Fabricantes sin escrúpulos, antídotos inútiles y escasez de medicamentos frente a las mortíferas mordeduras de serpiente en África

Una investigación de The Bureau of Investigative Journalism revela que, en África subsahariana, los pacientes se enfrentan a un “salvaje oeste” donde los tratamientos para el veneno de estos reptiles cuestan una fortuna o no funcionan

Collage de Aba Marful (Morganite) para The Bureau of Investigative JournalismAba Marful (Morganite)
Paul Eccles Andjela Milivojevic Rachel Schraer

Kamidikolo, un obrero del sur de Uganda de 60 años, estaba tratando de averiguar qué había hecho que las ratas entraran corriendo en su casa cuando sufrió la mordedura de una serpiente, justo cuando intentaba alcanzar una lámpara. Ese fue el último instante en el que este hombre pudo usar ambos brazos. Cuando Kamidikolo llegó al hospital, el veneno ya había comenzado a descomponer su piel y músculos. La carne alrededor de la mordedura se estaba necrosando y desprendía un olor a carne podrida.

Lo único que podía detener el daño era un antídoto contra la mordedura de serpiente. Le dieron un vial de este tratamiento, pero no pudo frenar el rastro de destrucción que el veneno había comenzado a trazar a través de su cuerpo.

Una investigación de The Bureau of Investigative Journalism (la Oficina de Periodismo de Investigación, TBIJ, por sus siglas en inglés) revela que, en África subsahariana, los pacientes se enfrentan a un “salvaje oeste” de antídotos ineficaces que están mal fabricados, mal comercializados y mal regulados. Según los expertos, algunos de ellos tienen la misma utilidad que tendría inyectar agua.

El TBIJ analizó muestras de antídotos comprados en tres países y descubrió que algunos de ellos podrían requerir más de 70 viales para tratar eficazmente algunas mordeduras. Los antídotos suelen escasear; la mayoría de los centros no tienen existencias suficientes y los pacientes no pueden permitirse —ni recibir— tantos viales a tiempo para que surtan efecto. Una empresa de antídotos ha sido acusada de investigación fraudulenta. Otra empresa exportó un antídoto para serpientes indias a África occidental, donde sabían que no funcionaría, un acto que los expertos califican de poco ético y criminal. Los antídotos son medicamentos “antiguos” que se han elaborado de la misma manera durante más de un siglo: inyectando veneno de serpiente a caballos y ovejas y extrayendo anticuerpos de su sangre (los anticuerpos son producidos por el sistema inmunológico para combatir virus, toxinas y otros peligros).

Este origen antiguo es una de las razones por las que los antídotos han evitado las normativas que ahora se aplican a muchos otros medicamentos. A pesar de ser una medicina de vida o muerte, no están sujetos a los mismos estándares que el paracetamol. No hay requisitos para que los antídotos pasen por ensayos clínicos para demostrar que son seguros y efectivos en humanos.

Thea Litschka-Koen, una destacada experta en mordeduras de serpiente, fotografiada en Esuatini en enero. Claudia Ramos (TBIJ)

“Es un espectáculo de vaqueros”, afirma Thea Litschka-Koen, una destacada experta en mordeduras de serpiente en Esuatini, en el sur de África. “Algunos venden cosas que, francamente, sería mejor tirar por el desagüe”.

Una crisis oculta

El daño que causa la mordedura de una serpiente depende de la especie que sea. Si es una serpiente venenosa, puede causar lesiones que llegan a cambiar la vida o incluso provocan la muerte. “Te hacen heridas horribles”, asegura Litschka-Koen, que fundó la Fundación Antiveneno de Esuatini, una organización benéfica que recauda fondos para tratar a las víctimas de mordeduras de serpientes. Algunas serpientes, como la que mordió a Kamidikolo, tienen un veneno citotóxico, lo que significa que daña y finalmente mata las células. Las personas que han sobrevivido a estas mordeduras afirman que la sensación es como si te inyectaran ácido hirviendo. Una mordedura citotóxica puede cubrir todo un brazo o el tórax, o toda una pierna, y tardar casi un año en curarse, explica Litschka-Koen.

