‘Marketing’ en WeChat y descuentos en vuelos: África busca seducir al turista chino
Países africanos invierten para tratar de atraer a visitantes del mayor mercado emisor del mundo y paliar el desplome turístico sufrido en las zonas más pobres del mundo durante la pandemia
Los países africanos están realizando importantes inversiones para intentar atraer turistas del mayor mercado emisor del mundo, China, en su lucha por recuperarse de las pérdidas sufridas durante la pandemia. “La covid acabó con gran parte del sector turístico, especialmente en las zonas más pobres del mundo, como África”, afirma Mike Fabricius, especialista en gestión, consultoría y marketing turístico de The Journey, empresa con sede en Johanesburgo. “Algunos países africanos dependen en gran medida de las divisas que aportan los turistas y del dinero que gastan en los mercados nacionales. Perder eso durante unos años fue un golpe muy, muy duro”.
Sudáfrica, Egipto, Kenia y Tanzania son algunos de los países que ahora ofrecen más vuelos directos a China. Kenia se está asociando con plataformas de redes sociales del gigante asiático. “Ya estamos consiguiendo que más chinos visiten nuestras grandes atracciones, como la reserva de caza de Masái Mara, haciendo marketing en WeChat y TikTok. Entre enero y abril [de 2023] entraron en Nairobi 8.000 turistas chinos. En el mismo periodo de 2022, vinieron menos de 6.000″, detalla John Chirchir, director general en funciones de la Oficina de Turismo de Kenia.
La aerolínea nacional de Tanzania ofrece descuentos de hasta el 50% en los vuelos desde y hacia China. “Tenemos que hacer más para captar al turista chino. Nuestra oficina de turismo calcula que, de aquí a finales de año, solo nos visitarán 45.000. Si tenemos en cuenta que en 2022 tuvimos 1,5 millones de turistas extranjeros, esto demuestra que ni siquiera estamos cerca de aprovechar el potencial del mercado chino”, declara el ministro de Turismo de Tanzania, Mohamed Mchengerwa.
En 2019, antes de la pandemia, el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC por sus siglas en inglés) calculaba que el turismo en el continente africano registraba una tasa de crecimiento anual del 5% y representaba una media del 8,5% del PIB. Según este organismo, las inversiones directas en el sector rondaban los 29.000 millones de dólares (aproximadamente 26,4 millones de euros), y creaba 24,3 millones de empleos directos, lo que representa el 6,4% de la población activa total de África. Sin embargo, las prohibiciones de viajar a causa de la covid-19 costaron a África al menos entre un tercio y la mitad de estas cifras.
En Sudáfrica, uno de los principales destinos del continente por sus excelentes alojamientos, playas vírgenes y extensos parques naturales, los viajes de turistas extranjeros cayeron casi un 85% en 2021, en comparación con los niveles previos a la pandemia en 2019, según las estadísticas del Gobierno. Aquel año, el sector turístico sudafricano representaba casi un 6,5% (405.200 millones de rands sudafricanos, casi 21.000 millones de euros) del PIB del país. En 2020, esa cifra se había reducido a poco más del 3% (180.000 millones de rands sudafricanos, 9.210 millones de euros), lo que supone una pérdida de casi el 56%.
“A los chinos hay que decirles: ‘Aquí en África no solo os llevarán en autobús a la Torre Eiffel y al Palacio de Buckingham para hacer fotos. Aquí viviréis una auténtica aventura única en la vida”Mike Fabricius, especialista en 'marketing' turístico
“Hemos observado retrocesos similares en todos los grandes mercados turísticos africanos”, afirma Peter Masila, profesor de Turismo de la Universidad Moi de Kenia. Nomasonto Ndlovu, director de operaciones de Turismo de Sudáfrica, explica que se perdieron medio millón de puestos de trabajo en el sector turístico local a causa de la pandemia. “Confiamos en una buena recuperación para finales de 2024, especialmente porque nos dirigimos a turistas de un mercado enorme como China”, señala.
En 2019, 155 millones de turistas chinos visitaron destinos extranjeros, pero según Ndlovu, aunque, reconoce, relativamente pocos eligieron viajar a África. Y añade: “Solo 95.000 visitaron Sudáfrica en 2019. Así que no podemos culpar totalmente a la covid por el bajo número de visitantes chinos. En lo que respecta a Sudáfrica, ahora estamos gastando mucho dinero en nuevos planes y estrategias para atraer a más turistas chinos, y sé que otros países africanos están haciendo lo mismo.”
Fabricius (The Journey) y Masila (Universidad Moi) opinan que las autoridades africanas ponen demasiado énfasis en las cifras. “No debería importar tanto el número de turistas chinos que atraes, sino más bien el tipo concreto de turista y el dinero que gasta en actividades especializadas”, subraya Masila.
Fabricius, que ha trabajado en proyectos turísticos en China y otros países para Naciones Unidas y el Banco Mundial, y formulado estrategias para autoridades turísticas mundiales, comenta: “No creo que África sea un lugar para el turismo de masas chino. El mercado chino ha evolucionado mucho. Antes se metía a todos en el mismo saco, y se decía que solo viajaban en grandes grupos, para hacer muchas fotos y que únicamente iban los sitios populares. Pero con una nueva generación de viajeros, el tipo de turista chino se ha diversificado y segmentado mucho más”.
