14 fotos

El riesgo de morir prematuramente cuando se nace en Afganistán

La probabilidad de que un bebé muera en Afganistán antes de llegar a los 28 días de vida es mayor que en otros lugares del mundo. Superar esa barrera tampoco significa llegar a la edad adulta: la inseguridad alimentaria, las diarreas y la polio amenazan a los niños

Afganistán ha sido, durante muchos años, uno de los peores lugares del mundo para ser niño. Después de años de conflicto e inestabilidad, el país se ve castigado por la crisis económica, desastres naturales recurrentes, pobreza crónica y enfermedades. Más de la mitad de la población, es decir, casi 25 millones de personas, necesita asistencia humanitaria, incluidos 12,9 millones niños, un 25% más que en 2021, según la ONU.Azizullah Karimi (UNICEF)
Según datos de la ONU, la tasa de mortalidad neonatal (antes de cumplir los 28 días de vida) en Afganistán es de 34 por cada 1.000 nacidos vivos. Parigul Rahimi, enfermera jefe de la sala prenatal, atiende a los bebés prematuros en el Hospital de Herat, en la provincia del mismo nombre. "Llevo 22 años haciendo este trabajo y, aunque la presión es fuerte, puede ser muy gratificante ver a las madres sonreír al ver a sus bebés sanos". Sin embargo, el creciente número de pacientes requiere más personal médico. "Especialmente un médico que nos supervise durante las emergencias médicas", reclama. Los talibanes han prohibido a las mujeres trabajar en la mayoría de los sectores, pero la salud es un ámbito donde las afganas siguen ejerciendo.Mohammad Haya Burhan (Unicef)
Hasta 200 mujeres y niños visitan esta clínica en Herat, al oeste de Afganistán, donde el trabajo del Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef) cuenta con financiación del Banco Mundial y del Banco Asiático de Desarrollo. En otras zonas, equipos móviles de salud y nutrición apoyados por Unicef visitan mensualmente las comunidades con servicios de salud materna, neonatal e infantil, así como asesoramiento psicosocial. En los tres primeros meses de este año, 152 equipos móviles prestaron servicios de salud y nutrición a cerca de 1,7 millones de personas en zonas remotas y de difícil acceso de Afganistán.Mark Naftalin (UNICEF)
Rehana, de 12 meses, padece desnutrición aguda grave y neumonía y está internada en el Hospital Provincial de Qale Now. La ONU, a través de Unicef y con apoyo del Banco Asiático de Desarrollo, invierte en salud materna, neonatal e infantil en nueve provincias del oeste y el sur de Afganistán. En el caso de las unidades de recién nacidos, ambas instituciones han conseguido equipar 13 con calentadores radiantes para bebés, incubadoras y material médico. Calculan que sus intervenciones este año salvarán 5,3 millones de vidas. Omid Fazel (UNICEF)
Las sanitarias Parwana Shaiq y Khatima Nabizada, del subcentro de salud de Shuturkhan, en la provincia de Ghor. Ante la situación de crisis sanitaria, agravada tras la toma del poder por parte de los talibanes hace dos años, Unicef apoya a 677 centros de salud afganos mediante el entrenamiento de trabajadores sanitarios y la adquisición y distribución de suministros médicos y vacunas; el equipamiento de los centros de salud con medicamentos y equipos esenciales (como calentadores radiantes para bebés e incubadoras); la formación de matronas y trabajadores sanitarios comunitarios en salud materna y neonatal; la adquisición y distribución de alimentos terapéuticos listos para usar para niños con desnutrición aguda grave; y la inmunización de 2,3 millones de personas frente a la covid-19.Mihalis Gripiotis (UNICEF)
Un bebé nacido prematuramente descansa en una incubadora de la sala de neonatos del Hospital Central de la provincia afgana de Kunar. Para el tratamiento de la desnutrición, Unicef proporciona alimentos terapéuticos listos para usar y leche terapéutica a todas las clínicas y equipos móviles de salud, además de proporcionar equipos para controlar el crecimiento y los signos de desnutrición, como básculas y material educativo para la concienciación pública.Sayed Bidel (UNICEF)
Un médico examina a un niño en el Hospital Provincial de Wardak, en el centro de Afganistán, el 9 de julio. La ONU y las ONG están dando una respuesta combinada de prevención y emergencia a los brotes de diarrea acuosa aguda en Afganistán, con medidas de saneamiento e higiene en los centros de salud y en las comunidades. En las zonas afectadas por los brotes, se están distribuyendo tabletas para el tratamiento del agua y kits de higiene y se está clorando el agua de hogares y comunidades. Para hacer frente al creciente número de casos de diarrea acuosa desde marzo de este año, Unicef llevó a Afganistán 1.281 kits de tratamiento y estableció 289 unidades de atención y 2.255 puntos de rehidratación oral en hospitales, una red que garantiza una rápida atención médica a los afectados, según la organización.Azizullah Karimi (UNICEF)