Otras serpientes, como la víbora de arena, impiden que la sangre se coagule y provocan un sangrado excesivo. Y luego hay serpientes como la infame mamba negra, cuyo veneno neurotóxico estrangula las señales nerviosas del cerebro. Las víctimas sienten que su cuerpo se paraliza. El número exacto de personas afectadas por las mordeduras de serpiente es un misterio. Es un problema que a menudo no se registra. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 5,4 millones de personas sufren mordeduras cada año. Los cálculos sobre muertes en todo el mundo oscilan entre 80.000 y 140.000. Pero está claro quiénes son los más afectados. “Es la enfermedad de los pobres”, señala Litschka-Koen. “Esa es la cruel verdad de la mordedura de serpiente”.

Collage de Aba Marful (Morganite) para The Bureau of Investigative Journalism.Aba Marful (Morganite)

Los que sufren las mordeduras suelen vivir en zonas alejadas, a menudo rurales, concentradas principalmente en el sur de Asia y África. Por lo general, los agricultores y los niños son los más propensos a las mordeduras. TBIJ ha examinado siete casos, el de Kamidikolo incluido, en los que las víctimas de mordeduras de serpiente sufrieron graves lesiones a pesar de recibir tratamiento. Dos no sobrevivieron. Aunque la muerte es el riesgo máximo, el triple de personas sobreviven y quedan con discapacidades permanentes. Meses después, Kamidikolo sigue sin poder usar del todo su brazo y depende de analgésicos y somníferos. Esto significa que este padre de cinco niños menores de 10 años, que se gana la vida con trabajos ocasionales de reparaciones o en la construcción, no puede trabajar. Ya no puede permitirse enviar a sus hijos pequeños a la escuela.

Su historia es una historia común; Litschka-Koen ha visto a todo tipo de personas, desde ancianos hasta una niña de 18 meses, con miembros amputados, desechados por las comunidades y relegados a la pobreza. “La mordedura de serpiente tiene consecuencias económicas devastadoras para el individuo, la familia y todo el país”, asegura Litschka-Koen.

Viales de antídoto en un laboratorio del Instituto de Biomedicina de Valencia, en Valencia, España, fotografiados en agosto del 2024.Paul Eccles (TBIJ)

La mejor manera de prevenir estas consecuencias es un tratamiento rápido con antídoto. Con una dosis eficaz, administrada correctamente, las posibilidades de supervivencia pueden ser seis veces mayores. Pero para personas como Kamidikolo, a menudo es mucho más fácil acceder a los herbolarios locales que a la atención médica convencional. Incluso quienes viven en los principales centros urbanos pueden tener dificultades: la mordedura de serpiente ocupa poco o ningún lugar en el plan de estudios de muchas facultades de medicina africanas.

En países ricos como Australia, donde el antídoto es de alta calidad y gratuito para los pacientes, las mordeduras de serpiente causan solo una o dos muertes al año. Pero en muchos países africanos, el tratamiento eficaz se ha visto afectado por problemas durante años. En 2023, por ejemplo, 20.000 personas murieron por mordeduras de serpiente en el África subsahariana. “Tenemos que controlarlo”, reitera Litschka-Koen. “Es increíble que esté tardando tanto. No se puede mirar a otro lado e ignorar la crueldad, el dolor y el sufrimiento”.

Igual que inyectar agua

En su despacho del tercer piso de un edificio de paneles de vidrio en Valencia, en España, el profesor Juan Calvete examina un pequeño frasco con tapa azul. Calvete es respetado en todo el mundo como experto en antídotos contra las mordeduras de serpientes. Las paredes y estanterías a su alrededor están adornadas con abalorios y recuerdos de colaboraciones con otros expertos. En el laboratorio contiguo, se oye el zumbido y los chasquidos de las máquinas mientras sus compañeros analizan venenos y antídotos. Calvete gira el frasco que tiene en la mano para mirar el texto de la etiqueta. Este enumera el veneno de las serpientes indias que se pueden tratar con él, parte de la etiqueta está escrita en bengalí y el precio del frasco aparece en rupias indias. Es, a todas luces, un antídoto fabricado para India. Pero un reportero de TBIJ lo había comprado en África oriental.

