Las víctimas de abusos responden a la Conferencia Episcopal: “No podemos permitir que se mienta y se engañe”
La Asociación Nacional Infancia Robada critica las declaraciones del portavoz de los obispos de que no tienen una actitud “proactiva” para investigar los abusos de menores en la Iglesia
“Hirientes y revictimizantes” para las víctimas de los delitos de pederastia en el ámbito eclesiástico. Así ha tildado este viernes la Asociación Nacional Infancia Robada (ANIR) las declaraciones que realizó el jueves el portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Luis Argüello, de que la Iglesia española no realizará una ...
“Hirientes y revictimizantes” para las víctimas de los delitos de pederastia en el ámbito eclesiástico. Así ha tildado este viernes la Asociación Nacional Infancia Robada (ANIR) las declaraciones que realizó el jueves el portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Luis Argüello, de que la Iglesia española no realizará una indagación “proactiva” de los casos de abusos del pasado. “No vamos a hacer seguramente de manera proactiva un programa de investigación general”, reiteró el jueves. ANIR, a través de una nota de prensa, muestra su disgusto. ”No podemos permitir que se mienta, engañe y ultraje la integridad de las víctimas”, han sentenciado en la misiva. Además de exigir una investigación general de los abusos, la entidad lucha desde 2019 para que la Iglesia atienda a las víctimas y a sus familias, les pida perdón y las indemnice. La Conferencia Episcopal sigue resistiéndose.
La Iglesia española, junto a la italiana, sigue siendo una excepción en los países católicos occidentales que, como Francia y Alemania, sí están llevando a cabo investigaciones. El portavoz de los obispos se limitó a responder que su labor se ceñirá a atender “a cualquier persona” que se acerque a las oficinas de atención a las víctimas, creadas en cada una de las 70 diócesis, o a las asociaciones que trabajan con ellas. ANIR ha comunicado que les extraña y les asombra esta “autocomplacencia” de Argüello. El funcionamiento de estas oficinas está siendo “muy poco efectivo y carente de rigor”, según la asociación. Por ello, y porque llevan tiempo recibiendo “todo tipo de quejas” por parte de las víctimas, han exigido que cambien de rumbo radicalmente.
Argüello insistió en que “las denuncias han sido mínimas” en el último año, desde que estas oficinas, abiertas por orden del Papa, comenzaron su trabajo. “Monseñor, tras sus palabras se intuye la larga sombra de Rouco Varela y su hueste de obispos negacionistas”, ha respondido ANIR, que ha instado al portavoz a que “se desmarque de esa línea argumental que ofende a niños y niñas, hoy en día adultos, que sufrieron uno de los delitos más sangrantes que existen”. El número de casos de pederastia en la Iglesia católica española asciende a 358, con al menos 908 víctimas, según la contabilidad que lleva EL PAÍS, ante la ausencia de datos oficiales o de los obispos. Son 10 veces más que los conocidos hace solo tres años, cuando este diario comenzó a investigarlo. “Hablamos de atentados contra los derechos humanos, los cuales han encubierto y de los cuales, en algunos casos, han sido y siguen siendo cómplices”, ha denunciado ANIR.
El portavoz de los obispos españoles también ha tenido que afrontar públicamente el último caso de abusos en la Iglesia que ha salido a la luz, el del renombrado sacerdote Cesáreo Gabaráin, acusado por al menos 17 víctimas en los años sesenta y setenta, según ha publicado EL PAÍS. Gabaráin fue capellán del colegio marista de Chamberí de Madrid y compositor de las canciones más famosas que se cantan en misa, como Pescador de hombres o Juntos como hermanos. Su caso es especialmente grave: fue denunciado por varias familias del centro y expulsado en 1978, pero simplemente fue recolocado en otra escuela y en una parroquia de Madrid. Pero Argüello dijo que la Iglesia no abrirá “de manera proactiva” una investigación sobre el caso. Respecto a la posibilidad de prohibir que se reproduzca su obra musical por respeto a las víctimas, afirmó que es algo “exagerado” y opinó que se trataría de una condena “propia de tiempos medievales” en los que se colgaban “sambenitos” y quedaba “contaminado” todo el pasado y lo que se pudiera hacer en el futuro.
“Esto que para ustedes parece que es un juego de trileros no es un juego. Son vidas y dramas humanos que no se borran y persisten en el tiempo, ataques a los derechos de la infancia, una cuestión de salud pública, que además en muchos casos han terminado en tragedia”, ha rematado ANIR en la carta.