El Vaticano propone que las procesiones de Semana Santa se hagan el 14 y el 15 de septiembre
Los hosteleros y las hermandades acogen con cautela la sugerencia ya que la decisión final corresponde a las diócesis
Las procesiones de Semana Santa podrían trasladarse al 14 y 15 de septiembre. Es la propuesta que el Vaticano ha enviado a los obispos en respuesta a las “peticiones concernientes a las próximas fiestas pascuales” a través de un decreto firmado el 19 de marzo. La decisión de ponerla en práctica corresponde a las diócesis, por eso las Hermandades y los hosteleros de Sevilla, donde el ...
Las procesiones de Semana Santa podrían trasladarse al 14 y 15 de septiembre. Es la propuesta que el Vaticano ha enviado a los obispos en respuesta a las “peticiones concernientes a las próximas fiestas pascuales” a través de un decreto firmado el 19 de marzo. La decisión de ponerla en práctica corresponde a las diócesis, por eso las Hermandades y los hosteleros de Sevilla, donde el impacto económico de estas fiestas se eleva a 400 millones de euros, se han tomado el ofrecimiento con cautela y cierto alivio por el impulso que puede aportar a las arcas de la ciudad. La posibilidad de ver circular los pasos en septiembre es tan inédita como la decisión de suspender la salida de las cofradías por culpa del coronavirus que debieron tomar las principales ciudades españolas donde esta fiesta es, más allá de su principal reclamo turístico, un activo sentimental para sus vecinos.
El decreto del Vaticano explica que existen celebraciones litúrgicas que no pueden trasladarse de fecha, pero que hay otras, referidas al Jueves Santo y al Viernes Santo, donde sí hay margen para realizarse en otros momentos del año. “Las expresiones de piedad popular y las procesiones que enriquecen los días de la Semana Santa y del Triduo Pascual a juicio del obispo diocesano podrán ser trasladadas a otros días convenientes, por ejemplo, el 14 y 15 de septiembre”, concluye el documento. La nota viene firmada por el cardenal Robert Sarah, hermano de La Macarena, una de las principales hermandades de la capital andaluza.
Para su hermano mayor, José Antonio Fernández, eso no deja de ser más que una mera coincidencia. “Es un hermano más, lo que pasa es que es cardenal”, señala a este diario. Fuentes cercanas al Arzobispado de Sevilla indican a este diario que aún no se ha valorado el decreto remitido por el Vaticano. “Este asunto lo va a abordar el Consejo Episcopal de la Archidiócesis en la primera reunión que tenga, una vez pase esta situación derivada del estado de alarma”, explican. Fernández prefiere contener su optimismo ante la posibilidad que ha abierto el Vaticano para que los pasos puedan salir por las calles de Sevilla en septiembre en lugar de abril. “Esto depende del arzobispo y yo estaré a expensas de lo que él determine”, afirma, para advertir de que la Semana Santa tiene un ciclo que su hermandad ya está cumpliendo retransmitiendo los actos por streaming, ya que la basílica está cerrada al culto. ”La procesión es una manifestación externa y puede trasladarse a septiembre”, añade.
La misma prudencia manifiesta Manuel González, hermano mayor de La Estrella. “El arzobispado aún no ha reconocido nada y ahora mismo hay muchísima gente desilusionada a la que no se le pueden dar esperanzas en vano”, advierte. González, sin embargo, sí es consciente de que desde el punto de vista económico la medida sería muy importante para la ciudad.
Para los negocios de hostelería la suspensión de la Semana Santa y el aplazamiento de la Feria de Abril a la segunda quincena de septiembre —si el Ayuntamiento consigue encajar las fechas— ha supuesto un mazazo brutal para sus perspectivas de negocio. “Para nosotros la primavera supone el 30% del total de nuestros ingresos y hay que tener en cuenta que los meses de verano aquí no ingresamos porque no hay nadie”, se lamenta Antonio Luque, presidente de la Asociación de Hostelería de Sevilla.
A los 400 millones de impacto económico de la Semana Santa, el 1,3% del PIB local, hay que sumar los casi 900 millones de ingresos perdidos que supone la cancelación de la Feria, el 3% del PIB de la ciudad. Luque da la bienvenida a cualquier aplazamiento de las dos grandes fiestas de la capital andaluza, pero tiene otra sugerencia para el Arzobispado, ante la dificultad de condensar una Semana Santa en la que salen 70 hermandades en dos días. “Vamos a pedirle que organice una procesión extraordinaria de acción de gracias en noviembre, esto uniría el culto y la caridad de proyectar la economía de la ciudad”, sostiene.
Con todos los hoteles de la ciudad cerrados y los apartamentos turísticos sin liquidez alguna, para los hosteleros sevillanos es esencial estar preparados para el momento en que empiece a vislumbrarse la salida de la crisis económica que la pandemia del coronavirus ha precipitado. Luque prevé que la recuperación en el sector empiece a notarse en septiembre con varios congresos programados y las perspectivas de celebrar la Feria, y entiende que noviembre puede contribuir a apuntalar ese repunte. La propuesta del Vaticano les ha abierto un resquicio para pintar un poco de esperanza en el futuro negro que se les avecina en los próximos meses.
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