El 9 de julio de 2023, la directora Leila Anwari, pediatra del Hospital Provincial de Wardak, atiende a Adela, de 10 meses, en la sala de hospitalización junto a su madre, Basmina. La pequeña acaba de recuperarse de un caso grave de diarrea acuosa aguda, pero unos días antes, Basmina temía perder a su niña a causa de la enfermedad. "Durante tres días, no paró de vomitar y de tener diarrea", recuerda. "Fuimos a una clínica privada y nos dieron una receta, pero no podíamos pagarla. Su estado empeoró y pensé que no sobreviviría". La familia no tenía dinero ni para pagar un taxi que la llevara al hospital más cercano. Con un calor sofocante, Basmina y su marido emprendieron un duro viaje de dos horas a pie hasta el Hospital Provincial de Wardak. Cuando llegaron, los médicos diagnosticaron rápidamente a Adela deshidratación aguda causada por diarrea acuosa aguda. Fue ingresada. "Cuando recibimos a Adela, estaba frágil y pálida, incluso le costaba mantener los ojos abiertos. Le administramos terapia intravenosa. Es un alivio haberle devuelto la sonrisa. Se está recuperando rápidamente, y confío en que podamos darle el alta mañana", explica Leila Anwari.Azizullah Karimi (UNICEF)
El 21 de noviembre de 2022, dos recién nacidos comparten una cama neonatal en el Hospital Regional de Gardez, en la provincia afgana de Paktia. La ONU ha proporcionado el equipamiento médico esencial y cubre los salarios de 12 enfermeras neonatales de esta sala.Mihalis Gripiotis (UNICEF)
Fatima Adeli, doctora de un equipo móvil de salud y nutrición, saluda a un paciente en la aldea de Safeedi-Mish, en el distrito de Nili, en el centro de Afganistán. El equipo móvil itinerante de salud y nutrición proporciona un salvavidas a comunidades inaccesibles que, de otro modo, no podrían acudir a los dispensarios. "La mayoría de los casos que veo son de gripe y enfermedades de garganta. También hay mucho cólera y, como madre, me entristece", afirma la doctora. "Como aquí tengo muchos medicamentos y puedo tratar fácilmente a los niños, paso de estar muy triste a alegrarme rápidamente porque sé que mis pacientes mejorarán. Siempre duermo bien al final de un día muy largo".Mark Naftalin (UNICEF)
El 2 de agosto de 2023, Rahima Karimi, una trabajadora de salud comunitaria, visita a Ghuncha Gul, una madre embarazada de nueve meses en Jebrael, en la provincia de Herat, Afganistán. Esta trabajadora de salud, de 22 años, lleva más de cinco como voluntaria, ayudando a su comunidad junto a su primo Abudllah Jabbari. Mientras recibe formación sanitaria básica y suministros médicos de Unicef, Rahima ayuda a las mujeres y niños de su comunidad que necesitan asesoramiento médico. Durante el embarazo, aconseja a estas mujeres sobre cómo cuidarse, alimentarse correctamente, tomar las pastillas de ácido fólico y acudir a la clínica en caso de tener problemas de salud. Pero, sobre todo, les aconseja que acudan a la clínica para dar a luz, de modo que reciban la mejor atención posible y reducir los riesgos. También vigila la desnutrición de los niños y los remite a un punto de atención si están malnutridos.Mohammad Haya Burhan (Unicef)
El 2 de agosto de 2023, Gulalay Sefatyaar, enfermera de la sala prenatal, cuida de los bebés prematuros a su cargo en el Hospital de Herat, en la provincia afgana de Herat. La ONU ha proporcionado incubadoras, calentadores y otros suministros necesarios para estos niños. "Ver cómo los bebés vuelven a la vida cuando ni siquiera los médicos están seguros de que a veces sea posible es la mejor experiencia que he tenido; me hace realmente feliz cuidar de los niños de mi comunidad", asegura Sefatyaar.Mukhtar Neikrawa (UNICEF)
El 2 de agosto, Ghunja Gul, una madre embarazada, recibió la visita de la trabajadora social Rahima Karimi para un chequeo y una sesión de asesoramiento en su casa en Jebrae, y su hija pequeña también fue examinada para detectar malnutrición. La trabajadora social la ha visitado durante los últimos nueve meses, desde que se quedó embarazada de su sexto hijo. Cuatro de sus cinco hijos nacieron en casa, una experiencia muy dura y dolorosa para ella. "Después de mudarnos a este barrio y de que la trabajadora social viniera a casa, aprendí mucho sobre cómo afrontar el embarazo y cuidar de mí misma y de mi bebé. Empecé a ir a la clínica y me dieron pastillas que me ayudaron mucho. Con su ayuda, mi marido me permitió dar a luz en la clínica y fue mucho mejor que antes porque las enfermeras cuidaban de mí y de mi bebé y recibí medicinas. Me siento mucho mejor sabiendo que daré a luz en un centro sanitario donde nos cuidan".Mukhtar Neikrawa (UNICEF)
Afganistán es uno de los dos reductos de poliomielitis en el mundo, junto con Pakistán. La erradicación de la enfermedad se ha dificultado debido a la oposición de los talibanes, los sistemas de salud frágiles y el rechazo de las familias a la vacunación en zonas rurales.Azizullah Karimi (Unicef)