El doctor Juan Calvete, experto mundial en antídotos, en su laboratorio del Instituto de Biomedicina de Valencia, en Valencia, España, fotografiado en agosto del año pasado.Paul Eccles (TBIJ)

El veneno de serpiente y sus efectos varían mucho de una especie a otra, e incluso dentro de la misma especie en función de dónde vive, qué come y otros factores genéticos. Un antídoto formulado para funcionar en una región puede ser prácticamente inútil contra las mordeduras de serpiente en otro lugar. Calvete lo expresa de forma más contundente cuando explica lo que sucedería si a uno le mordiera una serpiente africana muy venenosa, como una mamba negra, y él le diera el antídoto indio que tenía en la mano. “Puede hacer dos cosas”, explica. “Una, coger el teléfono y despedirse de su madre. Y la otra, si tiene una heladería cerca y encuentra un sabor que le guste, comerse un helado. Porque eso será lo último que comerá”.

Las palabras de Calvete tienen mucho peso. Su laboratorio en el Instituto de Biomedicina de Valencia es la única fuente de confianza para las evaluaciones oficiales de la OMS sobre la calidad de los antídotos. La investigación científica ha demostrado desde hace tiempo que los antídotos indios contra las mordeduras de serpiente no funcionan contra las serpientes africanas. Calvete probó dos antídotos indios comprados en Uganda y Nigeria por TBIJ. Fabricados por Bharat Serums and Vaccines (BSV) y Premium Serums and Vaccines, que también fabrican diferentes antídotos africanos, mostraron una capacidad terriblemente baja para actuar contra el veneno de serpientes del África subsahariana. “Administrar a un paciente este antídoto sería casi como inyectarle agua destilada”, asegura. Ambas empresas negaron haber exportado sus productos a Uganda y Nigeria, respectivamente. Premium Serums declaró a TBIJ: “Nunca hemos exportado nuestro [antídoto indio] a África. Es lamentable que las autoridades reguladoras de África permitan la importación de antídotos tan inadecuados contra las mordeduras de serpiente”.

¿Cómo se analizaron los antídotos adquiridos por TBIJ?

Calvete y su equipo realizaron pruebas para cinco antídotos suministrados por TBIJ, que habían sido adquiridos en Nigeria, Tanzania y Uganda. Cada antídoto venía en forma de un polvo fino, el cual se pesaba. Luego, el equipo diluyó los polvos en una solución salina y analizó la cantidad de los ingredientes esenciales que había en cada vial.

A continuación, comprobaban la eficacia con la que el antídoto se adhería a los venenos de cuatro de las serpientes más peligrosas y extendidas en el África subsahariana: la víbora sopladora, la cobra escupidora de cuello negro, la mamba negra y la víbora de alfombra de África occidental. La capacidad de adhesión muestra a cuánto veneno se “adherirá” el antídoto por unidad. A grandes rasgos, cuanto más se pueda adherir, mejor funcionará el antídoto. La adhesión a las toxinas del veneno es el primer paso para detenerlas; si el antídoto no puede adherirse a ellas, no puede neutralizarlas. La adhesión es un buen indicador de si un antídoto puede contrarrestar un veneno en particular.

Uno de los viales de antídoto comprados por TBIJ en África subsahariana y analizados en el laboratorio del doctor Calvete, en febrero de 2024.Paul Eccles (TBIJ)

El antídoto de BSV se ha exportado a Malí, Somalia y Tanzania en los últimos años, y un reportero de TBIJ pudo comprar un vial en Uganda el año pasado. David Williams, uno de los principales expertos de la OMS en mordeduras de serpientes, señala que las personas que compran los antídotos para los ministerios de salud nacionales no siempre entienden cómo funcionan. “Nadie les dice qué especie de serpiente se supone que deben buscar”, explicaba. “Compran el producto más barato que pueden encontrar. Y no es hasta que llega a manos del médico cuando alguien se da cuenta de que no es para las serpientes que vienen de nuestro país”.

