La mayoría de los españoles está a favor de un segundo confinamiento si es necesario
Una encuesta de EL PAÍS muestra que la ciudadanía está dispuesta a hacer sacrificios y que el 73% prima las medidas para proteger la salud a pesar de que puedan dañar la economía
La mayoría de los españoles (6 de cada 10) está de acuerdo con un segundo confinamiento domiciliario si es necesario para contener la pandemia. Los ciudadanos optan claramente por la salud sobre la economía: un 73% asegura que se deben priorizar las medidas y restricciones para controlar al máximo el coronavirus, a pesar de que puedan dañar la actividad económica, según una encuesta de 40dB para EL PAÍS.
El sondeo muestra a una población que acusa la fatiga —cada vez sigue menos la actualidad sobre la pandemia y es más pesimista sobre cómo saldremos de ella—, pero dispuesta a hacer sacr...
La mayoría de los españoles (6 de cada 10) está de acuerdo con un segundo confinamiento domiciliario si es necesario para contener la pandemia. Los ciudadanos optan claramente por la salud sobre la economía: un 73% asegura que se deben priorizar las medidas y restricciones para controlar al máximo el coronavirus, a pesar de que puedan dañar la actividad económica, según una encuesta de 40dB para EL PAÍS.
El sondeo muestra a una población que acusa la fatiga —cada vez sigue menos la actualidad sobre la pandemia y es más pesimista sobre cómo saldremos de ella—, pero dispuesta a hacer sacrificios. O eso dice. La mayoría asegura que ha abandonado hábitos, ha reducido las salidas de casa y alterna lo menos posible.
Así contestaban los ciudadanos en un contexto (la encuesta se hizo a 2.000 personas entre el 30 de octubre y el 6 de noviembre) en el que la epidemia crecía en prácticamente todo el territorio. Aún no había comenzado a bajar la curva, algo que empezó justo después: la máxima incidencia acumulada llegó a 529 casos por 100.000 habitantes el lunes 9 de noviembre. Desde entonces ha caído a los 498 que registró el viernes (los fines de semana no se publican datos).
Las respuestas se producían, pues, a mitad del primer estado de alarma generalizado para todo el país de esta segunda ola —que se prorrogaría ese mismo lunes— y de un toque de queda que todavía sigue vigente en todas las comunidades, excepto en Canarias. Cuando los ciudadanos respondían sobre un posible confinamiento, la posibilidad estaba encima de la mesa y eran varias las comunidades que lo reclamaban con insistencia al Gobierno central. Hoy parece algo más lejana, a tenor de la provisional mejoría de las cifras, aunque no conviene descartarlo. Castilla y León, sin ir más lejos, ha vuelto a solicitar la posibilidad de un encierro domiciliario esta semana por la alarmante situación de Burgos. Sanidad prefiere agotar todas las posibilidades antes de llegar a esta medida.
Las posiciones varían en función del espectro político en el que se sitúan los encuestados. Entre los que votaron a Vox en las últimas elecciones, el porcentaje de quienes dicen preferir priorizar la actividad económica a pesar de que esto implique riesgos sanitarios llega hasta el 48,8%, mientras que en el caso de los votantes del PSOE y de Unidas Podemos se reduce a un 14,6% y a un 10,8% respectivamente.
También son los votantes de Vox los que más se oponen a un segundo confinamiento domiciliario, incluso si fuera necesario para contener la pandemia. Mientras que en el conjunto de la población la mayor parte de los ciudadanos se muestra muy o bastante de acuerdo con esta medida (25,8% y 35,4% respectivamente), y quienes están poco o nada de acuerdo se quedan en el 36,3%, entre los votantes de Vox la mayoría está en contra: frente a un 18,8% que está muy de acuerdo y un 23,6%, bastante de acuerdo. Por el contrario, son los votantes del PSOE y de Unidas Podemos los que se muestran más a favor de un segundo confinamiento.
Cambio de hábitos
Al preguntar a la gente cuánto ha cambiado su vida con la pandemia, un porcentaje relevante afirma que el cambio ha sido muy importante. En una escala de 0 a 10 —en la que el 0 significa “hay que vivir y, con las precauciones necesarias, intento cambiar mis hábitos y costumbres lo menos posible” y el 10 significa “he dejado de hacer muchas cosas, salgo de casa y alterno lo menos posible”—, un 25% se ubica en el 10. La media es de un 6,7, y más del 80% de la población se sitúa por encima del cinco.
