El Sindicato Mantero nació de una muerte

Los manteros siguen reivindicando “Sobrevivir no es delito”, mientras recuerdan a sus fallecidos, entre ellos, Mor Sylla con quien empezó todo

Barcelona -
Manteros ocupan el Muelle de la Barceloneta. JUAN BARBOSA (EL PAÍS)

Mor Sylla falleció el 11 de agosto de 2015. Era de Senegal, tenía 50 años y vivía en la localidad tarraconense de Salou vendiendo productos falsificados encima de una manta. El día que murió Mor, los Mossos d’Esquadra realizaron tres entradas y registros simultáneos en tres pisos de Salou. Intentaban descabezar una organización que distribuía y vendía mercancías piratas en la Costa Dorada. A las seis de la mañana, los agentes reventaron la puerta del tercer piso donde vivía el mantero. Los mossos ...

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Mor Sylla falleció el 11 de agosto de 2015. Era de Senegal, tenía 50 años y vivía en la localidad tarraconense de Salou vendiendo productos falsificados encima de una manta. El día que murió Mor, los Mossos d’Esquadra realizaron tres entradas y registros simultáneos en tres pisos de Salou. Intentaban descabezar una organización que distribuía y vendía mercancías piratas en la Costa Dorada. A las seis de la mañana, los agentes reventaron la puerta del tercer piso donde vivía el mantero. Los mossos gritaron aquello de: “Policía” y, en segundos, Sylla saltó por el balcón. Falleció en el acto. Los manteros de Salou acusaron a los Mossos de haberlo matado y protagonizaron una revuelta que acabó con enfrentamientos, 24 heridos, 13 detenidos y la vía del tren cortada durante diez horas.

Ese 2015, la capital catalana registraba récords de turismo y centenares de manteros hacían el agosto en Barcelona. Colau acababa de llegar a la alcaldía y los sindicatos de la Guardia Urbana prejuzgaban que BComú era un partido “antipolicía”. La revuelta de Salou se contagió en cuestión de horas en Barcelona. El 14 de agosto siete urbanos resultaban heridos cuando requisaban material a manteros. El colectivo, por primera vez, actuaba con violencia. Dos meses después de que la exportavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) llegara al Consistorio la crisis de los manteros se convertía en el principal problema de seguridad. El intendente mayor de la Guardia Urbana, Evelio Vázquez, diseñó un protocolo bautizado como Víctor Alfa. Se exigía a los urbanos combatir la venta ilegal pero llamando a los Mossos siempre que en una intervención hubiera problemas de orden público. La orden era “desgastar” las zonas donde se colocaban los manteros con patrullajes continuos.

Los enfrentamientos comenzaron a ser casi diarios. Paralelamente, surgieron colectivos de vecinos –Tras la Manta y el Espacio del Inmigrante- que se posicionaron a favor de los manteros y en contra de lo que llamaron “violencia policial racista”. Junto a los manteros también se posicionó la CUP y, gracias a estos, los dos centenares de manteros de la ciudad se vieron por primera vez unidos. Adoptaron los métodos asamblearios y surgió la idea de organizarse. El 10 de octubre de 2015 nació el Sindicato Mantero, también llamado Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes de Barcelona. Una formación inscrita en ningún lugar, sin listado de integrantes y sin aportaciones de sus afiliados. Aziz Faye, fue el primer portavoz: “No vinimos a Barcelona ni a dedicarnos a la venta ambulante, ni a correr delante de la policía, sino a vivir dignamente”, arengaba. El Ayuntamiento reconoció, desde el minuto cero, al sindicato. Colau tenía ya un interlocutor en los manteros.

En noviembre de 2015, una actuación conjunta de Mossos, Guardia Urbana y Policía Portuaria eliminó el zoco en que se había convertido la zona del monumento a Colón en la Rambla. Los policías estuvieron plantados allí durante semanas mientras el Sindicato Mantero –junto a la CUP- protagonizaban protestas por toda Barcelona, llegando a montar un mercado ilegal, durante unas horas, frente al Ayuntamiento.

Tras el invierno, el 18 de mayo de 2016 marcó un antes y un después en la historia del sindicato. Durante un operativo policial el mantero Sidil Moctar abrió la cabeza de un guardia urbano con una rama. Moctar ingresó en prisión y el sindicato volvió con fuerza a las calles.

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Mossos con armas largas

Ese verano había más manteros que el año anterior y Colau consiguió que la Generalitat también ayudara a controlar el fenómeno. Decenas de Mossos antidisturbios con armas largas se colocaron justo en las zonas que ocupaban los ambulantes. La excusa era que los agentes formaban parte de los operativos antiterroristas. Se instalaron durante semanas en puntos estratégicos y consiguieron que los ambulantes no se instalaran en las zonas más turísticas.

Mientras, el Ayuntamiento de Colau tenía un plan. Conocía a los líderes del Sindicato Mantero y creó una cooperativa capaz de dar trabajo a quince manteros. Paralelamente diseñó planes de ocupación para los vendedores ambulantes y, casualidad o no, algunos de los líderes del Sindicato Mantero pasaron de la noche a la mañana de vender en la calle a tener una ocupación - vendiendo ropa, como pescadero…- , respaldada por el propio Consistorio. La CUP perdió fuelle y el sindicato comenzó a espaciar sus protestas.

Fuera de la iniciativa del Ayuntamiento quedaron centenares de manteros. Animados por el Espacio del Inmigrante algunos crearon otra marca que bautizaron como Top Manta. Diseñaron camisetas y hoy venden sus creaciones en una tienda del barrio del Raval

Tras el atentado de la Rambla, los Mossos desaparecieron de las zonas donde, paradójicamente, realizaban operativos antiterroristas. No volvieron. Decenas de manteros regresaron entonces a estos puntos turísticos. Allí siguen. El Síndicato Mantero calcula que hay medio millar de vendedores vendiendo este año en las calles. El sindicato no es todo lo fuerte que fue. Tras la agresión de un vendedor ambulante a un turista a principios de agosto el colectivo no reaccionó con la rapidez que le caracterizaba. Pese a ello, el Sindicato se sigue reivindicando: “Sobrevivir no es delito”, gritan mientras recuerdan a sus fallecidos, entre ellos, Mor Sylla con cuya muerte empezó todo.

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