El mosquito de la fiebre amarilla pone en guardia a Canarias por segunda vez
La Palma activa un operativo para evitar que el ‘Aedes aegypti’ se establezca en la isla tras la detección de varias larvas. Fuerteventura erradicó en 2017 una población de la especie surgida ese año
El Gobierno de Canarias ha desplegado un amplio operativo para evitar que el mosquito Aedes aegypti se establezca de forma permanente en la isla de La Palma tras el hallazgo a principios de mes de varias larvas del insecto en una trampa de vigilancia situada en el puerto de la capital, Santa Cruz de La Palma. Esta especie es una de las principales transmisoras al ser humano de enfermedades víricas graves como la fiebre amarilla, dengue, ...
El Gobierno de Canarias ha desplegado un amplio operativo para evitar que el mosquito Aedes aegypti se establezca de forma permanente en la isla de La Palma tras el hallazgo a principios de mes de varias larvas del insecto en una trampa de vigilancia situada en el puerto de la capital, Santa Cruz de La Palma. Esta especie es una de las principales transmisoras al ser humano de enfermedades víricas graves como la fiebre amarilla, dengue, zika y chikungunya —también se le conoce como mosquito de la fiebre amarilla o el dengue—, aunque para ello sería necesario que los mosquitos picaran primero a una persona ya contagiada.
Es la segunda vez que la amenaza del Aedes aegypti se cierne sobre el archipiélago, después de que en 2017 colonizara una zona habitada de la isla de Fuerteventura, pero entonces las medidas adoptadas lograron erradicarlo. “Hemos activado el protocolo de seguimiento porque se trata de una especie invasora que tenemos que controlar. Canarias tiene una vigilancia entomológica muy activa porque es una zona sensible debido a su insularidad, la cercanía de África y el intenso tráfico de personas y mercancías que recibimos de tres continentes” —África, Europa y América—, explica José Juan Alemán, director general de Salud Pública de Canarias.
El dispositivo puesto en marcha tiene dos frentes. El primero, de vigilancia sobre el terreno, es multiplicar el número de trampas instaladas dirigidas tanto a descubrir si existen ejemplares adultos en la isla como a atraer puestas de otras hembras que hayan podido llegar.
El segundo frente es de vigilancia de la población a través de los centros de salud y las oficinas de farmacia. “Salud Pública ha habilitado una encuesta dirigida a quienes han sufrido picaduras. Se les pregunta dónde viven, dónde ha ocurrido, si han visto el mosquito... Los inspectores se ponen luego en contacto con ellas y visitan estos lugares”, explica Silvia López, farmacéutica de San Antonio (Breña Baja, en el este de la isla) que recientemente llevó a cabo una de estas encuestas después de que una clienta llegase con picaduras en una pierna. “Esto es un problema serio, pero aún no es una alarma sanitaria. Tenemos que concienciarnos todos”, añade Marcelo, dueño de una botica en Puntallana.
El Aedes aegypti es una de las tres especies de este género que han llegado a España en los últimos años con potencial de transmitir enfermedades consideradas tropicales. La segunda es el Aedes albopictus, más conocido como mosquito tigre, que desde hace casi dos décadas se ha expandido por casi toda la costa mediterránea y que está detrás de media docena de casos de dengue autóctono ocurridos en Murcia y Cataluña. La tercera es el Aedes japonicus, establecido desde hace al menos dos años en Asturias y Cantabria.
El riesgo: que pueda sobrevivir todo el año
“El Aedes aegypti es el más asociado al ámbito humano y se lo considera el vector más eficiente de algunas enfermedades. Vive siempre junto a los sitios donde vivimos, crían en cualquier pequeña acumulación de agua que pueda haber en macetas o recipientes y los ejemplares adultos entran constantemente a las viviendas. Es más agresivo y tiene preferencia por picar a las personas antes que a los animales”, explica Carles Aranda, entomólogo del centro de investigación en sanidad animal IRTA-CReSA y responsable del Servicio de Control de Mosquitos del Consejo Comarcal del Baix Llobregat (Barcelona).
