La lava funde la casa-estudio donde forjó sus obras el escultor más célebre de La Palma

La vivienda del fallecido Manuel Pereda de Castro y su esposa, Gloria Viña, sucumbió ante el volcán. La familia logró salvar su ingente patrimonio artístico antes de que fuera destruido. “Solo nos dan 30.000 euros de indemnización”

Lilith Pereda, frente a las esculturas hechas por su padre, Manuel Pereda de Castro, rescatadas del volcán de La Palma.Arturo Rodríguez
Los Llanos de Aridane (La Palma) -

Manuel Pereda de Castro (Santander, 1946-La Palma, 2018) conocía muy bien lo que eran capaces de hacer los materiales cuando se los elevaba a altas temperaturas. Con la forja que tenía en su casa creó buena parte de las obras que jalonan las principales arterias de La Palma. Entre ellas, el Monumento a la Madre, hecho con bronce, ubicado en el centro de Los Llanos de Aridane, que fue la primera escultura urbana de la isla. Fue nombrado por el Cabildo hijo adoptivo de la isla a título póstumo en noviembre de 2018. No pudo imaginar que serían materiales a más de 1.000 grados provenientes ...

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Manuel Pereda de Castro (Santander, 1946-La Palma, 2018) conocía muy bien lo que eran capaces de hacer los materiales cuando se los elevaba a altas temperaturas. Con la forja que tenía en su casa creó buena parte de las obras que jalonan las principales arterias de La Palma. Entre ellas, el Monumento a la Madre, hecho con bronce, ubicado en el centro de Los Llanos de Aridane, que fue la primera escultura urbana de la isla. Fue nombrado por el Cabildo hijo adoptivo de la isla a título póstumo en noviembre de 2018. No pudo imaginar que serían materiales a más de 1.000 grados provenientes del volcán de La Palma los que sepultarían el pasado 11 de octubre la casa-estudio de 340 metros que diseñó y construyó junto a su esposa, la pintora Gloria Viña (Los Llanos de Aridane, 1953). Pocos días antes, la familia, ayudada por el Cabildo insular, el Ayuntamiento de la localidad y dos amigos, logró evacuar las colecciones de arte y las pesadas esculturas metálicas que adornaban los pasillos y el jardín. Toca volver a ponerse de pie, pero Viña se queja con una amargura apenas camuflada por su resignación palmera. “Por fuera parezco tranquila, pero por dentro la cosa es distinta...”.

“El último día que estuve ahí no me llevé nada. Cogí el móvil y saqué fotos. Muchas fotos”, rememora Gloria Viña en una cafetería de Los Llanos. Hoy, ella vive acogida por su hermana, y lo que fue su casa-estudio es una de las 2.185 edificaciones y 963 viviendas que, según el catastro, han deglutido las coladas. Cada una de ellas supone un pequeño drama que las estadísticas no alcanzan a contar. Como la de este matrimonio de artistas.

El escultor Manuel Pereda de Castro.

Viña es una pintora surrealista con más de 40 años de carrera. Conoció a Manuel Pereda de Castro en la Escuela Superior de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife a finales de los años sesenta. “Su padre, propietario de una fundición, lo envió para allá para que no estudiase en Bilbao, para alejarlo de los conflictos del País Vasco, de los primeros atentados de ETA, los últimos años de Franco...”. Se casaron y se trasladaron a vivir a la Península. Primero a Colmenar Viejo (Madrid), después a Santander. “No me gustaba vivir ahí, con tanta lluvia y cielos grises”. Regresaron a La Palma en 1986. Y ahí comenzó a florecer la carrera de Pereda de Castro.

Eligieron el Camino del Pedregal (entre La Laguna y Todoque) para levantar lo que sería su vivienda y el lugar de trabajo. “Mi marido estudió Aparejadores, aunque no acabó la carrera. Él diseñaba la casa y yo luego lo repasaba todo para que fuese habitable y que las puertas pudiesen abrirse”, ríe. Lo primero que construyeron fue el estudio, gracias al dinero que ingresaron por el Monumento a la Madre. Después, el Cabildo le encargó un mural que sigue viéndose en la sede de la Corporación insular. Con este dinero pudieron proseguir las obras. “Nos dio para levantar la casa y taparla”, recuerda Viña.

