El acceso a internet en Yemen se convierte en un arma política

En una nación con uno de los peores y más caros servicios del mundo y depauperada por 10 años de guerra, una compañía de Elon Musk ofrecerá servicios de Internet a precio reducido para hacer frente a la reciente subida de las tarifas en la zona controlada por los hutíes

Dos mujeres yemeníes en un cibercafé en Saná, después de que internet fuera restablecido tras cuatro días de corte debido a ataques aéreos, en enero de 2022.Mohammed Hamoud (Getty Images)

En mitad de la lucha por el control de Yemen, la conexión a internet se ha convertido en un arma política. Mientras, por un lado, la subida de los precios de internet este verano en las zonas controladas por los hutíes ha provocado angustia entre los yemeníes y empeorado su ya maltrecha economía, por otro, este otoño, la compañía Starlink, propiedad de Elon Musk, activará servicios de internet por satélite a un precio mucho más reducido a petición del Gobierno yemení reconocido internacionalmente, con sede en Adén. El Ministerio de Comunicaciones controlado por los hutíes ha descrito la activación de Starlink como “una amenaza para la seguridad nacional”, ha advertido a la población contra su uso y ha asegurado que tomará “las medidas necesarias” para “proteger la soberanía y la seguridad”, en una publicación en la red social X, propiedad, precisamente, de Musk.

Yemen cuenta con uno de los peores y más caros servicios de internet del mundo, lo que no hace sino agravar la situación de los habitantes de un país devastado por la guerra civil, con los precios de los alimentos en escalada, los servicios básicos colapsados e inmerso en una compleja crisis humanitaria: más de la mitad de la población necesita algún tipo de ayuda, unos 17,6 millones de personas se enfrentan a la inseguridad alimentaria, y casi la mitad de los niños menores de cinco años sufren de un retraso en el crecimiento de moderado a grave.

Hasta ahora, la conexión en Yemen dependía principalmente de un cable submarino instalado en 2006, un sistema frágil ya que su rotura por el ancla de un barco, en enero de 2020, dejó casi todo el país sin conexión durante semanas. “La entrada de Starlink en las zonas liberadas podría aportar mejoras significativas al proporcionar internet por satélite, mejorar la educación, el trabajo a distancia y apoyar la economía digital”, afirma Nadia al Sakkaf, exministra de Información de Yemen e investigadora independiente en una conversación a través de mensajería instantánea. “El acceso a internet en zonas controladas por los hutíes seguirá siendo difícil debido al control que ejercen sobre las telecomunicaciones”, añade la expolítica, que actualmente reside en el Reino Unido tras huir del golpe de Estado hutí.

Morshed Ahmed vive en Saná, la capital de Yemen, una zona controlada por los hutíes, y gasta el equivalente a 122 dólares (109 euros) a la semana para mantenerse conectado, frente a los 40 mensuales que apróximadamente costará Starlink. Este joven de 21 años estudia Medicina en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Saná y debe asistir en directo a conferencias por internet de médicos egipcios y jordanos para complementar su aprendizaje. Es mucho dinero para alguien en su situación. “Si los precios de internet se mantienen tan altos, me veré obligado a abandonar mis estudios, porque la universidad no proporciona servicios de internet”, lamenta.

El padre de Ahmed es el único sostén de la familia y financia su educación, pero sus escasos ingresos como cajero en un restaurante, con un sueldo mensual de 85.000 riales yemeníes (unos 140 euros), apenas alcanzan para mantener a sus otros tres hijos en edad escolar. Hace dos meses, el padre se vio obligado a endeudarse pidiendo dinero a amigos y familiares, cuenta Ahmed, para pagar los gastos educativos, pero no es una solución sostenible. “Tendré que abandonar la universidad durante uno o dos años para conseguir un trabajo en Arabia Saudí”, admite. Es la única forma que encuentra para ayudar a su familia y ahorrar lo suficiente para seguir estudiando.

Esto afecta a los derechos humanos y a la situación humanitaria en Yemen
Tawfiq al Humaydi, director de SAM Organización por los Derechos y las Libertades

La diseñadora gráfica Shorouk al Hakimi, que vive en Saná, y paga 12 euros al día por 12 gigabytes de datos, también sufre las consecuencias del aumento de precios. “Trabajo en línea para mantener a mi familia”, relata Al Hakimi. “Es una cantidad elevada si tenemos en cuenta mis otras obligaciones económicas”.

La milicia hutí, conocida ahora como Ansar Allah (Partidarios de Dios), tomó la capital en septiembre de 2014, y actualmente controla un tercio del territorio (gran parte del noroeste del país), donde vive el 70% de los 35 millones de habitantes. El 26 de julio, la empresa estatal Yemen Mobile, la mayor proveedora de servicios del país, con 12 millones de abonados, duplicó prácticamente el coste de descarga por gigabyte (de 1,6 a 3 dólares), dejando pocas opciones a los ciudadanos con problemas de liquidez, ya que proveedores más pequeños como Sabafon y YOU también subieron sus precios simultáneamente. Muchos yemeníes acusan a los hutíes de intentar eliminar la competencia entre las empresas de comunicaciones y obligar a los clientes a aceptar unos precios desorbitados para aumentar sus beneficios.