Pero un fabricante como BSV debería saber dónde funcionará su producto. La empresa, que declara que su misión es “preservar, proteger y mejorar la calidad de vida”, lleva años fabricando antídotos. No fabrica antídotos para África; cuando TBIJ llamó a BSV, un empleado confirmó que el único antídoto que fabrica la empresa es para su uso contra serpientes indias. Las acciones de BSV ya han causado muertes antes. Uno de sus antídotos más antiguos se fabricaba utilizando una mezcla de venenos de serpientes africanas e indias. Básicamente, utilizaba una especie de víbora india en lugar de la especie africana común. Cuando se usó en Ghana en 2004, las investigaciones demostraron que provocó un aumento de casi siete veces la mortalidad en comparación con los pacientes tratados con un antídoto diferente. Los fabricantes no siempre participan en la distribución de antídotos. Pero BSV sí lo hace: los registros muestran que realizó varios envíos de su antídoto indio a Malí, donde no funcionó. BSV niega haber exportado su producto a Somalia, Tanzania y Uganda, pero señala que sus exportaciones a Malí habían sido aprobadas por el Ministerio de Salud del país. El Ministerio de Salud de Mali lo niega. Williams califica las exportaciones de BSV a Mali de “extremadamente inapropiadas”.

En su laboratorio de Valencia, Calvete se muestra más mordaz. “No hay palabras adecuadas para describir esto”, afirma. “Llevan muchos años en el sector, así que deberían saber lo que hacen”. “Si este es el caso, debería investigarse como un fraude porque sería un delito vender un producto que salva vidas a un país donde no va a funcionar”, asegura.

Investigando a Inosan

La calidad varía enormemente incluso en los antídotos creados específicamente para África. Inoserp Pan-Africa, fabricado por la empresa mexicana y española Inosan Biopharma, afirma combatir las mordeduras de 18 especies diferentes de serpientes. Pero las pruebas del TBIJ demostraron que, por vial, Inoserp era, con diferencia, el peor de todos los antídotos africanos analizados. De hecho, en las pruebas contra el veneno de serpiente del África subsahariana, obtuvo peores resultados que uno de los productos antiofídicos fabricados para las serpientes indias.

El problema no es que contenga el antídoto equivocado, sino que no hay suficiente cantidad en el frasco. En el laboratorio, se demostró que la capacidad de adhesión de Inoserp contra el veneno de mamba era 10 veces menor por vial que la de un producto de la competencia (PANAF Premium). Las implicaciones para los pacientes son graves. Por ejemplo, los resultados de las pruebas indican que los médicos podrían necesitar más de 70 de estos viales para tratar las mordeduras de algunas de las serpientes más peligrosas. Tantas dosis introducirían dos problemas: retrasos y costes elevados.

En realidad, es muy poco probable que un médico administre tantos viales. En primer lugar, un doctor espera horas entre cada dosis de antídoto para ver cómo responde el paciente, por lo que, con toda probabilidad, el medicamento tardaría demasiado en hacer efecto. “El tiempo es vida”, afirma Calvete. “La probabilidad de salir del hospital con todos los miembros intactos es mucho mayor si no tienen que tratarte con un vial detrás de otro”.

El coste también es prohibitivo. Una sola dosis de Inoserp, comprada en Tanzania, donde la atención sanitaria no siempre es gratuita, le costó a TBIJ 66 dólares (unos 63 dólares) aproximadamente las ganancias de un mes con el salario mínimo del país. El problema, como revelan las pruebas, es que, en comparación con sus competidores, Inosan pone una fracción del ingrediente activo necesario en un vial de Inoserp.

El bajo rendimiento de Inoserp no sorprende a Calvete. Él cree que Inoserp no está a la altura de las afirmaciones que hace en su envase. Calvete señala que ha hablado con Inosan sobre esto, “pero no han cambiado la forma en que fabrican su producto”. “Cuantas más ampollas vendas, más dinero obtienes”, remacha. Inosan ha vendido Inoserp por valor de 3,2 millones de dólares a al menos 13 países del África subsahariana en los últimos cinco años, según los datos de envío analizados por TBIJ. Inosan declaró a TBIJ que Inoserp se ha sometido a varios ensayos clínicos y que “casi todas” las pruebas han mostrado “una neutralización aceptable y cumplen las especificaciones con respecto a otros productos similares”. Añadió que, aunque sus productos contienen una menor cantidad de ingrediente activo, “esto no indica ninguna reducción en la potencia neutralizante o dilución. Evaluamos la capacidad neutralizante independientemente del contenido de proteínas”.

