT, al Quintín Lame. Ha servido además de punto de referencia para otros grupos guerrilleros como las FARC, que firmaron un acuerdo varios años después, y sigue siendo un punto de referencia para todo el que quiera una sociedad más justa, más civilizada y más digna.

Antonio Navarro Wolff, en una imagen de archivo.
Antonio Navarro Wolff, en una imagen de archivo.COLPRENSA

P. ¿Cuál ha sido el legado de la AD M-19?

R. Primero, su papel en la Asamblea Constituyente, que fue importantísima. Demostrar que firmar la paz daba oportunidades de conseguir votos. Y bueno, hoy uno de los candidatos favoritos fue miembro de la Alianza Democrática M-19, que es Gustavo Petro. Mostró que la paz valía la pena.

P. ¿Qué tanto de su paso por el M-19 hay en el Petro de hoy, el que está en campaña presidencial?

R. Yo veo mucha intención de cambiar esta sociedad, de trabajar por la igualdad. Hoy un elemento nuevo e importantísimo es el medio ambiente, estamos frente al cambio climático, ahí está eso también contenido en la Constitución y su desarrollo. Muchas de las cosas que hoy está planteando no solamente Petro, sino los sectores alternativos en el país, tienen que ver con las ideas de cambio del 91.

P. ¿Ve las ideas de Carlos Pizarro en Gustavo Petro?

R. Veo las ideas de la Alianza Democrática M-19 en Gustavo Petro, pero veo también los matices en otros candidatos presidenciales. No es el único que tiene alternativas para cambiar a Colombia. Sergio Fajardo también las tiene.

P. Fajardo fue el candidato a vicepresidente de Antanas Mockus en la ola verde de 2010. En la actual campaña la Alianza Verde ha sido mucho más ambigua sobre sus apoyos. ¿A cuál de las coaliciones está más próxima?

R. La Alianza Verde decidió dar libertad a sus miembros para que escogieran candidato presidencial. Y hoy están con tres candidatos: Gustavo Petro, Sergio Fajardo y una minoría con Rodolfo Hernández, el exalcalde de Bucaramanga. Y hasta ahí llega la libertad de la Alianza Verde, no puede llegar hasta irse con un candidato que es la continuidad, que es más de los mismo. No. Libertad entre los candidatos que representan un cambio.

P. ¿Se refiere a Federico Gutiérrez? Su candidato a vicepresidente, Rodrigo Lara, fue parte de los verdes.

R. Estoy hablando de que por Fico Gutiérrez no estamos autorizados a votar, no puede ser un candidato apoyado por la Alianza Verde, que estamos en contra de él, que es otra versión de lo mismo que nos ha gobernado.

P. Algunos miembros del Partido Liberal han respaldado a Fajardo más allá del oficialismo liberal. ¿Apoya usted a Fajardo más allá de la posición oficial de los verdes?

R. Como soy copresidente del partido quiero mantener una posición neutra frente a la libertad que hay para que cada uno decida por donde apoya a uno de los tres, o Petro o Fajardo o Hernández, nadie más.

P. El centro y la izquierda compiten en estas elecciones. ¿Cree viable una alianza de las fuerzas alternativas?

R. Esperamos que en segunda vuelta converjamos todos en el que pase. Si pasan Petro y Fajardo, sería una seguridad de que va a haber un gobierno alternativo y podría existir la opción de votar por uno o por otro; pero si pasa un alternativo y uno de los tradicionales, estoy seguro de que nos vamos a unir todos para que gane el alternativo.

P. ¿Estas elecciones pueden marcar el fin del uribismo como una fuerza dominante en la política colombiana en los últimos 20 años?

R. Dios lo oiga

P. “Hoy y mil veces, las que sean necesarias, pediremos perdón a todas las familias que perdieron la vida, o que jamás volvieron a ver a sus seres queridos después de esos fatídicos días”, ha escrito usted sobre la toma del Palacio de Justicia, a pesar de que no participó en esa operación, pues se recuperaba en Cuba. ¿Cómo se construye perdón y reconciliación en Colombia?

R. Hay que entender que la paz es necesaria, pero no es suficiente. Se necesita pedir perdón, dar perdón, y entonces reconciliarse. La sociedad tiene que dejar atrás una época muy larga que hemos tenido de violencia en Colombia. Yo mismo, vea –toc, toc, toc–, tengo una prótesis. Me hicieron un atentado en 1985, y ya perdoné a los que me lanzaron esa granada.

P. A pesar del atentado, a pesar del asesinato de Pizarro, usted persistió en el acuerdo firmado.

R. Claro, la única manera de cambiar la sociedad es cambiando uno como persona, y buscando ser aceptado como agente del cambio en la sociedad nueva que queremos construir.

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Sobre la firma

Santiago Torrado
Corresponsal de EL PAÍS en Colombia, donde cubre temas de política, posconflicto y la migración venezolana en la región. Periodista de la Universidad Javeriana y becario del Programa Balboa, ha trabajado con AP y AFP. Ha cubierto eventos y elecciones sobre el terreno en México, Brasil, Venezuela, Ecuador y Haití, así como el Mundial de Fútbol 2014.

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