Cuando pedir al cliente que use mascarilla se convierte en un peligro

El rechazo a las nuevas medidas para evitar la propagación del coronavirus ha provocado varios episodios violentos en comercios de Estados Unidos, incluyendo dos tiroteos

Familiares de Calvin Munerlyn se consuelan tras la muerte del guardia de seguridad, Flint, Michigan. Vídeo: MLIVE.COM / AP | VIDEO: EPV

Un guardia de seguridad de la tienda Target acabó con el brazo roto por una trifulca con dos clientes que supuestamente se negaron a usar mascarillas, según informó el lunes la policía de Los Ángeles. Este caso se suma a una serie de encontronazos violentos contra los trabajadores que intentan hacer cumplir las órdenes para evitar la propagación del coronavirus en los locales que han comenzado a abrir en la llamada “nueva normal...

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Un guardia de seguridad de la tienda Target acabó con el brazo roto por una trifulca con dos clientes que supuestamente se negaron a usar mascarillas, según informó el lunes la policía de Los Ángeles. Este caso se suma a una serie de encontronazos violentos contra los trabajadores que intentan hacer cumplir las órdenes para evitar la propagación del coronavirus en los locales que han comenzado a abrir en la llamada “nueva normalidad” en Estados Unidos. Dos de las confrontaciones que han tenido lugar en las últimas semanas han acabado en tiros, con una víctima fatal en Flint (Michigan). Estos episodios se suman a las protestas de pequeños pero ruidosos grupos para reclamar que reabran la economía en sus respectivos Estados.

“Si dejamos que la economía siga el camino que está tomando, siento que habrá disturbios civiles significativos que podrían conducir a la desobediencia civil y, en el peor de los casos, disturbios y revueltas”, advirtió este martes el líder de la respuesta contra el coronavirus y alcalde general de Hawaii, Kenneth Hara. Horas más tarde, el presidente del Consejo Municipal de Fresno, California, Miguel Arias, se enfrentó a manifestantes del grupo conservador Frontline America que lo hostigaron en la puerta de su casa por las medidas de confinamiento. La pelea acabó con el arresto de uno de ellos y con Arias citado por tres delitos menores de agresión. La policía continúa investigando el incidente.

Uno de los casos de violencia más brutales ocurrió en Flint: el guardia de seguridad de una tienda de descuentos Family Dollar le dijo a una clienta que su hija debía usar mascarilla, lo que provocó una discusión. Finalmente, la mujer se fue, pero regresó con su esposo y su hijo, quien cargaba una pistola. El hombre de 23 años le disparó en la cabeza a Calvin Munerlyn, de 43, quien murió desangrado en el piso de la tienda. Los tres clientes involucrados están acusados de asesinato en primer grado. Un caso similar sucedió el pasado miércoles en Oklahoma City. Gloricia Woody, de 32 años, entró a un McDonald’s para hacer un pedido. Los empleados le dijeron que el comedor estaba cerrado y le ordenaron a que se fuera. Ella acató, pero regresó a los minutos con una pistola y comenzó a disparar. Dos empleados de la franquicia acabaron en el hospital por heridas de bala.

“Obviamente es un crimen atroz, particularmente porque estas dos personas estaban tratando de apoyar la salud pública”, lamentó el pasado jueves el consejero delegado de McDonald’s, Chris Kempczinski, en el programa de ABC Good Morning America. “Lo que vimos en esta situación es realmente lo que estamos viendo en varias otras a lo largo del país, que es esta tensión sobre la apertura y la preocupación de la gente al respecto. Pero no hay absolutamente ninguna excusa para la violencia, particularmente la violencia armada”, apuntó Kempczinski, quien agregó que los dos empleados están fuera de peligro.

El viernes pasado la galardonada heladería Polar Cave, en Cape Cod, Massachusetts, se atrevió a reabrir su puertas, con la condición de que los clientes solo podían hacer pedidos telefónicos con una hora de antelación antes de recogerlo. Sin embargo, muchos pasaron por alto la medida y se presentaron directamente en el mesón, exigiendo que se les entregara la orden inmediatamente. En vez de tener los siete empleados de costumbre, la heladería contaba con cuatro. Uno de ellos, una adolescente, renunció ese día. La trabajadora “aguantó su turno”, dijo el dueño del local, Mark Lawrence, a los medios locales, a pesar de enfrentarse a un lenguaje que “ni siquiera se diría en el vestuario de hombres”. Lawrence publicó a las siete de la tarde en su página de Facebook: “DEJE DE LLAMAR”. Después de la amarga experiencia, decidió volver a cerrar hasta nuevo aviso.

A estos episodios de violencia se suma la división que existe de por sí sobre el ritmo con el que el país está preparado para volver a la normalidad. El presidente Donald Trump ha acusado a la oposición de ralentizarlo. “Los demócratas se están moviendo lentamente, en todo Estados Unidos, por motivos políticos. Si de ellos dependiera, esperarían hasta el 3 de noviembre. No jueguen a la política. ¡Actúen con seguridad pero muévanse con rapidez!”, escribió esta lunes el mandatario, en alusión a las elecciones presidenciales del 3 de noviembre. El epidemiólogo Anthony Fauci, miembro clave del grupo de trabajo del coronavirus de la Casa Blanca, alertó este martes en una comparecencia vía streaming en el Senado de que una apertura prematura puede provocar “brotes” del virus con “graves consecuencias” para el país, que este miércoles ya ha superado los 83.000 fallecidos.

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