Las renuncias que más pesan —o pesarían en caso de tener que realizarlas— son reunirse con amigos y familiares (algo que señala un 40,8% de los encuestados), poder salir al aire libre (36,2%), seguido, a más distancia, por realizar celebraciones (24,3%) y viajar por placer (17,9%).
Los españoles se consideran muy cumplidores de las normas impuestas por las autoridades. En un sesgo cognitivo clásico, se autoevalúan con un 8,9 sobre 10 en el cumplimiento de medidas, mientras que creen que los demás se quedan (de promedio) en un 5,4. Sin embargo, una mayoría (6 de cada 10) asegura que las normas que ha impuesto el Gobierno están poco o nada claras, porción que baja a 5 de cada 10 en el caso de las comunidades autónomas. Madrid es la excepción: casi el 75% de los habitantes consultados allí creen que en la región las normas son confusas.
Aunque en general los consultados dan más importancia a las precauciones que más útiles se han demostrado frente al virus (mascarillas, higiene de manos, ventilación…) en una de las que más confían (un 75% la señala) es la de los controles en los aeropuertos, una medida que aislada (sin confinamiento posterior) es muy discutida por los epidemiólogos y que España comenzará a imponer desde el 23 de noviembre a países de riesgo. Por comparar, la recomendación de usar mascarillas en interiores, una de las más insistentes, es suscrita por menos personas (un 73%).
Las alteraciones en la vida cotidiana están teniendo repercusiones en la salud emocional de las personas. Un 18,4% afirma que han aumentado los conflictos dentro de su hogar. Este mismo fenómeno se observa en el caso de los problemas como el estrés, insomnio, ansiedad o nervios: hasta el 48,5% de la población afirma que los sufre o que se han acentuado.
Además, un porcentaje importante de ciudadanos se ha visto obligado a dejar de ir al médico o aplazar la visita: un 38,5% afirma haber aplazado o cancelado una visita o prueba médica por miedo a contagiarse de coronavirus, y un 54,8% por motivo del colapso de centros de salud y hospitales. Entre todas ellas, un 30,6% afirma que esto ha tenido consecuencias negativas sobre su salud.
Según los datos del estudio, un 3,9% de la población de España mayor de 18 años ha dado positivo en un test de coronavirus durante los últimos meses, lo que encaja con las cifras de contagios totales del Ministerio de Sanidad. La mayor parte de los que no han dado positivo se muestran preocupados respecto a contagiarse: un 42,8% dice estar muy preocupados, y un 38,4%, bastante.
Aumenta el pesimismo
Los meses de pandemia van haciendo mella en la moral de los españoles. Un 61,4% de la población afirma sentirse más desanimada y pesimista. Es algo que parece haberse ido acentuando con el tiempo. En marzo, al comienzo de la crisis sanitaria, había una holgada mayoría que respondía que la sociedad saldría de esta crisis más solidaria, más fuerte y menos temerosa. Los porcentajes prácticamente se han invertido en noviembre.
Además, casi el 56,6% asegura que aumentarán las desigualdades entre generaciones, porcentaje que crece hasta casi el 80% si se habla de las económicas. La mayoría piensa, sin embargo, que la desigualdad entre géneros se mantendrá igual.
El impacto sobre la economía española será negativo y duradero para casi 8 de cada 10 encuestados (79,7%). Los más optimistas, que califican ese efecto de negativo pero pasajero son solo el 15,7%. La percepción sobre cómo la pandemia afecta a la economía del país es mucho más sombría que cuando la pregunta se dirige a la economía del hogar del encuestado. Un 33,6% de ellos califican el impacto de negativo y duradero para su unidad familiar, mientras que un 27,9% afirma que este es o será negativo pero pasajero.
En este sentido, la percepción sobre la situación financiera del propio hogar ha evolucionado hacia el optimismo, mientras que las predicciones sobre la economía española son cada vez más sombrías. En abril quienes anticipaban un impacto negativo y duradero eran el 69,9%. En cambio, el porcentaje de quienes dicen que en su hogar el virus apenas tendrá impacto pasa del 16% en marzo al 21,1% en abril y al 29,2% en noviembre.
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