El humor escandinavo requiere don de lenguas

El cómico islandés Ari Eldjár arranca risas exigentes con su monólogo ‘Pardon my Icelandic’. Una exótica apuesta de Netflix sobre los estereotipos y acentos de unos países nórdicos cultos y políglotas

El humorista Ari Eldjárn, en el monólogo 'Pardon my Icelandic'.

El cómico islandés Ari Eldjárn cuenta que en el colegio aprendió danés, español y francés. No cita el inglés porque su dominio se da por sentado en cualquier país escandinavo. Un danés y un sueco se entenderían cada uno hablando su lengua, pero lo común es que lo hagan en inglés, en el que ambos se sentirán más que cómodos.

El monólogo Pardon my Icelandic es una apuesta exótica de Netflix y funciona, aunque requiere cierta familiaridad con el inglés (sería del todo inviable un doblaje) y alguna curiosida...

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El cómico islandés Ari Eldjárn cuenta que en el colegio aprendió danés, español y francés. No cita el inglés porque su dominio se da por sentado en cualquier país escandinavo. Un danés y un sueco se entenderían cada uno hablando su lengua, pero lo común es que lo hagan en inglés, en el que ambos se sentirán más que cómodos.

El monólogo Pardon my Icelandic es una apuesta exótica de Netflix y funciona, aunque requiere cierta familiaridad con el inglés (sería del todo inviable un doblaje) y alguna curiosidad por la cultura nórdica. Eldjárn arranca bastantes risas con ese filón para el humor que son los estereotipos nacionales, en este caso de países poco explotados. Islandia es un país de 350.000 habitantes; sus hitos son una descomunal quiebra bancaria, una victoria ante Inglaterra en una Eurocopa y haber sido escenario de Juego de Tronos (“¿Qué se acerca el invierno? ¡Si nunca se ha ido!”). A los islandeses les cuesta creerse las series locales de ficción porque todos conocen a los actores. Les divierte que en las vecinas islas Feroe viva aún menos gente.

Ari Eldjárn pasa con ingenio de tópico en tópico. Parodia la forma de hablar de noruegos o finlandeses, incluso hace un chiste sobre cómo es el inglés en boca de los daneses. Lamenta que a Thor, el dios de la mitología nórdica, lo interprete en Hollywood un australiano, Chris Hemsworth, con su peculiar habla. Incluso suelta alguna broma en correcto español, nada de toreros, sino sobre lo bien que jugamos al fútbol.

Europa siempre fue Babel. Con Brexit y todo, el inglés se afianza como lengua franca. Los países pequeños, incluso si están lejos de todo en medio del Atlántico, tienen más incentivos para aprender idiomas, sí, pero ¿tantos y así de bien? Sería buena noticia que muchos españoles pudieran apreciar este humor políglota.

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