“Con el tiempo no vamos a poder tratar a todos los pacientes de cáncer. No se podrá pagar”
Solange Peters, presidenta de la Sociedad Europea de Oncología Médica, habla sobre el control de una enfermedad que requerirá virar el esfuerzo del tratamiento a la prevención
Solange Peters cuenta que trabaja más de 70 horas semanales y es capaz de educar al mismo tiempo a sus hijos. La jefa del servicio de oncología del Hospital Universitario de Lausana (Suiza), que con esa presentación parece dotada para obrar milagros, es también la presidenta de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO, de sus siglas en inglés), que estos días celebra en París su congreso anual. Allí se presentan estudios con resultados que pretenden mejorar los tratamientos habituales para la enfermedad, junto a las cardiovascul...
Solange Peters cuenta que trabaja más de 70 horas semanales y es capaz de educar al mismo tiempo a sus hijos. La jefa del servicio de oncología del Hospital Universitario de Lausana (Suiza), que con esa presentación parece dotada para obrar milagros, es también la presidenta de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO, de sus siglas en inglés), que estos días celebra en París su congreso anual. Allí se presentan estudios con resultados que pretenden mejorar los tratamientos habituales para la enfermedad, junto a las cardiovasculares, que más mata en el mundo desarrollado.
Peters, nacida en Lausana (Suiza) hace 50 años y bióloga de formación, comenzó trabajando en el campo de las enfermedades infecciosas, alrededor del año 2000, cuando se produjo uno de los milagros más destacados de la ciencia y la medicina de las últimas décadas. El VIH, un virus que sin tratar era una sentencia de muerte, comenzó a controlarse gracias a unos medicamentos que no eliminaban del todo la amenaza, pero permitían a los pacientes continuar con su vida casi con total normalidad. Peters dice que saltó al campo de la oncología porque, en el contacto con personas con VIH, conoció a muchas con cáncer, y con el éxito en los tratamientos para el virus vio que la comprensión de la biología que ella podía aportar “era imprescindible para ayudar a los pacientes con cáncer”.
En ese trabajo de comprensión de una enfermedad con una complejidad endiablada, se ha dado cuenta de que estamos “lejos de curar el cáncer. Cuanto más avanzamos, más mecanismos de resistencia identificamos o nuevas situaciones incontroladas”, añade. Sin embargo, identifica también los éxitos de los últimos 20 años, con el refinamiento de los tratamientos moleculares desarrollados a partir del conocimiento fundamental de la enfermedad o el gran avance de la inmunoterapia. No obstante, a pesar de los éxitos, reconoce que los nuevos fármacos, eficaces, pero extremadamente caros, puede poner en riesgo los sistemas sanitarios. Para evitarlo, se debe intensificar el esfuerzo para mejorar la prevención
Pregunta. Aunque se habla de la importancia de la prevención, la inversión que se dedica a esa faceta del tratamiento del cáncer es mucho menor que la que se dedica a tratar de controlar la enfermedad cuando ya ha aparecido.
Respuesta. Sabemos que no se dedica lo suficiente y todos conocemos la importancia de la prevención por las estadísticas demográficas del cáncer. La población está envejeciendo, que es algo bueno, porque vivimos más, pero también se está incrementando el número de personas con cáncer. Y desafortunadamente hay cada vez más necesidad de tratamientos que son cada vez más caros. Por un lado, hay algo que celebrar, que es que esos tratamientos prolongan la supervivencia, pero eso también hace que tengas más pacientes que tratar y se incrementen los costes. Con el tiempo no vamos a poder tratar a todos los pacientes de cáncer. No se podrá pagar.
¿Qué podemos hacer? Por un lado, es necesario que los fármacos tengan un precio justo. Y tampoco estoy segura de que la industria farmacéutica vaya a encontrar el tratamiento revolucionario para curar el cáncer. Me gustaría, pero creo que aún estamos lejos. Así que lo único que podemos hacer es reducir el número de casos. Para eso habría que dedicar más dinero a la prevención y es necesario incrementar el interés científico en esa faceta. Cada vez hay más iniciativas para promover la prevención y los buenos hábitos, hay mucha inversión, pero aún no es suficiente.
P. Pese a los esfuerzos y a que se sabe que el tabaco produce cáncer desde hace décadas, los porcentajes de población que fuma se mantienen elevados La gente sabe que el tabaco da cáncer, el porcentaje de la población que fuma a diario sigue siendo elevado (en España ronda el 20%). ¿Es un problema que se puede resolver solo con mejor información?
R. No lo sé. Hay ya mucha información, pero equivocada. Tengo que decir que debemos tener cuidado con los lobbies. En Suiza he luchado contra la industria del tabaco con fuerza. La industria está inventando nuevos productos, con una pretensión de crear una forma de fumar sin fumar. Te dicen que no tendrás cáncer, pero lo tendrás igual, son los mismos carcinógenos. Aun así, mucha gente adopta estar forma de fumar, porque creen que es una manera de minimizar el riesgo. Pero no tenemos prueba de que sea así.
