España está a más de 10 puntos de Suecia en igualdad, lastrada por su nefasta conciliación
Sube un puesto hasta el octavo lugar en el último índice del Instituto Europeo de Igualdad de Género, elaborado con datos previos a la pandemia. A la cola están Grecia, Hungría y Rumanía. La plena equidad tardará más de 60 años
La igualdad real entre hombres y mujeres no se alcanza en ningún país de la Unión Europea, pero hay algunos que salen mejor en el examen y otros que aprueban casi por los pelos. España ha subido del noveno al octavo puesto de una clasificación elaborada por el Instituto Europeo de Igualdad de Género (EIGE, por su siglas en inglés). Pero sigue lejos del primero. Suecia, país ejemplo de políticas feministas y de conciliación, está casi 12 puntos por delante de España -con 83.8 puntos la primera y 72 en el ca...
La igualdad real entre hombres y mujeres no se alcanza en ningún país de la Unión Europea, pero hay algunos que salen mejor en el examen y otros que aprueban casi por los pelos. España ha subido del noveno al octavo puesto de una clasificación elaborada por el Instituto Europeo de Igualdad de Género (EIGE, por su siglas en inglés). Pero sigue lejos del primero. Suecia, país ejemplo de políticas feministas y de conciliación, está casi 12 puntos por delante de España -con 83.8 puntos la primera y 72 en el caso español- en este índice en el que el 0 es la absoluta inequidad y el 100 equivaldría a la igualdad plena.
A Suecia le siguen Dinamarca y Francia y a la cola, con los peores resultados Grecia y Hungría, ambas apenas por encima de los 50 puntos. La conciliación es la gran asignatura pendiente tanto en la UE como, en particular, en España, donde es el factor que más lastra sus resultados. El EIGE calcula que al ritmo de avance actual, apenas medio punto en un año, se tardarán más de 60 años para la igualdad plena.
El informe, de 182 páginas, se ha presentado este jueves por videoconferencia desde Berlín. Está elaborado con datos de 2018, previos a la pandemia, aunque incluye ya un primer diagnóstico de cómo la crisis sanitaria mundial está afectando a las mujeres. Los resultados iniciales apuntan a lo mismo que han señalado ya otros organismos, como la Organización de Naciones Unidas (ONU): puede que el mundo esté en riesgo de sufrir una pandemia de desigualdad. “Existe el riesgo de que los frágiles avances logrados por las mujeres en la última década retrocedan”, alerta el EIGE, que añade que las medidas de distanciamiento físico han impactado de forma sustancial en sectores que emplean mayoritariamente a mujeres y que su empleo cae más drásticamente que en la crisis de 2008. El cierre de escuelas y de centros de mayores que se vivió durante los confinamientos estrictos aumentó las necesidades de trasladar los cuidados al hogar, un cambio que recae también de forma mayoritaria sobre las mujeres.
“Hemos observado pequeños y constantes avances año tras año, pero tenemos motivos para preocuparnos”, ha asegurado este jueves la directora del EIGE, Carlien Scheele. “La pandemia supone una grave amenaza para el avance de la igualdad de género. No nos lo podemos permitir. Ahora más que nunca, los responsables de aplicar las políticas deberán utilizar los resultados de nuestro Índice para idear soluciones inclusivas que promuevan la igualdad de género en nuestra sociedad, tanto durante como después de esta crisis”.
La situación de España es mejor que la media europea en esta foto fija y es la tercera que más mejora desde el anterior índice. La nota conjunta de la UE asciende a 67,9 puntos, casi cuatro menos que en el caso español. Desde el índice anterior, España ha subido casi dos puntos, pero son justo las labores de cuidado no pagado las que más han lastrado su avance. En el uso del tiempo, uno de los seis indicadores que mide el EIGE, es donde España sale peor parada, con 64 puntos, por debajo incluso de la media europea (65,7). Ese apartado mide tanto quién se encarga del cuidado como la disponibilidad para el ocio. Se caracteriza “por una falta persistente de progreso” edición tras edición, según el informe. El instituto europeo insiste de nuevo en que la carencia de servicios -disponibilidad de escuelas infantiles hasta los tres años, cuidadores profesionales o flexibilidad horaria- tiene “una profunda relación” con las desigualdades de género. Y recuerda un dato especialmente relevante analizado en ediciones anteriores. Las obligaciones de cuidado mantienen a 7,7 millones de europeas fuera del mercado laboral frente a 450.000 hombres. O lo que es lo mismo, en Europa hay un cuidador por cada 17 cuidadoras, lo que agrava la brecha salarial y de pensiones.
El índice disecciona otros aspectos. En Trabajo mide el tipo de contratos (a tiempo completo o parcial) entre otras variables. En España y en la UE más de la mitad de los contratos a tiempo completo los ocupan los hombres. La puntuación española en este apartado sube a 73.2 puntos, ligeramente por encima de la media. En el apartado Dinero se revisa principalmente los recursos y la situación económica y la brecha salarial. Ahí España alcanza 77,8 puntos y es el segundo aspecto en el que está por debajo de la UE, cuya media es 80.6. En Conocimiento, se revisa si hombres y mujeres acceden en igualdad de condiciones a los estudios universitarios y cuál es la diferencia en las llamadas disciplinas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, en sus siglas en inglés). España obtiene 67.6 puntos en este apartado. En el que mejor sale es en Salud, que revisa el acceso a los servicios sanitarios, entre otras cuestiones y es donde España obtiene 90 puntos frente a los 88 de media europea.
El aspecto en el que ha habido más avance desde 2010 es en el reparto del poder y de los puestos de responsabilidad. España ha pasado de 52.6 puntos a 59.4. El incremento se debe, sobre todo, a la subida de representación en el poder político y en el aumento de presencia femenina en el poder económico, un aspecto en el que ha doblado de 33 a 65 puntos. Pero aquí también hay diferencias. La presencia de mujeres en los puestos directivos de las grandes compañías es del 27%, menos de un puesto de cada tres. En el caso del Gobierno, el Parlamento y las asambleas autonómicas supera el 40%, el límite mínimo para considerar que una institución es paritaria.