Muzoon Almellehan, activista siria: “No podemos aceptar el sufrimiento de los niños como algo normal”

Esta embajadora de buena voluntad de Unicef huyó de su país cuando era una adolescente y se convirtió en defensora del derecho a la educación de los menores refugiados

Muzoon Almellehan, el pasado viernes en la sede de Unicef en Madrid.Álvaro García

Muzoon Almellehan (Deraa, 26 años) sueña con festejar su cumpleaños este 8 de abril junto a toda su familia en su Siria natal, de donde huyó en 2013, dos años después de estallar la guerra, cuando aún era una adolescente, con 14. Por una parte, se siente emocionada por reunirse de nuevo con su tía y su abuela y por el “momento histórico” que representa el poder regresar. Pero por otro, le vienen recuerdos del sufrimiento propio y el de su pueblo en casi 14 años de guerra. Aunque rápidamente se define como una optimista que siempre mira hacia delante. “Necesitamos pensar de manera positiva y avanzar hacia un futuro más brillante para el país”, arenga enérgica.

Almellehan convirtió en activismo los obstáculos que encontró para estudiar, cuando tuvo que marcharse de Siria y vivir en varios campamentos de Jordania. Con los nueve libros de texto que había metido en su maleta por bandera, empezó a reclamar educación para ella y los niños refugiados, e iba tienda por tienda, convenciendo a los padres de escolarizar a sus hijos. Aquella labor le valió el apodo de “la Malala Siria”, del que no reniega, pero que prefiere dejar atrás. “Tengo mi propia historia. Merezco que me llamen Muzoon”, reivindica. Nombrada embajadora de buena voluntad de Unicef, la primera con estatuto de refugiada y la más joven de la historia de la organización, Almellehan, que vive y trabaja en Reino Unido, acaba de visitar Madrid donde ha reclamado lápices y vacunas en el marco de una campaña del organismo de la ONU.

Pregunta. ¿Qué espera encontrar cuando vuelva a Siria?

Respuesta. Siria ha pasado por muchos desafíos. Tenemos una crisis económica, infraestructura destruida y un sistema político fallido. La recuperación y la reconstrucción llevarán tiempo, no va a suceder en uno o dos años. Pero la bendición que tenemos son las personas sirias por su pasión, sus habilidades y su amor por su país.

P. ¿Qué pediría a los nuevos líderes en Siria?

R. Les deseo lo mejor porque afrontan un trabajo difícil y estamos muy esperanzados. Confiamos en ellos y contamos con ellos porque son los que ahora pueden mejorar nuestras vidas. Sé que no es un proceso fácil, pero quiero pedirles que nunca decepcionen al pueblo sirio porque nos sentimos muy optimistas sobre su liderazgo.

P. ¿Confía en una vuelta a la convivencia?

R. El pueblo sirio está ahora desunido, vivimos en diferentes países, en Siria, Turquía, Jordania, Líbano o en Europa, y reunirnos no es fácil. La vuelta traerá recuerdos difíciles. Ahora todos comenzamos a pensar en los que perdimos en la guerra. Pero necesitamos seguir adelante, pensar de forma positiva y avanzar hacia un futuro más brillante para todos en el país. Cada sirio juega un papel y el país necesita a cada persona con experiencia, con cualquier cosa que pueda hacer, incluso si es abriendo una tienda. Tanto los que vivimos fuera como dentro tenemos que trabajar juntos. En términos de historia y cultura, Siria es una gran civilización. Siempre ha exportado conocimiento al mundo, ha sido un lugar lleno de diversidad, amor y respeto. Ahora deseo solo hacer del país un lugar del que los sirios puedan estar orgullosos otra vez.

P. Con su regreso en el horizonte, ¿qué recuerdos le han venido a usted?

R. Después de años, comenzamos a aceptar nuestras nuevas circunstancias, que nunca podríamos volver a Siria. Eso fue lo más doloroso. Sin embargo, cuando las cosas cambiaron en diciembre de 2024 [por la caída del régimen de Bachar el Asad] fue un nuevo nacimiento para Siria y empezamos a recordar, pero de una manera positiva, con esperanza.

Almellehan continúa su activismo en favor de la educación para todos los niños que viven en contexto de conflicto o emergencia. Álvaro García

P. ¿Imaginaba el futuro como es ahora, con la caída del régimen El Asad?

R. En 2013, cuando tuvimos que huir, teníamos la esperanza de que las cosas terminaran pronto. Pensamos que iríamos a Jordania por unos días o meses y podríamos volver a Siria cuando la situación se estabilizase. Sin embargo, cuando pasaron los años y las cosas empeoraron, pensamos que tal vez ya no había futuro. Personalmente, siempre mantuve la esperanza viva y sabía que un día Siria sería pacífica y tendríamos una vida normal de nuevo. Pero no sabía cuándo sucedería y, para ser honesta, lo que sucedió en diciembre, no lo esperábamos.