El doctor Eugene Erulu, que se niega a utilizar Inoserp en sus pacientes, en su consulta de Watamu, Kenia, en una fotografía de febrero del 2024.Paul Eccles (TBIJ)

La empresa defendió su precio alegando que aún no había obtenido beneficios con el antídoto y que los intermediarios, como los mayoristas, eran responsables de parte del coste. Sobre el terreno, las experiencias de los médicos varían. Eugene Erulu, médico de Kenia con más de 20 años de experiencia en mordeduras de serpiente, se niega a utilizar Inoserp. Pero otros no están de acuerdo. Nicklaus Brandehoff es médico de urgencias y director ejecutivo de la Fundación Asclepio para Mordeduras de Serpiente, que dirige clínicas en Guinea y Sierra Leona. Afirma que el producto de Inosan “parece hacer su trabajo bastante bien”. Esto es especialmente cierto, señala, para el veneno de serpiente neurotóxico, el tipo que daña el sistema nervioso, causando debilidad muscular y parálisis.

Señales de alerta en la regulación y la investigación

La OMS tiene su propio proceso de aprobación como red de seguridad para los países que no tienen los medios para controlar los antídotos. Desestimó la última solicitud de Inosan. Basándose en las pruebas presentadas, no podía garantizar que los beneficios de usar Inoserp superaran los riesgos. La empresa está actualmente en trámites para ser evaluada de nuevo.

Abdul-Subulr Yakubu dirige la unidad de cardiología del hospital universitario de Tamale, pero generalmente acaba tratando mordeduras de serpiente; el norte de Ghana es tierra de reptiles. A menudo se encuentra en la situación de tener que administrar a un paciente varias veces la dosis recomendada de antídotos, incluido uno fabricado por la empresa india Vins. En 2017, la OMS desestimó la evaluación de Vins de sus productos para el África subsahariana, al igual que hizo con los de Inosan. “No estamos seguros de si tenemos que administrar grandes volúmenes, porque no es muy eficaz”, señala Yakubu.

El veneno de serpiente y sus efectos varían mucho de una especie a otra, e incluso dentro de la misma especie en función de dónde vive, qué come y otros factores genéticos. Un antídoto formulado para funcionar en una región puede ser prácticamente inútil contra las mordeduras de serpiente en otro lugar

Después de todo, hay muchos factores más que pueden complicar el tratamiento de una mordedura de serpiente. Muchos pacientes que acuden al hospital porque han sufrido una mordedura han ido primero a curanderos locales, retrasando su tratamiento y a veces introduciendo infecciones. Algunos llegan demasiado tarde para que el antídoto funcione. Otros no saben qué tipo de serpiente les ha mordido, lo que dificulta la administración del mejor tratamiento. Vins solicitó la recomendación de la OMS para su antídoto en 2016. El proceso se canceló cuando, entre otras cuestiones, Vins presentó un artículo sobre su medicamento supuestamente elaborado por dos investigadores respetados, quienes negaron haber participado en el estudio. La profesora Kate Jackson, una de las autoras que aparecen en el artículo, confirma: “Yo no recolecté esas serpientes y no existen en [la República del] Congo”. No recuerda que Vins se pusiera en contacto con ella en relación con el artículo. Vins declara que “un empleado de alto nivel” presentó la investigación con el nombre de Jackson y que su contrato fue “inmediatamente rescindido” cuando la empresa se enteró. “Desde entonces, hemos reforzado aún más nuestros protocolos para garantizar que esto no se repita nunca. Estamos de acuerdo en que caer en tales actos pone en duda la validez de los datos”.