Otro factor es la publicidad. En Suiza, mi última lucha fue para prohibir los anuncios para adolescentes, porque en las discotecas, en las películas e incluso en los dibujos animados tenías imágenes positivas y publicidad del tabaco. En los festivales de música daban cigarrillos gratis. Y los adultos aún se ven expuestos a esa publicidad. Los anuncios de tabaco deberían prohibirse, pero no sucede por el lobby de la industria del tabaco. El parlamento suizo está invadido por gente que cobra de este lobby.
P. ¿Cree que se debería prohibir el tabaco, como la cocaína o la heroína?
R. Yo no estoy a favor de la prohibición. Cuando trabajaba en VIH, vi que la prohibición de la heroína dio lugar a un tipo de consumo peligroso, con inyecciones en malas circunstancias. No creo que la prohibición llevaría el consumo de tabaco a cero. Pienso que la forma de reducir el consumo depende de decir la verdad al 100% y de forma activa. El tabaco no ofrece ninguna ventaja. Necesitamos leyes que prohíban promover el fomento del consumo de tabaco y que los parlamentarios no puedan cobrar de la industria del tabaco igual que se supone que no pueden cobrar de la industria farmacéutica o de las aseguradoras.
P. Las pruebas preventivas han sido una de las claves de la mejora en la supervivencia del cáncer de mama. ¿Se debería aplicar y generalizar en otras patologías, como el pulmón?
R. Las mamografías y las colonoscopias a partir de los 50 años están bien implantadas. La monitorización del cáncer de pulmón tiene una aceptación casi completa en la comunidad científica y médica, pero prácticamente no se hace. Así que creo que es el próximo paso. Tenemos probar que se puede hacer, porque tienes que descontar todas las máquinas, el personal y las aplicaciones tecnológicas para leer los escáneres. Y necesitas un sistema político que haga el reembolso. Y por último necesitamos identificar quién se va a beneficiar más de estos cribados, la gente que ha fumado durante 30 años o 20 o hasta qué edad. Tenemos que hacer este trabajo para hacer que tenga sentido económico.
“No estoy segura de que la industria farmacéutica vaya a encontrar el tratamiento revolucionario para curar el cáncer”
P. En los últimos años, se han desarrollado muchos tratamientos de algunos tipos de cáncer muy exitosos que son tan caros que parece difícil que puedan llegar a todo el mundo.
R. Mi sensación es, en primer lugar, que el mundo no está evolucionando hacia un acceso a la sanidad más democrático y un mayor derecho a la salud, algo que ha empeorado tras la covid, y una diferencia que se ha visto en particular entre países de mayores y menores ingresos.
Además, cosas como los tests moleculares, que se pueden automatizar, no llegan a gran parte de la gente en el mundo. E incluso para países ricos como Suiza, va a costar hacer el sistema sostenible. Así que podemos ir hacia un mundo en dos dimensiones, el de la gente que sobrevive al cáncer y el de la gente que muere a los 45 años.
P. Hay algunos tratamientos para el cáncer que ofrecen pequeñas ganancias de tiempo de vida por cantidades ingentes de dinero. ¿No tendría más sentido utilizar esos recursos para aplicarlos en políticas sanitarias que pueden tener mayor impacto para más gente?
R. La vida siempre tiene un sentido, y si me pregunta si tiene sentido ampliar una vida dos meses, te diría que absolutamente. Desde la perspectiva del paciente tiene todo el sentido. La cuestión es que los recursos empiezan a estar constreñidos. Va a pasar incluso en Suiza en algún momento. Y cuando tienes recursos limitados, tienes que priorizar. Algo que nosotros en ESMO hemos tratado de hacer es evaluar la magnitud de beneficios clínicos, a partir de la cantidad de meses más de supervivencia, de las toxicidades, de la cantidad de pacientes que tendrán acceso al fármaco. Eso nos puede ayudar a ver qué fármacos pueden ser sostenibles.
Pero también tenemos que empezar a definir el precio justo de los fármacos para poder mantener la sostenibilidad del sistema. Ver cuánto ha costado la investigación dedicada a desarrollar un fármaco concreto, cuánto va a costar producirlo, dividirlo entre los pacientes que lo van a recibir. ..Así podrías calcular cuál un precio justo, pero no tenemos los números. No conocemos los costes de investigación y desarrollo, el número de patentes… falta información.
“Podemos ir hacia un mundo en dos dimensiones, el de la gente que sobrevive al cáncer y el de la gente que muere a los 45 años”
P. ¿Cómo se imagina el futuro del tratamiento del cáncer? ¿Cree que será posible convertirlo pronto, al menos, en una enfermedad crónica?
R. Hace 20 años, cuando comencé en oncología, encontrábamos mucho cáncer de mama metastásico. Ahora, el cáncer de mama es otra enfermedad porque tienes nuevos tratamientos adyuvantes, mejoras en la cirugía, en la radioterapia. Así que la mayoría de las personas con cáncer de mama se curan con los tratamientos iniciales gracias a años y años de investigación con muchas pacientes. Espero que eso pase a otros tipos de cáncer, a través de la inmunoterapia, de la cirugía, del cribado, que pasemos de un diagnóstico en un estadio avanzado al diagnóstico temprano y que se pueda curar la enfermedad cuando empieza. Pienso que harán falta décadas para lograr que el cáncer sea una enfermedad crónica, pero creo que el objetivo es lograr el éxito del cáncer de mama, en el que el 70% o el 80% de los tumores se curan en sus etapas iniciales.
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