La viuda del artista cántabro Manuel Pereda de Castro, la también pintora Gloria Viña, recibe de manos del entonces presidente del Cabildo de La Palma, Anselmo Pestana (actual delegado del Gobierno en Canarias), el título de hijo adoptivo de La Palma concedido al artista a título póstumo en noviembre de 2018. MIGUEL CALERO (EFE)

Ahí vivieron durante 28 años junto a sus hijos, Amaya, la también artista Eva Lilith Pereda, Manuel Ángel y María. Y ahí creó Pereda de Castro las obras que sembró por La Palma, como el Salto del Pastor, en Tijarafe, o el Monumento a la Naturaleza, en El Paso, además de dibujos, proyectos arquitectónicos, trabajos de joyería o de herrería. Y siempre a su sombra, Gloria Viña, quien aseguraba el dinero para la compra de materiales y el sustento familiar gracias a su trabajo paralelo como logopeda en el centro ocupacional Taburiente. “Al principio habían decidido que fuera mamá quien vendiera cuadros”, explica Eva Lilith Pereda. “Pero a ella no le gustaba venderse”. “Mi marido tenía un don de gentes especial para relacionarse”, confirma Viña. “Yo no, yo soy más apagadita”.

Pereda de Castro falleció en 2018. Tres años después, la casa en la que vivieron y trabajaron él y Viña ha desaparecido. “Quién esperaba que todo sucediera de esta manera”, se lamenta Viña. “Cuando construimos no había lava, solo tierra”. Viña y Eva Lilith Pereda recuerdan la angustia de las últimas horas. “El 5 de octubre, ya evacuados, pudimos retirar muchas cosas”. Entre ellas, la colección de arte, que incluye obras de Agustín Ibarrola, Indalecio Sobrino, Julio de Pablo, Isabel Villar o Gloria Torner; además de antigüedades y diversos muebles de caoba. Para retirar las esculturas hizo falta una grúa. “Está todo repartido”, explica Eva Lilith. “Cuadros y esculturas en casa de mi hermana, en el antiguo cine de El Paso...”.

Esculturas de Manuel Pereda de Castro, almacenadas en un solar del Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane. Arturo Rodríguez

Esto fue lo que pudieron rescatar. Atrás quedaron dibujos, bocetos, documentación y el trabajo artesano de muchos años de dedicación para crear una casa a su gusto. “Las puertas eran de diseño, el suelo era de granito”, explica Pereda. “Cuando éramos pequeños, a los hermanos nos traían los cachos y teníamos que seleccionarlos y montarlos como un puzle”. La campana de la cocina la forjó Pereda de Castro con acero corten. Ambos diseñaron y levantaron la escalera de hierro y vidrio... Y en el recuerdo quedan las veladas en la barbacoa con artistas como el mimo Marcel Marceau, el escultor Martín Chirino o el director de orquesta Tomás Cabrera.

Tras el tsunami de lava solo queda la angustia. “He llevado los papeles de la casa a las administraciones y me han dicho que me dan 30.000 euros de indemnización. Con eso, ¿a dónde vamos?”, exclama Viña. “No entiendo nada, todas las ayudas que han prometido, todo lo que dice el Cabildo que hará...”. Y como ella, muchos a su alrededor. “La mayoría de la gente de aquí no tiene seguro. Te lo haces cuando te dan la hipoteca. Nosotros no tuvimos. Manuel siempre decía que si hay una avería, los seguros solo hacen chapuzas”.

Le quedan la familia los recuerdos. Y el arte. “Al menos me alegro de que se haya salvado la obra de Manuel. Él ya no puede hacer más”, zanja la artista.

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