Grandes plataformas y naves espaciales: así imaginan internet los niños de ocho años
Un investigador suizo-italiano recopila decenas de dibujos donde los menores retratan el ciberespacio para entender cómo lo perciben y ayudarles a crecer en un mundo digital
¿Cómo dibujaría internet? Retratar el ciberespacio es un reto que desde hace décadas consume incluso a los expertos: se han trazado redes indescifrables, mapas históricos y contadores de un ente cuya complejidad no hace sino aumentar cada segundo. Hay 1.800 millones de páginas web en línea, cada día crece el número de personas conectadas y se lanzan más de 3.000 aplicaciones solo en Android, el...
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¿Cómo dibujaría internet? Retratar el ciberespacio es un reto que desde hace décadas consume incluso a los expertos: se han trazado redes indescifrables, mapas históricos y contadores de un ente cuya complejidad no hace sino aumentar cada segundo. Hay 1.800 millones de páginas web en línea, cada día crece el número de personas conectadas y se lanzan más de 3.000 aplicaciones solo en Android, el sistema operativo más utilizado. Ante este panorama, plantear la misma tarea a niños de entre 8 y 10 años podría parecer una encerrona. El investigador suizo-italiano Luca Botturi (Milán, 1977), que se dedica a enseñar a los profesores cómo acercar a los pequeños al universo de la Red, cree, en cambio, que es pertinente: “No hay manera de preparar a los niños para hacerse adultos en un mundo digital si no entendemos cómo perciben ese mundo”.
Botturi, profesor del departamento de educación y aprendizaje de la Universidad de Ciencias Aplicadas del Sur de Suiza, ha recopilado medio centenar de dibujos en los que los más pequeños intentan plasmar en un folio el significado que encierra para ellos la palabra internet. El resultado es una galería de ilustraciones que van desde una sorprendentemente detallada red de satélites que envuelve el planeta hasta una especie de sala de control en una nave espacial donde un equipo de extraterrestres maneja los accesos a las plataformas más conocidas, pasando por la simple pantalla de un móvil. “Encontramos concepciones muy diferentes, pero ninguna es certera”, resume el investigador.
Fueron muy pocos los niños que optaron por dibujar algún tipo de red con componentes tecnológicos. La mayoría se centró en retratar las actividades que asocian con este medio, como escuchar música o ver vídeos, o la idea de compartir información con gente que está muy lejos. “También encontramos casos en los que internet se muestra como el dispositivo. Antes era el ordenador, ahora es el móvil”, comenta Botturi. En línea con esto, cobran especial protagonismo las referencias a las plataformas y servicios que están accesibles desde el teléfono: Youtube, WhatsApp, Netflix, Instagram... “Esto me causó temor, porque significa que la comercialización de internet ya ha llegado a su imaginación”.
Para Botturi, la visión de Internet como una capa de servicios accesibles a través de un dispositivo va en contra del planteamiento original con que se creó esta red, como un sitio donde la gente pudiera expresarse y establecer conexiones más allá de sus círculos próximos. “Ahora la mayoría de la gente experimenta la web a través de servicios específicos. internet se ha vuelto una mercancía. Ya no es un espacio abierto”, señala. La estampa es conocida entre los adultos y sale a relucir cada vez que vemos un ejemplo del poder que unas pocas plataformas ejercen en este espacio. ¿Cuál es el riesgo de que los más pequeños asuman que estas representan la viva imagen de lo que es la red? Para el investigador, es cuestión de libertad: “La clave aquí es que los niños de hoy serán los que desarrollen las tecnologías de mañana. Si no pueden imaginar un internet diferente, nos quedaremos atascados en donde estamos”.
Investigaciones previas a la de Botturi prueban además que este tipo de conceptos evolucionan y se enriquecen poco una vez superados los diez u once años. “A menos que escojas áreas específicas como informática o ingeniería electrónica, te quedarás más cerca de esa imagen ingenua de lo que es un ordenador”, precisa. Por eso, explica el experto, es importante que la comunidad educativa asuma un papel más activo en la tarea de acercar internet a estos grupos de edad. “Por definición, los colegios son lugares donde no se habla de internet, porque en esos lugares no vemos dispositivos digitales. En muchos casos incluso están prohibidos. Una buena parte de mi tarea como formador de profesores es pedirles que hablen de ellos. Porque es parte de la vida de los niños. Si lo ignoramos y no les preparamos para ello, por supuesto que cometerán errores”, insiste.
A la hora de introducirse en ese mundo, las fuentes de información para los niños son escasas. Más allá de lo que puedan comentar con sus amigos, las primeras conversaciones con adultos sobre el tema son las que tienen con sus padres y giran en torno a las precauciones que deben tomarse y las reglas de cómo debe usarse internet en casa. “Estoy de acuerdo con que los padres pongan normas sobre el uso seguro de la red. Pero las normas sin conocimiento no funcionan. Son un marco que no da la oportunidad de entender”, razona.
Entonces, ¿cuál es la mejor manera de explicarles este medio? Botturi divide el proceso en varias partes. La primera es trasladarles la idea de que es una infraestructura como las autopistas o las vías de tren. Hecho esto, conviene transmitirles el sentimiento de asombro. “Es un milagro que internet exista. Tenemos barcos que ponen cables en el océano y enrutadores que hablan el mismo idioma en China y en Estados Unidos, en África y en Europa. Que se maravillen con esto es primordial. Y creo que esto podría hacerse en la escuela primaria”, continúa. En esta fase, es importante que los niños entiendan que internet no es una fuerza misteriosa como en Star Wars, sino el fruto tangible del trabajo de las personas.
En la educación secundaria llegaría el momento de trasladarles el papel más complejo de internet, como una infraestructura sobre la que descansan muchísimos intereses económicos y políticos, lograr que comprendan que la tecnología es neutra, pero lo que hacemos con ella no. “Y esto puede sonar ingenuo, pero cuando hablo con alumnos de secundaria y les explico cómo hacen dinero empresas como Instagram, se sorprenden”, matiza Botturi. Durante esta etapa, el experto recomienda evitar recurrir a meterles miedo, puesto que la estrategia puede resultar contraproducente, al generar intriga en lugar de aversión.
La esperanza de Botturi es que esta aproximación nos deje una generación capaz de imaginar un internet mejor, que sirva como instrumento para mejorar el desarrollo de la humanidad. “Que no lo acepten como está y no lo den por sentado. Internet no tiene por qué ser así. Podemos mejorarlo. Pero tenemos que ser parte del partido”.
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