Esta especie de mosquito no es completamente nueva en España. Durante el siglo XIX y hasta mediados del siglo XX era detectado muchos veranos en las zonas costeras, adonde llegaba a bordo de los barcos procedentes de los trópicos. Fue el Aedes aegypti el responsable de las graves epidemias de fiebre amarilla que sufrieron hace más de un siglo ciudades como Barcelona. “Pero desaparecía cada invierno porque no es capaz de sobrevivir a la bajada de temperaturas, como sí lo hace el mosquito tigre, cuyos huevos son viables tras los meses más fríos. Eran introducciones repetidas cada año que desaparecieron con los cambios en la navegación. El riesgo en Canarias es que el Aedes aegypti sí podría sobrevivir todo el año”, añade Aranda.
Según el Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades, esta especie se ha establecido en Europa en la isla portuguesa de Madeira, donde en 2012 provocó un importante brote de dengue, y en la costa este del mar Negro. El Aedes japonicus sí es capaz de sobrevivir a los inviernos europeos, aunque se le considera un vector mucho menos eficaz para transmitir las enfermedades consideradas tropicales.
Las larvas de Aedes aegypti fueron descubiertas a principios de mes en unas trampas instaladas en el puerto de Santa Cruz de La Palma. “El sistema de vigilancia las instala en puntos críticos de entrada como puertos y aeropuertos, y también en zonas donde hay mayores poblaciones de mosquitos: invernaderos, puntos de venta de plantas... Ahora hemos instalado más en un perímetro más extenso y por ahora no hemos encontrado nada nuevo, aunque aún tendremos que esperar unas semanas para estar más seguros”, explica Jacob Lorenzo Morales, director del Instituto de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias de la Universidad de La Laguna.
Basilio Valladares, presidente de la Fundación Canaria para el control de las Enfermedades Tropicales, confía en que ya se haya acotado el foco. “Lo más probable es que entrase una sola hembra, pusiese los huevos y ahí se haya acabado el problema, aunque aún es pronto para confirmarlo. Sobre el origen del mosquito, la respuesta nos la dará el estudio del genoma. Lo previsible es que proceda de Madeira, de donde llegan muchos cruceros, o Brasil, país con el que tenemos un intenso tráfico de mercancías”, afirma.
Evitar la circulación y un posible brote
Los responsables del Gobierno de Canarias confían en que el haber localizado los ejemplares aún en fase de larva y la experiencia adquirida hace cinco años en Fuerteventura ayuden a acabar con el Aedes aegyptus en La Palma antes de que se convierta en un problema. Pero también ven algunos riesgos: “En Fuerteventura fue relativamente fácil erradicarlo. Es una isla muy seca, poco favorable para el mosquito. Lo localizamos en una urbanización y fue suficiente con acotar la zona bien e ir fumigando casa por casa. Pero La Palma es más húmeda y tiene mucha más vegetación. Aquí tiene más posibilidades de encontrar espacios favorables y sería más complicado acabar con él si se establece”, sostiene Lorenzo Morales.
Núria Busquets, coordinadora de la línea de investigación arbovirus y artrópodos vectores del IRTA-CReSaA, detalla el proceso por el que la llegada del mosquito podría convertirse en un problema de salud pública: “Su presencia y cría en una zona haría posible que un caso importado de arbovirosis ponga en marcha la circulación del virus hasta convertirse en un brote, como ocurrió en Madeira con el dengue en el 2012 tras la detección de esta especie de mosquito unos años antes. Por eso es importante evitar que se establezca y adoptar todas las medidas que se han puesto en marcha en La Palma”.
“Una persona que haya contraído el virus en una zona endémica puede transmitirlo al mosquito si este le pica cuando está en fase de viremia. Esta se produce unos días después del contagio y es cuando la presencia del patógeno es mayor en la sangre. Posteriormente el mosquito vive su propio proceso, durante el que el virus llega primero al intestino y luego se multiplica en el mosquito hasta poder llegar a las glándulas salivares y a la saliva del mosquito. A partir de este momento, ya puede contagiar a quien pique”, añade Busquets.
El proceso dura varios días, varía en función de varios factores tales como la temperatura ambiental. Un mosquito puede vivir cerca de un mes, aunque esto también depende de las condiciones ambientales y la presencia de depredadores
José Juan Alemán recuerda, eso sí, que ninguna de las cuatro enfermedades que puede transmitir el Aedes aegypti —dengue, zika, chikungunya y fiebre amarilla— está por ahora “presente en las islas Canarias”, aunque de las tres primeras sí ha habido varios casos importados en los últimos años.