“Las opciones del periodista turco son paro o cárcel”

Este periodista turco excarcelado denuncia la falta de libertad de expresión en el país asiático

Nedim Sener, periodista turco.Samuel Sánchez

Adelgazó 30 kilogramos el año que estuvo preso. Nedim Sener (1966), periodista turco, calcula que recorrió 2.000 kilómetros dando vueltas al patio de la prisión. Caminar fue su rutina para combatir la depresión por estar acusado de terrorismo cuando lo único que hace, dice, es escribir libros y artículos. Hace un año que está fuera de la cárcel, ha ganado 10 kilos y trabaja como columnista en un diario de su país, el Posta, en cuyas p...

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Adelgazó 30 kilogramos el año que estuvo preso. Nedim Sener (1966), periodista turco, calcula que recorrió 2.000 kilómetros dando vueltas al patio de la prisión. Caminar fue su rutina para combatir la depresión por estar acusado de terrorismo cuando lo único que hace, dice, es escribir libros y artículos. Hace un año que está fuera de la cárcel, ha ganado 10 kilos y trabaja como columnista en un diario de su país, el Posta, en cuyas páginas defiende la libertad de expresión y los derechos humanos. Mientras, espera el juicio en el que podría ser condenado a entre 7 y 15 años de prisión.

“Lo primero que me preguntó mi hija, de nueve años, después de entrar en prisión fue: ‘Papá, ¿por qué estás en la cárcel?”. Así tituló su segundo libro en el que cuenta su experiencia. “Me dejó alucinado. Ella no entendía que me acusaran de terrorista, que son las personas que ponen bombas y pegan tiros”, recuerda. Sener respondió a la pequeña que iba a dar clases a los guardias. “No me creyó”, ríe el periodista, quien pide pasear antes de ir a cenar a un tablao flamenco. “Me gustan las sevillanas”, dice con la esperanza de que haya función. Mientras desmenuza sus vivencias, a cada paso hace paradas para mirar al cielo y respirar hondo. “Cuando salí me emocioné al ver el sol sobre las montañas, antes solo veía el reflejo en la pared de cemento”, explica.

Sener cree que la acusación de pertenencia a la organización terrorista Ergenekon que pesa sobre él, basada en su supuesta colaboración en dos libros sobre la banda, es una excusa para amedrentarle. “No tienen pruebas. Y escribir libros nunca puede ser un delito. Tampoco ayudar a hacerlo”, subraya. “Lo que ocurre es que el Gobierno no quiere periodistas que lo critiquen”, detalla. Por eso, dice, en Turquía no se investigan las muertes violentas de los profesionales de la información y muchos — “75 ahora mismo”, apunta— acaban en la cárcel. “No hay libertad de expresión, ni se respetan los derechos humanos. No es una democracia, ni siquiera en desarrollo, como dicen”. El periodista señala que su caso, y los de otros 200 colegas en su misma situación de libertad pero a la espera de juicio, son “para destruir a los informadores en la oposición”. Este escenario de acoso e indefensión es el que denunció en Madrid en la presentación del informe sobre libertad de prensa de Reporteros Sin Fronteras.

Sener no parece tener miedo. Habla con tranquilidad, mientras pincha unas patatas fritas, de la posibilidad de ir de nuevo a la cárcel. “Es una cuestión de personalidad. Cuando alguien ha estado en prisión sin motivo puede asumir estar más”, afirma. “Sea cual sea el coste, tiene que ganar la libertad”, proclama. “La sociedad tiene derecho a la información y seguiré haciéndola aunque esté encarcelado”. De exilio, ni hablar: “Es lo que al Gobierno le gustaría. Dirían que eso demuestra que no soy inocente”.

El periodista sí está preocupado, sin embargo, por la gran cantidad de jóvenes que quieren ejercer el periodismo en su país. “Solo tienen dos opciones: el paro o la cárcel”, lamenta. En sus charlas en universidades turcas, los estudiantes le cuentan que sus padres no quieren que se dediquen a esta profesión por el riesgo que corren. Pero Sener tiene esperanza.

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