Un alto cargo de Yemen Mobile, quien prefiere permanecer en el anonimato por temor a represalias, dijo a este diario que la subida de las tarifas de internet fue impuesta por el Ministerio de Comunicaciones, controlado por los hutíes. “El precio se unificó y sincronizó con otros proveedores, y no se dio a ninguna empresa la opción de no acogerse a esta subida”, afirma dicha fuente. Según los datos publicados por Yemen Mobile, en 2023 los beneficios anuales crecieron un 40% y la cuota de mercado ascendió al 55%, con unos ingresos de casi 1.000 millones de dólares y una tasa de crecimiento del 17,54% respecto a 2022.

Una familia promedio gasta más del 30% de sus ingresos en internet
Mustafa Nasr, director del Centro de Estudios Económicos y de Medios de Comunicación

Mustafa Nasr, director del Centro de Estudios Económicos y de Medios de Comunicación, un comité de expertos yemení, señala que el aumento de los precios es “completamente innecesario” en vista de los elevados márgenes de beneficio y el continuo incremento del número de abonados. Antes de la subida, los precios de internet en Yemen ya se encontraban entre los más altos de 15 países de Oriente Próximo, según el informe anual sobre precios de banda ancha elaborado por Cable con datos de 2023, con un coste mensual medio de 159,7 dólares frente a los 10,9 dólares de Turquía. “Aumentar las tarifas tensiona los presupuestos de las familias”, afirma Nasr. “Estos precios resultan prohibitivos porque no hay competencia real entre las empresas de telecomunicaciones”. Una familia yemení promedio gana unos 400 dólares al mes, explica Nasr, por lo que ahora gasta más del 30% de sus ingresos en internet.

“Internet es esencial para la vida profesional”, subraya el economista Nasr, quien añade que la prestación de servicios, su calidad y su coste son una medida del nivel de desarrollo de un país. “La subida de precios pasará factura a la economía nacional, sobre todo a los sectores bancario y de servicios públicos”, augura, y denuncia que la enseñanza superior se ha visto gravemente afectada porque la mayoría de los estudiantes no pueden permitirse el uso de la Red.

Ciudadanos yemeníes ante la sede de una ONG en la zona rural de Al Nakhla, en la provincia de Ebb, a mediados de 2023. Rasheed Mohsen

“La extraña paradoja es que los servicios de telecomunicaciones e internet en Yemen están entre los peores del mundo, pero son los más caros”, declara Tawfiq al Humaydi, director de SAM Organización por los Derechos y las Libertades, una asociación sin ánimo de lucro con sede en Ginebra.

El impacto de Starlink

El panorama podría cambiar con la activación de Starlink. Al Sakkaf opina que, gracias “a la resistencia y capacidad de adaptación de los yemeníes a circunstancias difíciles”, es probable que los servicios de Starlink lleguen indirectamente a las zonas controladas por los hutíes. Los residentes en estas zonas podrían tratar de obtener dispositivos Starlink a través de redes de contrabando o de la cooperación con individuos en zonas liberadas, como ha ocurrido con la elusión de las restricciones a las nuevas tecnologías. También piensa que la suscripción mensual a esta red, que cuesta 40 dólares, “no supondrá un obstáculo para los ciudadanos, ya que podrán compartir el coste entre ellos para acceder a un servicio que, en cualquier caso, será más barato y fiable que el actual”.

Para Al Sakkaf, “la debilidad de la infraestructura de telecomunicaciones de Yemen se debe a la destrucción de las redes a causa de la guerra, la ausencia de mantenimiento y las restricciones políticas, sobre todo en las zonas controladas por los hutíes, donde las telecomunicaciones se utilizan como herramienta política”. Al Humaydi, por su parte, señala que imponer tarifas y precios altos para las telecomunicaciones, inasequibles para las personas de bajos ingresos, priva de ellos a una amplia parte de los ciudadanos. “Muchas zonas de Yemen carecen de internet y sufren graves deficiencias en las comunicaciones, por lo que tienen que recorrer largas distancias para tener cobertura”, añade. “Esto afecta a los derechos humanos y a la situación humanitaria en Yemen”, sentencia.

La llegada de Starlink también podría favorecer la actividad de los activistas. Al Humaydi explica que les resulta difícil subir y enviar a los medios de comunicación información que documente las violaciones de derechos humanos, lo que da una imagen incompleta de la magnitud del problema. “Afecta también a los medios de comunicación y al periodismo, ya que se vuelve más difícil para los periodistas que trabajan de forma remota enviar su material o asistir a eventos en línea”.

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