Es otro ejemplo de prácticas cuestionables y de la escasez de investigaciones fiables. Sin ellas, explican los trabajadores sanitarios a TBIJ, prueban el antídoto disponible y esperan lo mejor, sin estar nunca seguros de si fue el medicamento o la suerte del paciente lo que tuvo más efecto. TBIJ probó un vial de Vins comprado en Uganda. Contenía mucho más del ingrediente activo que el producto de Inosan. Tras haber obtenido malos resultados en pruebas anteriores, Vins fue, en general, el antídoto con mejor rendimiento en las pruebas de TBIJ y, frente a tres de cada cuatro serpientes, superó a uno de los únicos antídotos aprobados por la OMS para su uso contra algunas serpientes en el África subsahariana: PANAF, el antídoto fabricado por Premium Serums para su uso contra serpientes en la región. Pero Calvete señala que incluso los mejores antídotos disponibles en el África subsahariana “podrían ser mejores y deberían ser mejores”. Vins ha vuelto a presentar su solicitud a la OMS y actualmente está volviendo a pasar por el proceso de aprobación.

Quedarse corto

Aunque un antídoto ineficaz puede tener consecuencias mortales, es realmente el último de muchos obstáculos entre un paciente con mordedura de serpiente y la supervivencia. Primero tienen que llegar a una clínica a tiempo y esperar que la clínica tenga un antídoto adecuado. La escasez es un gran problema en todo el continente, como bien sabe Nicholas Amani Hamman, director médico del Hospital y Centro de Investigación de Mordeduras de Serpientes de Kaltungo, en Nigeria. Este otoño, tuvo que ver morir a un niño de cuatro años mientras esperaba una segunda dosis de antídoto.

Tras ser mordido por una serpiente cuando volvía a casa después de ayudar en la granja, Desire fue trasladado al hospital, donde le administraron un frasco de EchiTAb-Plus-ICP, un antídoto diseñado para tratar las mordeduras de las serpientes nigerianas. No fue suficiente y su sangre no coagulaba, pero Nicholas no tenía más para administrarle. Su hospital hizo un llamamiento urgente a las autoridades y organizaciones benéficas para conseguir el medicamento, pero no llegó a tiempo para salvar al niño.

En otros casos, la escasez abre la puerta a la entrada masiva de antídotos inapropiados, de baja calidad o incluso falsos. A pocas horas en coche hacia el norte, el profesor Abdulrazaq Habib dirige el Centro de Investigación e Intervención de Mordeduras de Serpiente de Nigeria. Cuando el antídoto se agota en su hospital, escribe una receta para que los pacientes lo consigan en una farmacia. Es posible que un paciente tenga que “volver a su pueblo y vender una cabra, una oveja o una vaca” para poder pagar el tratamiento. Ni siquiera entonces hay garantía de que vayan a conseguir el antídoto adecuado. A lo largo de los años, Habib ha visto de todo, desde medicamentos auténticos que no funcionan para las serpientes de la región, hasta productos falsos y medicamentos para el asma que se venden como antídotos porque los frascos son similares. Cuando TBIJ envió a un periodista a una farmacia en el noroeste de Nigeria, nos ofrecieron antídotos adecuados para serpientes indias y una vacuna contra la rabia. Ninguno de ellos habría servido para una mordedura de serpiente.

La más desatendida del mundo

En África subsahariana se fabrica muy poco antídoto. Se calcula que la región recibe tan solo el 2,5 % del que necesita. Ha llegado a depender de las importaciones, creando lo que Thea Litschka-Koen y otros expertos llaman un “salvaje oeste”. Han prosperado las prácticas descuidadas y los fabricantes sin escrúpulos.

“A ver, no se puede meter a todos los fabricantes en el mismo saco. Hay algunos fabricantes fenomenales por ahí... No debemos pensar que todos los que fabrican antídotos lo hacen para ganar dinero rápido. Eso no es verdad”, asegura Litschka-Koen. “La razón de todo este desastre es que la mordedura de serpiente ha estado totalmente ignorada”. La mordedura de serpiente tiene fama de ser la más desatendida de las enfermedades tropicales desatendidas. Es una clasificación que se aplica a un grupo de enfermedades prevenibles y tratables. A pesar de su impacto, la mordedura de serpiente solo consolidó su lugar en la lista de la OMS de enfermedades tropicales desatendidas prioritarias en 2017, años después que otras enfermedades. La mayoría de los países del mundo han acordado el objetivo de reducir a la mitad la mortalidad y la discapacidad mundiales por mordeduras de serpientes de aquí a 2030. Sin embargo, en los cinco años transcurridos desde que se estableció ese objetivo, las mordeduras de serpientes han recibido solo 83 millones de dólares en fondos para investigación y desarrollo. En comparación, el ébola recibió 1.650 millones de dólares en fondos similares. El ébola mató a 2.485 personas en esos cinco años; es posible que las mordeduras de serpientes hayan matado a más de 150 veces esa cantidad.

