La ocupación hospitalaria por covid sube al nivel “medio” de riesgo
La incidencia en los mayores de 60 años lleva creciendo desde el inicio de Semana Santa y se sitúa en 608 casos por 100.000 habitantes
Desde que el Ministerio de Sanidad y las comunidades decidieron dejar de contar cada caso de coronavirus, el termómetro de la pandemia en España se ha centrado en dos indicadores: la incidencia entre los mayores de 60 años y la ocupación hospitalaria. Ambos llevan subiendo desde el inicio de Semana Santa y el porcentaje de enfermos de covid ingresados en planta ha pasado este martes de riesgo “bajo” a “medio”, según el semáforo covid....
Desde que el Ministerio de Sanidad y las comunidades decidieron dejar de contar cada caso de coronavirus, el termómetro de la pandemia en España se ha centrado en dos indicadores: la incidencia entre los mayores de 60 años y la ocupación hospitalaria. Ambos llevan subiendo desde el inicio de Semana Santa y el porcentaje de enfermos de covid ingresados en planta ha pasado este martes de riesgo “bajo” a “medio”, según el semáforo covid.
El último informe recoge una incidencia acumulada de 608 casos por cada 100.000 mayores de 60 años en los últimos 14 días, un crecimiento de un 20,3% con respecto al martes anterior. En los hospitales hay 6.455 ingresados por covid, lo que supone un 5,2% de las camas y una subida de un 14,5%. Y el único indicador que seguía cayendo, el de la ocupación en UCI, también es ya ascendente: 364 ingresados, 25 más que al cierre de la semana pasada. Estas unidades están todavía en nivel de “riesgo bajo” (con una ocupación por covid del 4%) y lejos del “medio” (10%).
Esta tendencia ascendente era esperada. Casi inevitable, en opinión de varios expertos en salud pública consultados antes de Semana Santa y ahora. Justo a finales de marzo, hace ahora un mes, entró vigor una nueva estrategia de vigilancia que no indicaba diagnósticos (ni aislamientos) a las personas sanas menores de 60 años que tuvieran síntomas leves de covid. Y hace una semana el Gobierno decretó el final de la obligatoriedad de la mascarilla en interiores. Ambas decisiones, combinadas con el mayor movimiento y aglomeraciones de Semana Santa, hacían muy probable el escenario en el que ahora se encuentra España.
Rafael M. Ortí Lucas, presidente de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene, cree que es “lógico” que la transmisión aumente. “En mi opinión, cambiar la estrategia justo antes de Semana Santa era un poco arriesgado. Yo habría esperado a después. Ahora estamos viendo los resultados”, explica. Lucas observa que la evolución de subida ha seguido el ritmo esperado: primero, crecimiento de la incidencia; luego de hospitalizaciones y ahora, un mes después del cambio de estrategia, de los ingresos en UCI. “No me extrañaría que empezáramos pronto a ver también una subida de la mortalidad”, apunta.
La situación está todavía lejos de la gravedad. Pero después de seis embestidas del virus, algunos expertos miran los datos con preocupación y no saben dónde puede acabar esta nueva subida. Sanidad, por el momento, seguirá con su guion: tratar de convivir con el virus mientras no cause graves disrupciones en el sistema hospitalario. La experiencia de la sexta ola ya mostró que las UCI se resentían, pero sorteaban el colapso incluso ante una explosión de casos sin precedentes. También, que el sistema anterior ponía en jaque la atención primaria.
El epidemiólogo Javier del Águila cree que estamos en una fase en la que toca “aprender a convivir con el virus”. “Tenemos que saber cuáles van a ser sus cifras normales cuando lo dejamos hacer y si esos niveles son aceptables. Si el número de hospitalizaciones subiera demasiado, habría que replantearlo. Tenemos que aprender cuáles son las nuevas señales de alarma, cuántos casos son demasiados, y eso llevará tiempo”.
España ya ha superado los límites que los técnicos impusieron para cambiar el sistema de vigilancia: para hacerlo, todos los indicadores hospitalarios debían estar en nivel bajo (y el de planta ha subido a medio). Pero esto no conlleva una marcha atrás automática. La nueva estrategia establece que seguirá vigente “mientras no se produzca un cambio significativo en la tendencia que indique circulación no controlada del SARS-CoV-2 o un cambio en la situación epidemiológica que requiera, restablece medidas de vigilancia y control a propuesta de la Ponencia de Alertas y Planes de Preparación y Respuesta [formada por técnicos de Sanidad y las comunidades]”. El escenario de dar pasos atrás no se está estudiando por ahora, según fuentes de este organismo.
Asturias, una de las comunidades más envejecidas, tienen una incidencia acumulada entre mayores de 60 años de 1.205 casos por 100.000 habitantes, solo superada por Navarra (1.278). Y su ocupación hospitalaria de pacientes covid (11,2%) es prácticamente el doble que la media española. Esto ha obligado a la Consejería de Salud a reabrir plantas hospitalarias reservadas para enfermos de coronavirus, según ha informado el diario El Comercio. Las autoridades asturianas recomiendan a toda la población seguir llevando mascarillas en interiores, pese a que no es obligatorio desde el pasado miércoles.
Según el último mapa de riesgos publicado por el Ministerio de Sanidad —el pasado viernes—, que tiene en cuenta todos los indicadores, Asturias está en nivel 3 (alto) de cuatro. Y otras ocho se sitúan en “medio”: Galicia, Castilla y León, Cantabria, País Vasco, Navarra, Comunidad Valenciana, Murcia y Canarias. El resto está en riesgo “bajo”.
Ortí Lucas cree que si toda España sigue la senda marcada por Asturias la situación comenzaría a ser verdaderamente grave y habría que replantearse recuperar medidas que España ha abandonado. “Me preocupa mucho que están terminando los contratos covid y puede escasear el personal para atender una eventual subida de ingresos hospitalarios”, señala. En la mayoría de los hospitales españoles esta subida de casos, por el momento, no está alterando la actividad ordinaria.