La maestra de 25 años que decidió hacer un testamento solidario
Las donaciones de herencia están al alza en los últimos años, aunque en España todavía representan un 3% del total. Paula Pérez Palacios se ha animado a dejar parte de sus bienes a Unicef
Paula Pérez Palacios tuvo una epifanía durante la pandemia provocada por la covid-19. En los peores meses del encierro se preguntó qué ocurriría si toda su familia falleciese, ella incluida. Llegó a la conclusión de que al no tener ni pareja, ni hijos, su herencia –por pequeña que fuese– estaría en manos de personas desconocidas, por lo que comenzó a investigar los testamentos solidarios, como el que tiene Unicef. El proceso es sencillo y, según informa la ONG, con ir al notario es suficiente. Pérez añade: “No cuesta casi nada, 50 euros más o menos”.
En España, alrededor de un 3% de la población hace un testamento solidario, explica Israel Quesada, responsable de Herencias y Legados de Unicef, en una entrevista telefónica. En países anglosajones como Estados Unidos o Reino Unido, esta práctica es mucho más común, señala. Pero Quesada es optimista: “A pesar del porcentaje, que es bajo, estamos en alza desde hace unos años”. En 2021, Unicef recaudó 4,5 millones de euros con esta iniciativa, según datos de la propia organización. El dinero no tiene que ir a un proyecto en concreto, sino que la institución lo dedica a aquello que resulte más urgente en el momento. Manos Unidas, una ONG española que lucha contra el hambre, el subdesarrollo y la falta de instrucción, ingresó en el año 2021 unos 10,7 millones de euros derivados de los legados y testamentos solidarios. Un año antes fueron 4,6 millones de euros, es decir, se produjo un aumento del 132% en un solo año, según datos de la organización.
“Por ley hay una parte de la herencia que no se puede quitar a los herederos legítimos. Aproximadamente un tercio de los bienes son de libre disposición, es decir, se puede decidir a quién van destinados”Israel Quesada, responsable de Herencias y Legados de Unicef
Hacer el testamento es sencillo, explica Israel Quesada. Unicef cuenta con un despacho de sucesiones para los testamentos más complejos y a la eterna pregunta de si dejar a una ONG va en detrimento de los herederos, aclara que no. “Por ley hay una parte que ni la persona que hace el documento puede quitarle a los sucesores legítimos. Aproximadamente un tercio de los bienes son de libre disposición, es decir, que se puede decidir a quién van destinados”, explica el trabajador de la ONG.
Sin embargo, Paula Pérez ha sido más osada que muchos. Ha dejado todo a la ONG, salvo los derechos del libro que publicó en octubre, Naurú y su corazón perdido, y sus mascotas. Ambas propiedades irán destinadas a su mejor amiga.
Los notarios a los que acudió, asegura, se sorprendían de su juventud e insistían en que con 25 años tal medida no era necesaria. Ella no quiere dejar nada al azar: “Antes de que el Estado o de personas que no conozco se queden con mi herencia, prefiero que esté en manos de Unicef, que sé que lo va a usar bien”.
Los notarios, asegura Paula Pérez, se sorprendían de su juventud e insistían en que con 25 años no era necesario hacer un testamento
Pérez quiso ser muchas cosas de pequeña. “¡Hasta veterinaria!”, cuenta entre risas. Gracias a una estancia formativa que realizó en una escuela infantil, en 4º de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) decidió dedicarse a la docencia para los más pequeños. Se graduó en Magisterio Infantil en la Universidad Autónoma de Madrid y actualmente cursa un Máster en Dirección de Centros Educativos en la Universidad de La Rioja. Estuvo investigando otras formaciones, como la del Español como Lengua Extranjera (ELE) para poder ayudar a personas migrantes. Se lo comentó a un profesor, que le dijo: “¡Pero Paula, si a ti lo que te gusta es dirigir!”. “Tenía razón, me encanta”, confiesa.
La meta de esta maestra es construir un colegio debido a su compromiso con la infancia, el mismo motivo por el cual decidió legar parte de su herencia a Unicef. El objetivo: tener la libertad necesaria para educar a los alumnos con los valores del respeto, la cooperación y la responsabilidad. Aunque primero quiere formarse como educadora, coger tablas e ir aprendido de otros centros educativos.
Le queda camino que recorrer, pero ya tiene ideas para su proyecto. “Quiero coger un tema que interese a todos, como los derechos de animales, y que las asignaturas cubran la temática, adaptándola a la materia en concreto”. “Me gustaría que los niños se involucrasen en la escuela y que vieran que con lo que están aprendiendo también están ayudando a su entorno”, sentencia.
Pérez eligió Unicef para su testamento solidario, animada por el foco de la institución en los problemas de la infancia, no solamente en España, sino en países de África, Asia y América Latina. De todo lo que ha hecho y le queda por hacer, a la veinteañera lo que más le interesa es dejar huella en la infancia. “Si ya no lo voy a necesitar, mejor que se lo quede quien vaya a hacer algo bueno”, reflexiona.
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