Bruselas alerta del retraso en los objetivos de igualdad en salarios y empleo

Un estudio de la UE dice que tendrán que pasar siete décadas para lograr la equidad salarial Al ritmo actual, la paridad en Parlamentos y consejos de administración no llegaría hasta 2038

Bruselas -

Las diferencias entre hombres y mujeres en la Unión Europea (UE) se resumen en una sucesión de coordenadas tan elocuente como irritante: 25-25-70. Tres cifras que marcan la brecha laboral en el, pese a todo, bloque de países más igualitario en el globo: al ritmo actual, las europeas tardarían 25 años en lograr la paridad con sus homólogos masculinos en los Parlamentos de los Estados miembros y en los consejos de administración de las cotizadas y hasta 70 en lograr la convergencia salarial. Así lo refleja la ...

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Las diferencias entre hombres y mujeres en la Unión Europea (UE) se resumen en una sucesión de coordenadas tan elocuente como irritante: 25-25-70. Tres cifras que marcan la brecha laboral en el, pese a todo, bloque de países más igualitario en el globo: al ritmo actual, las europeas tardarían 25 años en lograr la paridad con sus homólogos masculinos en los Parlamentos de los Estados miembros y en los consejos de administración de las cotizadas y hasta 70 en lograr la convergencia salarial. Así lo refleja la Comisión Europea en su informe anual sobre igualdad de género, que deja una foto fija alarmante sobre las diferencias de género en los Veintiocho y que retrasa, amparándose en la crisis, la consecución de los objetivos comunitarios.

“La situación mejora, pero muy lentamente”, ha deslizado la responsable comunitaria de Justicia, Viviane Reding, durante la presentación del documento. Esta cadencia premiosa deja datos preocupantes y muy pocos motivos para sacar pecho. En primer lugar, del estudio se desprende que la brecha salarial entre hombres y mujeres continúa por encima del 16% y que, lejos de menguar, repuntó una décima en 2012 (el último año del que hay datos disponibles). En segundo, las cuotas de participación de la mujer hablan por sí solas: solo tres de cada diez ministros y diputados eran mujeres —frente al 40% que marca la paridad—, su presencia en los consejos de administración de las mayores empresas cotizadas apenas alcanzó el 18%, porcentaje que se reduce hasta un exiguo 3% en el caso de las primeras ejecutivas de grandes compañías. Por si fuera poco, al llegar la edad de jubilación las diferencias no solo no se reducen sino que aumentan aún más: en promedio, una mujer pensionista ingresa un 39% menos que un hombre. Todo ello a pesar de que seis de cada 10 titulados universitarios de la UE son mujeres.

“Asegurar la igualdad de oportunidades es vital para la economía europea; utilizar los mejores cerebros tiene sentido económico”, ha añadido Reding. Sin embargo, como suele ocurrir con todas las estadísticas de índole comunitaria, tomar a los Veintiocho como un todo lleva a una visión distorsionada de la realidad y esconde importantes paradojas. Luxemburgo y Alemania, dos de los países con mayor renta per cápita de la UE, comparten con un 46% y un 44% respectivamente el nada honroso honor de liderar la clasificación de Estados con mayor brecha en pensiones. En lo relativo a salarios, Estonia (30%), Austria (23%) y, de nuevo, Alemania (22%) son los países más desiguales de la Unión. En ambos casos España, con un 33% y un 18% respectivamente, se sitúa cerca de la media comunitaria (39% y 16%).

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