Una sanitaria en L’Hospitalet de Llobregat: “El ambulatorio roza el colapso, peor que en abril”
Los vecinos y comercios de los tres barrios más densos de la ciudad se enfrentan a un rebrote de la pandemia
“Familia Sierra, pasen, por favor”, grita una celadora enfundada en un equipo de protección individual en las puertas del ambulatorio del barrio de la Florida en L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona). Tras escuchar el apellido, una madre y sus tres hijos menores acceden al ambulatorio. Viven con una persona que se ha contagiado por coronavirus y van a someterse a la prueba. “Estamos rozando el colapso”, advierte Gemma Hernández, la jefa de servicio del ambulatorio. “Hemos multiplicado por tres las asistencias. Es mucho peor que en marzo o abril. En La Florida —dicen que es el barrio más denso ...
“Familia Sierra, pasen, por favor”, grita una celadora enfundada en un equipo de protección individual en las puertas del ambulatorio del barrio de la Florida en L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona). Tras escuchar el apellido, una madre y sus tres hijos menores acceden al ambulatorio. Viven con una persona que se ha contagiado por coronavirus y van a someterse a la prueba. “Estamos rozando el colapso”, advierte Gemma Hernández, la jefa de servicio del ambulatorio. “Hemos multiplicado por tres las asistencias. Es mucho peor que en marzo o abril. En La Florida —dicen que es el barrio más denso de Europa— estamos viviendo ahora la pandemia con mayúsculas”. Los pacientes siguen llegando y se van acumulando en las puertas. Las celadoras insisten en que deben mantener las distancias de seguridad, pero la mayoría de pacientes hace oídos sordos.
Isabel Ramírez y María Luisa Ramos tienen, las dos, 80 años y viven a caballo entre los barrios de la Florida y la Torrassa. Cada mañana se reúnen, toman café y charlan en al bar Rocxi dentro del pequeño Mercado del Torrente Gornal. Esta infraestructura abasteció durante décadas a los vecinos de la Torrassa y La Florida. Hoy es un mercado vacío y desangelado. La casualidad ha hecho que esta plaza esté justo en el centro de los tres barrios —donde viven más de 100.000 vecinos— amenazados por el rebrote. El Ayuntamiento de L’Hospitalet y la Generalitat han pedido a los vecinos que solo salgan de casa lo imprescindible, pero Isabel y María Luisa no están por la labor. “A mí, con mi edad, no me preocupa mucho casi nada. Si no me muero este año será el que viene”, dice, sorprendentemente, a carcajadas, Isabel. Las dos se desternillan al verse una a otra con las mascarillas. “Estuvimos tres meses encerradas en casa”, añade María Luisa. “Vivir de aquella manera no es vivir. Tendremos que reírnos”. Son las 10.30 y sus carcajadas rebotan por las paredes de este mercado vacío y tristón. “Hoy no hay clientas, se deben haber ido todas al Mercadona”, ironiza la dependienta de conservas Redondo. “No sé, yo cuando voy no me regalan las cosas, a otras parece que sí”.
El encargado de la pescadería Enriqueta explica cómo han fluctuado la llegada de clientes: “Llevamos semanas en las que las ventas son un auténtico tobogán. Durante el confinamiento vendimos muy bien. Cuando la gente empezó a salir lo notamos y, los últimos días, cuando han dicho que hay mucho coronavirus en estos barrios, esto parece un funeral. Nadie viene a comprar”, se lamenta. En el exterior del mercado hay unos puestos de ropa. Vilma Lagos es una de las vendedoras. Diseña trajes para adolescentes que quieran celebrar la fiesta de los 15, muy popular en muchos países sudamericanos. “Creo que abrí mi negocio en el mejor sitio. En La Torrassa y La Florida hay muchos compatriotas que quieren mantener esta tradición. Justo antes de la pandemia empezó a irme mal. Ahora me va fatal. Han prohibido las celebraciones, la gente se ha quedado sin trabajo… ¿Quién va a comprar un traje para los 15?”, se lamenta Lagos.
El Ayuntamiento de L’Hospitalet sabe que el aumento de los casos de coronavirus es preocupante en los tres barrios. Este miércoles se suspendieron todas las actividades culturales, deportivas y de ocio nocturno y se limitó el aforo de los restaurantes al 50% de su capacidad en la zona norte de esta ciudad vecina de la capital catalana.
El teniente de alcalde de derechos sociales en L’Hospitalet, Jesús Husillos, advierte de que el Consistorio tiene las manos atadas, y denuncia: “Sabemos que la ley de protección de datos impide a la Generalitat comunicarnos dónde viven los casos positivos. Aun así, tenemos que hacer algo para poder detectarlos, saber con quién se relacionan y si guardan el confinamiento. Podemos parar la propagación, ya sea con servicios sociales o con policía local, pero necesitamos actuar con contundencia”.
Mientras, Isabel y María Luisa siguen charlando y riendo en el Rocxi del mercado de Torrente Gornal.
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