Un exmarine estrangula a un imitador de Michael Jackson en el metro de Nueva York
El suburbano de la ciudad es hogar de indigentes y personas con trastornos mentales, como la víctima de este suceso, que sufrió un brote en un vagón antes de ser ‘inmovilizado’ letalmente por el militar
La realidad estadounidense no deja de proporcionar argumentos de película pese a la huelga de los guionistas de Hollywood. Nueva York, ese gran plató por el que pululan a diario ocho millones de extras, es escenario de muchas -y a menudo tristes- historias, que conjugan el frenesí de sus sueños y la realidad de las peores pesadillas. La que sucedió este lunes en el metro de la ciudad, ...
La realidad estadounidense no deja de proporcionar argumentos de película pese a la huelga de los guionistas de Hollywood. Nueva York, ese gran plató por el que pululan a diario ocho millones de extras, es escenario de muchas -y a menudo tristes- historias, que conjugan el frenesí de sus sueños y la realidad de las peores pesadillas. La que sucedió este lunes en el metro de la ciudad, un escenario frecuente del género de terror, reúne varios ingredientes que con frecuencia aderezan la trama de películas inolvidables o de groseros telefilmes de serie B: el brillo engañoso de la fama, el encaje de los veteranos en la vida civil, el impacto de la enfermedad mental y la violencia, siempre la violencia, como respuesta a los problemas. Más la cuestión de la raza, una realidad insoslayable en EE UU: una víctima negra, a manos de un blanco. Todo ello concentrado en un vagón de metro en Manhattan, donde la realidad, como dice el viejo adagio, volvió a superar a la ficción.
Jordan Neely, un conocido doble de Michael Jackson al que la enfermedad mental había arrastrado a las calles, fue estrangulado por un antiguo marine tras un enfrentamiento grabado por las cámaras cuando el tren se aproximaba a la estación de Broadway-Lafayette, en NoHo. Frente a frente, en un duelo desigual, un pobre diablo, cegado por la luz de la fama como una polilla por la luz, y un justiciero que intentó abortar, con consecuencias fatales, el desvarío que empujó al primero a gritar y arrojar basura a los pasajeros del vagón.
Los usuarios del metro de Nueva York están curados de espanto, pero la violencia con que el veterano, de 24 años, respondió a los excesos de Neely, de 30, superó incluso lo conocido. El exmilitar asfixió a la víctima en un intento de inmovilizarla, pese a ser del todo inofensivo, según han contado sus familiares y amigos. Neely era una imagen familiar en Times Square, el kilómetro cero de la ciudad, donde a diario se concentran decenas de imitadores y de muñecos humanos de personajes de Disney y Marvel para hacerse fotos con los turistas. Las pocas imágenes existentes le muestran vestido con las chaquetillas de alamares y los pantalones pitillo habituales de Jackson, con quien guardaba un gran parecido.
Amigos y cargos electos de la ciudad han condenado la absurda muerte de Neely. “Nueva York no es Gotham”, tuiteó el contralor (interventor municipal) Brad Lander. “No debemos convertirnos en una ciudad donde un enfermo mental pueda morir asfixiado por un justiciero sin consecuencias. O donde el asesino es justificado y vitoreado”, añadió, en referencia a la actitud del resto de viajeros ante el suceso. Gotham es la ciudad del superhéroe Batman, y uno de los nombres con que se conoce a Nueva York desde 1807, cuando el escritor Washington Irving, el autor de Leyendas de la Alhambra o el relato de Sleepy Hollow (más referencias cinematográficas), la bautizara así en otra obra. “El hogar de los tontos de remate”, etimológicamente, un siniestro cruce de Joker y Batman. La trama perfecta para una buena o mala película: el repudio social, la marginación y una serie de trágicos acontecimientos, el mundo del crimen a través del sendero de la locura, y viceversa.
Neely estaba en un tren de la línea F cuando comenzó a comportarse de forma errática a primera hora de la tarde del lunes, según contaron los pasajeros a la policía. Gritó y arrojó basura por el vagón, lo que provocó una discusión con el veterano. La diferencia se convirtió en pelea cuando el tren entraba en la estación. Un hombre ayudó al exmarine a inmovilizar a Neely, que siguió pateando durante dos minutos hasta que dejó de moverse, inconsciente, con el brazo izquierdo de aquel alrededor de su cuello. El imitador fue trasladado con vida a un hospital, donde falleció.
El aspirante a artista era un viejo conocido de la policía, con antecedentes de trastorno mental y más de 40 detenciones por colarse sin billete en el metro, donde actuaba, o alterar el orden público, y estaba pendiente de una investigación por una agresión en 2021. Era uno más de los miles de enfermos mentales no tratados, aunque sí muchas veces diagnosticados, que han hecho del metro de la ciudad y de sus calles su hogar, un fenómeno escandaloso para la que se jacta de ser la capital del mundo y al que las autoridades municipales no acaban de encontrar solución: su política al respecto es una sucesión de titubeos. Según sus amigos, estaba hambriento cuando protagonizó el incidente, uno más, no muy distinto, de los que a diario presencian los sufridos viajeros del metro neoyorquino. Rafael Shimunov, copresentador de un programa en la emisora de radio local WBAI, dijo que lo único que hizo Neely fue tirar su chaqueta al suelo y pedir comida y agua a los presentes.
“(Era) un neoyorquino hambriento asfixiado hasta la muerte por un marine sonriente que está siendo celebrado como un héroe por la policía de Nueva York y por la prensa”, tuiteó Shimunov, citado por el diario Daily News. En un comunicado publicado a última hora del miércoles en Twitter, Adrienne Adams, la portavoz del alcalde, el demócrata Eric Adams, incide en la cuestión de la raza como determinante. “El racismo que continúa permeando nuestra sociedad permite un nivel de deshumanización que niega a la gente negra ser reconocida como víctimas cuando son sujetos de actos de violencia”, escribió la portavoz municipal, denunciando la cosificación de Neely como un simple enfermo mental. Era además negro, recalca Adams, y ninguno de sus trastornos justificaban un final tan atroz.
El veterano, de raza blanca y residente en el distrito de Queens, fue brevemente detenido en el andén para ser interrogado y enseguida puesto en libertad sin cargos, lo que desató las críticas. Un justiciero en posesión de la verdad y por tanto de la fuerza, frente a un payaso inofensivo con una historia personal de desgarros: a los 18 años perdió violentamente a su madre, de 36 años, cuyo cadáver fue descubierto en una maleta tirada en un arcén de una carretera del Bronx. Había sido, también, estrangulada. Su novio fue condenado a 30 años de cárcel por el crimen.
La policía y la fiscalía de Manhattan están esperando los resultados de la autopsia, que estaba previsto se conocieran este miércoles, para determinar si presentan cargos penales contra el joven veterano. Las autoridades no obstante consideran el suceso un homicidio, por lo que cabe esperar una imputación, sobre todo a medida que aumenta el clamor de activistas y ciudadanos. El vídeo del mortal incidente, mientras tanto, surfea por las redes sociales, otra muesca más en el imaginario donde realidad y ficción se confunden.