P. Siempre recuerda que se llevó nueve libros consigo, ¿cuáles?

R. Mis libros escolares de noveno grado. Y un cuaderno en el que mis amigos habían escrito mensajes para mí. Todavía lo guardo. Es inspirador cuando lo pienso. Fue un momento clave en mi vida, creo que mi activismo comenzó entonces, antes incluso de mi labor en el campamento.

En el futuro querría hacer algo en política para mejorar la vida de la gente

P. ¿Qué libro recomendaría para los niños que ahora son refugiados?

R. Mi propio libro, [Muzoon: A Syrian Refugee Speaks Out, de Wendy Pearlman], que habla sobre mi viaje. Verán que no importa lo que pase en tu vida, siempre hay una luz adelante. Incluso si eres un refugiado, si luchas, puedes obtener algún día lo que mereces. Siempre y cuando creas en ti mismo y nunca te rindas.

P. Usted dijo que quería estudiar Políticas y Relaciones Internacionales y, pese a las dificultades, lo logró.

R. Sí. Completé la licenciatura en política internacional e incluso, más tarde, un máster en relaciones internacionales, conflicto y seguridad.

P. ¿Cuál es su trabajo ahora?

R. Trabajo con el gobierno local en el norte de Inglaterra. Apoyo a los solicitantes de asilo, refugiados y migrantes a reasentarse en el Reino Unido, integrarse en la nueva comunidad y construir su vida de forma independiente. En el futuro estoy pensando en hacer algo en política, estar en una posición de poder y tomar decisiones para lograr un impacto positivo en la vida de las personas en todo el mundo.

P. ¿Política en el Reino Unido o en Siria?

R. Tengo dos ciudadanías ahora. A cualquiera de los dos países que me necesite, podré servirle. Aprecio mucho al Reino Unido, que me ha ofrecido tanto a mí y a mi familia, y ha sido mi hogar durante muchos años. Pero como Siria ha sufrido más, me encantaría contribuir en mi tierra natal. Si Siria me necesita algún día, estoy lista para servir allí.

A los nuevos líderes, les pido que no decepcionen al pueblo

P. En 2017, Unicef la nombró Embajadora de Buena Voluntad, la más joven en la historia en ese momento. ¿Cuál ha sido su papel?

R. Ser Embajadora de Buena Voluntad es una gran plataforma, no solo para compartir mi propia historia, sino también para compartir las historias de millones de niños que están sufriendo en todo el mundo, que nos necesitan. Necesitan nuestras voces y que actuemos. Con Unicef, visito países afectados por conflictos o en situaciones de emergencia. He estado en Chad, Etiopía y he regresado a Jordania, al campamento donde yo misma viví como niña refugiada. Voy allí, escucho las historias de esos niños y soy testigo en el terreno de su sufrimiento, su lucha por la educación, y luego llevo estas historias a la comunidad internacional, en cualquier oportunidad mediática o conferencia.

P. ¿Qué espera conseguir?

R. La educación no es un privilegio ni un regalo, es un derecho humano básico. Y desafortunadamente, los derechos de los niños son violados a diario. No podemos aceptar el sufrimiento de los niños como algo normal. Hay que influir en los gobiernos o en cualquier parte involucrada para detener los conflictos.

P. Comenzó hablando con padres en los campamentos y hoy busca influir en Gobiernos. ¿Quiénes son más difíciles de convencer?

R. Cuando hablaba con familias, a veces no me escuchaban porque pensaban que no iban a recibir consejos de una niña. Era decepcionante y también una motivación para seguir adelante. Convencer a los líderes mundiales es una responsabilidad aún mayor. Quizá más difícil. La educación tiene que estar en las prioridades de su agenda. Están liderando el mundo y deben asegurarse de que los niños estén seguros y puedan acceder a lo que merecen.

P. Dado su bagaje, ¿qué le parece que todavía hoy la comparen con la premio Nobel de la Paz de 2014, Malala Yousafzai?

R. En cada entrevista me preguntan sobre la Malala de Siria. Aprecio a Malala, es una persona muy bondadosa y somos amigas. Pero tengo mi propia historia, mi propio viaje, mi propio futuro. Tenemos mucho en común, ambas luchamos por la educación y tenemos padres que son maestros, pero tengo mi propia trayectoria, soy activista desde hace muchos años, así que merezco que me llamen Muzoon.

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