¿Debe haber una asignatura de educación emocional?

Envíe su opinión al debate que plantea esta semana el Foro de Educación de EL PAÍS

Alumnos del colegio público La Laguna, en la isla de La Palma.Enrique Navarro

¿Debe haber una asignatura dedicada a la educación emocional? En Canarias la materia se imparte desde hace seis años. Y en 2019 Murcia anunció que estudiaba implantarla, aunque tras la formación del nuevo Gobierno de coalición de PP y Cs sostenido por Vox desechó la idea. Los partidarios de introducir la asignatura argumentan que ayuda a los alum...

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¿Debe haber una asignatura dedicada a la educación emocional? En Canarias la materia se imparte desde hace seis años. Y en 2019 Murcia anunció que estudiaba implantarla, aunque tras la formación del nuevo Gobierno de coalición de PP y Cs sostenido por Vox desechó la idea. Los partidarios de introducir la asignatura argumentan que ayuda a los alumnos a expresar sus sentimientos, a encontrar soluciones a los problemas y mejora el clima escolar. Quienes se oponen lo consideran un ejemplo del tipo de aprendizajes impropios con que va cargando un sistema educativo falto de recursos y horas para afrontar la enseñanza de las materias principales.

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Puede participar en el Foro de Educación de EL PAÍS respondiendo a la pregunta: ¿Debe haber una asignatura de educación emocional? Publicaremos aquí una selección de respuestas a lo largo de la semana.

"La transversalidad no es suficiente, es necesaria una asignatura"

Sobre la necesidad de la Educación Emocional es reiterar en lo evidente. La preocupación de los organismos internacionales (PISA 2020) por evaluar la adquisición de las "soft skills" en los escolares, así lo confirma. Esta certidumbre puede ampliarse con argumentos de toda índole recogidos en nuestra publicación EducaEMOción (Santillana, 2018). Sobre por qué debe concretarse en una asignatura, primero habría que desmontar el pretexto de la transversalidad de lo emocional. La experiencia nos dice que este discurso es utilizado por quienes pretenden desviar la puesta en práctica de los contenidos socioemocionales en favor de los informativos. Aducir que las emociones deben estar en "todos lados", al final nos lleva a que no se traten sistemáticamente en "ningún sitio". Además hay que insistir en que lo que no se diseña no se enseña, lo que no se enseña no se aprende y lo que no se aprende no se puede evaluar.

En el caso de las competencias emocionales, por su complejidad (todo hay que decir, mucho mayor que las cognitivas) exige un tiempo y un espacio diferenciado y específico para abordar su enseñanza de forma efectiva. Porque además, insistiendo en su trascendencia, somos lo que somos no por haber aprendido la tabla de multiplicar, sino por cómo hemos abordado la construcción de nuestro corazón emocional.

La experiencia con la asignatura Emocrea se puede contrastar con las propias vivencias del alumnado, profesorado y las familias. Todos ellos coinciden en lo bondadoso de su influencia. Y si es bueno para la comunidad educativa de Canarias ¿cómo no lo va a ser para la del resto del estado español? Una interpelación suficientemente relevante como para ser tomada en consideración por los legisladores que tendrán la responsabilidad histórica de consensuar, todo lo que sea posible, una nueva ley educativa "con corazón" que nuestro país necesita.

ANTONIO RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ. Profesor Titular de Psicología Evolutiva y de la Educación, Universidad de La Laguna, Islas Canarias.

"Primero deberían formarnos a los maestros"

Por supuesto que es necesaria una asignatura (aunque se trabaje siempre de manera transversal) relacionada con las emociones y su gestión, aunque para eso considero básico que primero nos formen a los maestros en el tema. ¿De qué sirve que un niño sepa colocar Júpiter o Saturno si no sabe qué hacer con sus emociones?

MARÍA JOSÉ FERNÁNDEZ. Madre y maestra.

"Deben aprender a expresar lo que sienten sin pudor"

Como educadora social considero imprescindible para el adecuado desarrollo de habilidades del niño o la niña tener una educación emocional desarrollada. Desde identificar cómo se sienten hasta saber expresarlo sin pudor a la opinión de la sociedad, normalizando el estar triste o frustrado y no siempre darle una connotación negativa sino verlo como una emoción más que forma parte de ti. Si un niño es capaz de desarrollar su educación emocional, tendrá mucha más facilidad a la hora de socializar y relacionarse con iguales y no iguales y no solo les aportará en lo que a relaciones sociales se refiere, sino también en su futuro estudiantil, laboral y a lo largo de toda su vida ya que irán desarrollando nuevos sentimientos que podrán gestionar de una forma más positiva

MARTA ARJONA. Educadora Social, Sevilla.

"Ayudaría a los alumnos que han sufrido 'bullying"

Se debería fomentar el estudio en educación emocional porque muchos estudiantes se ven frustrados en su progreso de aprendizaje cuando deben participar en colectividad o individualmente ante un aforo. Muchas chicas y muchos chicos que han sufrido bullying por parte de sus compañeros se ven incapaces de afrontar el momento de exponer un trabajo o debatir por el miedo al que dirán sus compañeros y eso con el paso del tiempo les hace reacios a las relaciones personales. Creo que aportaría un gran beneficio para su capacidad crítica y racional. Y les ayudaría en su posterior actividad profesional ya que, adquirir herramientas que les permitan manejar las emociones les permitirá afrontar cualquier reto en los distintos ámbitos en los que se vean inmersos.

MISHELL DÍAZ. Estudiante universitaria, Madrid.

"Los futuros padres tendrían más inteligencia emocional"

Sí, es necesario un aprendizaje en educación emocional. Un país necesita que los futuros padres, ahora alumnos, sean competentes emocionalmente, para así comenzar una cadena en la que cada vez más personas sean inteligentes a nivel emocional. Obviamente, además de instaurar la asignatura, sería básico y esencial preparar a los docentes que la fueran a impartir, para hacerlo realmente con eficacia.

SERGIO QUIRÓS. Profesor, Madrid.

"Reduce la violencia en las escuelas"

La enseñanza de la educación emocional es más importante que cualquier otra materia, incluso las llamadas "tradicionales". Saber manejar nuestros impulsos, ser empáticos, saber escuchar al otro, comprenderlo, tener capacidad para resolver problemas con soluciones quizás no convencionales, adquirir hábitos sociales, todo eso nos abre más puertas que cualquier otro conocimiento. Y uno de los impactos más importantes de incluirlo en las escuelas, tiene que ver con la violencia y la disminución de la misma.

PATRICIA GAZCÚE. Miembro de la comisión de Educación del Senado de Santa Fe (Argentina).

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