Los complicados trámites para la obtención de visados es uno de los principales obstáculos a los esfuerzos africanos por atraer a los turistas chinos
El experto señala que el mercado de masas chino sigue centrado en destinos turísticos internacionales “emblemáticos”, como Nueva York, París y Londres. “África no va a atraer a ese viajero. Lo que hay que hacer es atraer a aquellos con intereses centrados en la cultura, la vida salvaje y la exploración”, sugiere. Masila coincide. “Hay que decirles: ‘En África no solo os llevarán en autobús a la Torre Eiffel y al Palacio de Buckingham para hacer fotos. Aquí viviréis una auténtica aventura única en la vida; conoceréis a gente con culturas muy ricas y veréis una fauna que no volveréis a ver en ningún otro sitio”, remacha.
En esta línea, Rosemary Anderson, presidenta de la organización FEDHASA, que representa a las industrias hosteleras de toda África Austral, opina que las autoridades del continente deberían promover “experiencias únicas”. “Tenemos valiosos activos culturales y proporcionamos atracciones diversas. Sudáfrica, por ejemplo, ofrece todas las experiencias imaginables: safaris, paisajes impresionantes, una cultura vibrante y actividades de aventura. Debemos hacer hincapié en experiencias que nos distingan”, recalca.
África debería hacer más por colaborar con turoperadores chinos, agrega Anderson. “Gran parte de los viajes internacionales reservados desde China se realizan a través de agencias de viajes y operadores turísticos. Hay que centrarse en establecer asociaciones con ellos, con iniciativas conjuntas de marketing o itinerarios personalizados”.
La ineficacia de las autoridades y los complicados trámites para la obtención de visados obstaculizan los esfuerzos africanos por atraer a los turistas chinos, coinciden los expertos africanos. “Hay que facilitar la visita. Eso requiere mucho trabajo en la mayoría de los países del continente. De nada sirve tener todo este marketing tan profesional, si luego el Gobierno te decepciona dificultando la obtención de visados a los chinos”, lamenta Fabricius. “Hacemos que resulte increíblemente difícil para los grandes mercados emisores como China visitar Sudáfrica a causa de la ineficacia en la tramitación de visados”, añade Anderson. “Aunque tenemos un sistema de obtención electrónico que acepta solicitudes de ciudadanos chinos, el proceso sigue siendo engorroso y no está totalmente optimizado. Tenemos que conseguir que viajar a África sea sencillo y fluido, eliminando los trámites burocráticos”.
Sudáfrica, en particular, es tristemente famosa en todo el mundo por su alto nivel de delincuencia. Eso es un gran elemento disuasorio.
En el caso de Sudáfrica, indica Anderson, Australia era uno de los principales competidores turísticos de larga distancia, y se podía hacer una comparación entre competidores para medir el rendimiento de las cifras turísticas. En 2019, afirma, Australia recibió a 1,2 millones de turistas chinos, frente a los 95.000 de Sudáfrica. Y explica: “Sudáfrica tiene mucha más oferta y atracciones. Sin embargo, resulta mucho más fácil obtener un visado para visitar Australia [se puede hacer por internet y se tarda solo unos días en recibirlo] en comparación con el régimen poco amable con los turistas de Sudáfrica, que tarda meses en conceder un visado de turista, si es que lo concede”.
Fabricius puntualiza que también hay que tener en cuenta que el mercado turístico chino es muy reacio al riesgo. “A los chinos no les gusta correr riesgos y son muy conscientes de los altos niveles de delincuencia que se registran en algunos países africanos. Sudáfrica, en particular, es tristemente famosa en todo el mundo por su alto nivel de delincuencia. Eso es un gran elemento disuasorio. Hay que hacer más para que los países africanos sean más seguros, y también para cambiar la percepción de que África en su conjunto es peligrosa”.
En cuanto a la publicidad de su oferta, Anderson insinúa que las iniciativas de promoción deberían partir tanto el sector público como el privado, y garantizar que los mensajes se dirigen a atraer a diversos presupuestos, edades, intereses y motivaciones. “Además, debería hacerse hincapié en atraer a los medios de comunicación chinos mediante viajes de prensa o de familiarización para mostrar ofertas únicas”, subraya. Y añade: “También tenemos que hacer más para garantizar que la información sobre destinos y productos esté disponible en los motores de búsqueda y la comercialización en canales de medios sociales chinos, como Weibo y WeChat”.
Fabricius afirma que el esfuerzo por atraer visitantes chinos debe empezar realmente en el continente africano, y no en Pekín. “China es el mayor socio comercial de África y muchos millares de viajeros de negocios chinos visitan el continente cada día”, señala. “Eso genera otra oportunidad. Las personas que vienen en viaje de negocios después cuentan a otros sus experiencias, y eso supone una segunda oleada en el mercado de viajes de ocio”.
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