Sanidad cambia de criterio y aconseja no separar a las madres con covid-19 de los recién nacidos

La revisión del protocolo de atención al parto recomienda prácticas relegadas durante la pandemia, como el acompañamiento a la gestante, el piel con piel o la lactancia materna

Una niña recién nacida con su madre en el hospital Sant Pau de Barcelona.Image taken by Mayte Torres (Getty Images)

Desde el inicio de la pandemia de la covid-19, muchas de las prácticas recomendadas por la evidencia científica para el parto y el posparto habían saltado por los aires. El miedo al contagio, junto con el desconocimiento de cómo afectaba la enfermedad a gestantes y recién nacidos y la saturación de los hospitales hicieron que en muchos casos, al menos inicialmente, quedaran aparcados la entrada del padre al paritorio, el piel con piel o la lactancia materna. Y, lo más doloroso para las madres con sospecha de covid-19, ...

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Desde el inicio de la pandemia de la covid-19, muchas de las prácticas recomendadas por la evidencia científica para el parto y el posparto habían saltado por los aires. El miedo al contagio, junto con el desconocimiento de cómo afectaba la enfermedad a gestantes y recién nacidos y la saturación de los hospitales hicieron que en muchos casos, al menos inicialmente, quedaran aparcados la entrada del padre al paritorio, el piel con piel o la lactancia materna. Y, lo más doloroso para las madres con sospecha de covid-19, se las separaba de sus bebés, a los que no podían coger en brazos hasta horas o días después. Ahora, el Ministerio de Sanidad ha actualizado su protocolo de atención del parto y el neonato siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y no deja lugar a dudas: se pueden realizar todas las prácticas anteriores, y solo se deberá separar al bebé de la madre infectada cuando sea necesario por la gravedad de su estado de salud.

“Si no es así, no parece recomendable la separación y evitar el contacto piel con piel, cuidado madre canguro..., especialmente en los momentos inmediatamente posteriores al nacimiento y durante el establecimiento de la lactancia”, se lee en el documento técnico Manejo de la mujer embarazada y el recién nacido con covid-19, actualizado este miércoles. En la primera versión, del 17 de marzo, se decía que “el recién nacido deberá ser ingresado aislado y separado de su madre”. En caso de que sea necesaria la separación, la duración de la medida se deberá analizar “de forma individual" teniendo en cuenta los resultados virológicos y las condiciones clínicas de ambos.

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El texto inicial de esta guía era mucho más cauto en todo lo referente a la relación madre-hijo. Así, para las madres asintomáticas o con pocos síntomas, e infección confirmada o probable, el documento decía: “Se valorará la posibilidad de alojamiento conjunto en régimen de aislamiento”. Ahora, con más estudios disponibles, se recomienda, "siempre que sea posible, evitar la separación de la madre de su recién nacido y favorecer el alojamiento conjunto de ambos en régimen de aislamiento, junto a un acompañante de su elección, si fuera posible”.

La coordinadora nacional de la Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y la Lactancia (IHAN), la pediatra María Teresa Hernández Aguilar, ha participado en esta revisión. Explica que, siguiendo las recomendaciones de la OMS y la última evidencia científica, “pesaban mucho más los argumentos para no separar: que el virus solo se transmite por vía respiratoria, la importancia del amamantamiento, que protege al bebé durante los primeros meses, y la baja incidencia y gravedad de la enfermedad en bebés”. Hernández muestra su satisfacción por este cambio: “Me daba mucha pena ver a tantas madres y bebés separadas sin necesidad”.

María Fernández Elorriaga, del Consejo General de Enfermería, destaca que el documento zanja las incertidumbres que ha habido en los dos últimos meses sobre si era necesario separar a los neonatos de sus madres en el caso de que estas fueran portadoras. “No hay que hacerlo. Solo está justificado si el estado de salud de la madre se agrava”, remacha.

La contribución de la IHAN, una iniciativa de la OMS y Unicef, se nota en que el texto de Sanidad aconseja claramente prácticas relegadas durante la pandemia. “No hay por qué restringir el acceso al acompañante de la mujer en parto si se toman las debidas medidas de protección”, afirma. “Dado que no existen evidencias de transmisión vertical se recomienda mantener las medidas habituales de cuidado neonatal óptimo (clampaje tardío del cordón, contacto piel con piel inmediato y animar a la primera toma de pecho en la primera hora)”, salvo que lo impida el estado de la madre o del bebé “o no se pueda asegurar un adecuado aislamiento madre-hijo (mascarilla, higiene de manos)”, aconseja. Y sobre la lactancia materna, afirma que “otorga muchos beneficios, como el potencial paso de anticuerpos madre-hijo frente al SARS-CoV-2, por ello y ante la evidencia actual se recomienda el mantenimiento desde el nacimiento, siempre que las condiciones clínicas del recién nacido y su madre así lo permitan”.

Guillermo Antiñolo, jefe del servicio de Obstetricia y Ginecología del hospital Virgen del Rocío de Sevilla, considera que aunque el riesgo de transmisión del virus de la madre al bebé es “relativamente alto”, la separación entre ambos no está justificada. “La enfermedad en neonatos suele ser leve, no requiere cuidados especiales, y es más recomendable que madre e hijo convivan durante esos primeros días, inicien la lactancia…”, explica. Antiñolo opina además que la alternativa no es siempre posible o aconsejable: “Alguien tendrá que dar igualmente la leche de fórmula al recién nacido, el aislamiento en casa no siempre es factible… Pero no es solo una cuestión de logística. Separar a madre e hijo durante 14 tras el parto es algo difícil”, concluye.

El documento incluye otra novedad, el tratamiento profiláctico para la enfermedad trombovenosa a todas las embarazadas infectadas. Recoge así algo que ya se aplicaba en la práctica en muchos hospitales, que detectaron el mayor riesgo de formación de trombos en las gestantes con covid-19, ya que ambos factores —embarazo y coronavirus— acentúan la hipercoagulabilidad.

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