Un equipo "ordeña" serpientes para obtener su veneno en la Granja de Serpientes de Watamu en Kenia. Tomada en febrero del año pasado.Paul Eccles (TBIJ)

Pero se han conseguido avances prometedores. Esuatini, la patria de Litschka-Koen, ha conseguido financiación internacional para fabricar un antídoto para las especies locales de reptiles. Esto, combinado con una estrategia global para hacer frente a las mordeduras de serpiente, significó que, en la temporada de mordeduras de serpiente más reciente, Esuatini registró cero muertes por primera vez en su historia. El profesor Abdulrazaq Habib cree que África tiene un potencial “enorme” si se le presta el apoyo adecuado. La producción de antídotos locales de alta calidad, reitera, debería ser el objetivo.

Los Gobiernos nacionales deben intensificar sus esfuerzos, al igual que la comunidad internacional; señala la escasez de antídotos en Nigeria en el pico de la temporada de mordeduras de serpientes, que atribuye a una mala planificación. “No digo que sea fácil, pero no hacer nada no es una opción”.

Un medicamento antiguo sujeto a normas antiguas

El primer antídoto contra la mordedura de serpiente se fabricó a mediados de la década de 1890. La forma en que se fabrican los antídotos no ha cambiado realmente desde entonces: las serpientes son “ordeñadas” para obtener su veneno, que se inyecta en caballos u ovejas, que luego producen potentes anticuerpos. Convertir esos anticuerpos en antídotos implica extraer plasma (la parte líquida de la sangre) de los caballos. Jeff Brown, un científico especializado en productos farmacéuticos y dispositivos médicos, califica los antídotos como “antigüedades” del mundo del desarrollo de medicamentos. “Es como coger una cucharada de sangre de caballo y aplicártela, y esperar que salga bien”, explica Brown, que trabaja para PETA Science Consortium International.

A diferencia de la mayoría de los medicamentos, los antídotos no tienen que pasar por ensayos clínicos con humanos para comprobar su eficacia y seguridad. Esto se debe en parte a que se introdujeron antes de que los ensayos clínicos fueran obligatorios y a que su forma de elaboración no ha cambiado desde entonces. Esto significa que hoy en día se ofrecen a la gente antídotos contra las mordeduras de serpiente que solo se han probado en animales.

El profesor Nicholas Casewell, director del Centro de Investigación e Intervenciones de Mordeduras de Serpiente de la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool, señala que no se tienen pruebas sólidas para estos tratamientos. Aunque parezca que funcionan en ratones, advierte, “no se puede estar seguro de la dosis a la que serán eficaces en humanos, lo que plantea muchos retos a los médicos”. Otra peculiaridad es la información que los fabricantes escriben en la caja. Incluso para un medicamento básico como el paracetamol, la mayoría de los reguladores exigen que el envase indique la cantidad del ingrediente esencial en cada dosis; por ejemplo, un comprimido estándar de paracetamol en Reino Unido contiene 500 mg. Pero los antídotos que se venden en toda África no especifican cuánto ingrediente esencial hay en cada vial. “Es totalmente descabellado administrar un medicamento cuando no se conoce la cantidad de producto activo que contiene el frasco”, señala el profesor Juan Calvete, que dirigió las pruebas de antídotos del TBIJ.

No hay nada que impida a los fabricantes hacer las afirmaciones que quieran sobre el número de venenos de serpiente diferentes que pueden tratar y la dosis necesaria para hacerlo, algo que las pruebas del TBIJ han demostrado que es extremadamente poco fiable en algunos casos. Calvete describe la normativa actual como una tragedia: “Hay que cambiar las reglas”.

Más información

Archivado En