El acusado de matar a su cuñada: un aterrador historial delictivo y 33 horas de intensa búsqueda
El vicelehendakari Josu Erkoreka sugiere que el detenido tenía una relación sentimental con la mujer asesinada en Murchante (Navarra)
Pedro María Ruiz Jiménez está acusado de ser el autor del asesinato de su cuñada, María Pilar Berrio Jiménez, una vitoriana de 43 años a la que apuñaló el pasado miércoles en Murchante (Navarra) en presencia de los dos hijos menores de la víctima. Está considerado por la policía como un delincuente “muy peligroso y violento”. Su historial delictivo pone los pelos de punta. Solo la Policía Foral navarra le ha detenido en 34 ocasiones y en...
Pedro María Ruiz Jiménez está acusado de ser el autor del asesinato de su cuñada, María Pilar Berrio Jiménez, una vitoriana de 43 años a la que apuñaló el pasado miércoles en Murchante (Navarra) en presencia de los dos hijos menores de la víctima. Está considerado por la policía como un delincuente “muy peligroso y violento”. Su historial delictivo pone los pelos de punta. Solo la Policía Foral navarra le ha detenido en 34 ocasiones y en otra veintena de intervenciones figura como arrestado por la Ertzaintza y la Guardia Civil. A sus 41 años, tiene abierta una ficha policial extensísima y que habla por sí sola: asesinato, robo con violencia, usurpación de estado civil, falsificación de moneda, quebrantamiento de condena, tenencia de armas, municiones y explosivos, malos tratos en el ámbito familiar, delitos contra la seguridad vial, amenazas, coacciones… Las investigaciones policiales tratan ahora de averiguar los motivos que le llevaron a acabar con la vida de su cuñada. Todas las hipótesis siguen abiertas a la espera de lo que el detenido declare en comisaría y en su comparecencia ante el juez.
La Ertzaintza logró apresarle este pasado jueves por la tarde en una peluquería del barrio donostiarra de Gros, cuando al parecer el fugitivo pretendía cambiar su apariencia física —llevaba una larga melena y barba en el momento del arresto—. Los agentes dieron con este lugar gracias a un ertzaina de paisano que identificó al sospechoso cuando salía, pocos minutos antes, de un bar cercano donde se había tomado un pincho y un whisky, según el relato de lo acontecido que ha hecho este viernes el consejero vasco de Seguridad, Josu Erkoreka. El aviso del policía fuera de servicio desencadenó en ese lugar un amplio despliegue de la unidad Bizkor (rápido, en castellano), formada por agentes especializados en intervenciones “críticas”. Lograron esposar a Ruiz en cuanto este salió de la peluquería.
Así terminaba una búsqueda intensa y trepidante que duró 33 horas desde que el sospechoso atacó mortalmente a su cuñada. Primero la embistió con su vehículo, obligándola a detener el coche en las afueras de Murchante. Después, según la versión policial, la apuñaló en presencia de sus hijos menores de edad causándole la muerte. Y acto seguido se dio a la fuga en un Peugeot 206 de color gris que había robado previamente. La Policía Foral le ha imputado este viernes los delitos de asesinato, quebrantamiento de la orden de alejamiento y otro por el robo del vehículo que utilizó en el momento del crimen.
Por el momento, los hechos están siendo investigados como un caso de violencia doméstica, aunque el vicelehendakari Erkoreka ha manifestado en una entrevista en Radio Euskadi que “parece ser” que el detenido mantenía una relación sentimental con la mujer asesinada. “Si así fuera”, ha añadido el consejero vasco, “[el caso] entraría de lleno en el capítulo de la violencia de género”, esto es, un crimen machista que no ha dudado en calificar de “particularmente odioso” y cometido en circunstancias “particularmente repugnantes”, por perpetrarse a la vista de dos niños menores de 10 años. De confirmarse esta circunstancia, esta sería la vigesimoquinta mujer asesinada por violencia machista en 2021 y la 1.103 desde que empezaron las estadísticas, en 2003.
Escapó mientras la víctima se desangraba
Pedro María Ruiz dejó a los hijos de la víctima sentados en el asiento trasero del coche mientras su madre se desangraba. Eran las 10.30 de la mañana del miércoles. Tomó el volante y, con la intención de escapar, puso rumbo a Gipuzkoa. Esa misma tarde la Ertzaintza ya había comenzado a rastrear de forma intensa el municipio de Zumarraga, donde cuenta con familiares y amistades. El alcalde de este municipio, Mikel Serrano, asegura que el presunto agresor “nunca ha sido vecino, ni ha estado empadronado en Zumarraga”. Es una persona “sin arraigo ni residencia estable”, añade tras confirmar que su padre sí habita en esta localidad. Fuentes consultadas aseguran que Ruiz nació en San Sebastián y ha vivido en Urretxu, Legazpi, Rentería o Beasain.
Las pesquisas policiales lograron localizar el día siguiente el coche empleado en el crimen. Había sido abandonado en Legazpi (a cinco kilómetros de Zumarraga) y presentaba abolladuras en uno de los costados. El fugitivo ya había conseguido irse de ese lugar y pasar la noche alojado en una pensión del barrio donostiarra de Amara, donde se identificó con su DNI. La Ertzaintza desplegó el jueves por la mañana un fuerte dispositivo para controlar las salidas y entradas a la capital guipuzcoana y también cerca de la frontera, con el fin de evitar que pudiera pasar a Francia. Los agentes tenían constancia de que esa misma mañana había sido robado un Seat León de color azul en un concesionario, casualmente un vehículo camuflado de la Ertzaintza sin rotular que estaba siendo reparado en el citado establecimiento. Todas las sospechas de la autoría del robo apuntaban a Ruiz.
La peligrosidad del escapado, a quien la policía le atribuye una “alta agresividad”, y el riesgo de que pudiera ir armado obligaron a las policías a extremar los controles y la vigilancia en Gipuzkoa y Navarra. Sus antecedentes policiales exigían el máximo celo en la búsqueda. Pedro María Ruiz fue detenido en 1998 junto a otras dos personas por el asesinato de la empleada de una gasolinera de Ikaztegieta (Gipuzkoa), delito del que fue absuelto porque el jurado popular no consideró que las pruebas fueran suficientes para condenarle. Los delitos cometidos en los últimos años le han llevado a cumplir penas en las cárceles de Nanclares, Pamplona, Texeira, Dueñas y Logroño. De este último penal salió en libertad hace unos dos meses y en este corto periodo de tiempo ya había protagonizado varios episodios violentos en la Ribera navarra. Varios medios le situaban viviendo en Murchante, en el piso social de su cuñada, quien al parecer decidió acogerle porque “no tenía adónde ir”.
La colaboración ciudadana, según ha dicho Erkoreka, permitió a la policía estrechar el cerco sobre el huido y culminar la operación este jueves con su apresamiento en una peluquería. Ruiz permanece en dependencias policiales antes de pasar a disposición judicial. La víctima, María Pilar Berrio, ha sido enterrada este viernes en Monteagudo (localidad navarra que dista 10 kilómetros de Murchante), donde reside su familia.