Surfeando las heridas de la violencia en El Salvador

Comunidades costeras y playas como La Bocana y El Sunzal, que pasaron por el trauma de la guerra civil y la migración forzada, apuestan por el surf como motor de paz, integración y desarrollo y ya esperan la próxima ola de turistas que debería llegar tras la pandemia

Bryan Pérez, la joven promesa del surf salvadoreño, demostrando su potencial durante los Surf City ISA World Surfing Games 2021. ISA / BEN REED

Son las 5.14 de la mañana y el rugido de las gigantescas olas del Pacífico se amplifica con las piedras arrastradas por la marea sobre la arena negra volcánica. Nos encontramos en El Salvador, un país de unos siete millones de habitantes, con gran desigualdad y un Índice de Desarrollo Humano en zona media baja (posición 124 de 189 países), que sufrió 12 años de guerra civil (1980-1992) y que hasta hace apenas nada estaba entre los más violentos del mundo gracias, entre otros, a la proliferación de maras mundialmente famosas. En la playa de El Zonte algunos locales y otros pocos turistas contemplan al amanecer el swell (mar de fondo) que ha llegado desde el sur con unas olas perfectas para el campeonato mundial. Un puñado de valientes se adentra entre la espuma y las piedras para surfear algunos de los tubos.

Acaban de culminar a finales de junio los ISA Surf City World Surfing Games, el evento de este deporte más importante que se han celebrado en la historia de esta pequeña nación centroamericana. Más de 50 delegaciones de todo el mundo participaron para conquistar las últimas 12 plazas para el debú del surf en los Juegos Olímpicos de Tokio 2021, un hito en la remada eterna por llevar este deporte a las olimpiadas.

El complejo de Surf City tiene su epicentro en las playas de La Bocana y El Sunzal, en el departamento de La Libertad, que hasta hace no muchos años eran la cueva secreta de los surfistas locales y ahora se han convertido en lugares de renombre internacional por sus grandes olas.

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Este proyecto de desarrollo urbanístico y costero se ha financiado con la ayuda de China, país que tiene previsto levantar plantas de tratamiento de aguas residuales en las zonas costeras e infraestructuras, ampliar la zona recreativa, construir un nuevo muelle en el Puerto de La Libertad e instalar 42 kilómetros de tubería de agua potable. El programa incluye la creación de un circuito de playas desde el Oriente hasta el Occidente del país.

Nueva meca para el surf centroamericano

Con su imagen presente en todos los carteles, Bryan Pérez, la estrella salvadoreña del surf, simboliza la realización de este sueño deportivo para los sectores populares. “Este deporte cambió mi vida y la de toda mi familia; al convertirme en atleta tuve acceso a nuevas oportunidades”, cuenta el ídolo nacional. Pérez considera que las zonas costeras están creciendo bastante, sobre todo en los últimos dos años gracias al proyecto de Surf City. Apenas tiene 21 años, con mucho tiempo por delante y espera enfocarse en calificar para las Olimpiadas de 2024, ya que por muy poco le fue arrebatado el boleto para el surf olímpico este verano.

China tiene previsto levantar plantas de tratamiento de aguas residuales en las zonas costeras e infraestructuras, ampliar la zona recreativa, construir un nuevo muelle en el Puerto de La Libertad e instalar 42 kilómetros de tubería de agua potable

Desde una terraza rodeada de palmeras y mientras Pérez se desliza majestuosamente entre las olas, la Ministra de Turismo, Morena Valdez, aprovecha el eco del evento y explica que para ellos el surf se ha convertido en ancla del desarrollo. Y presume: “A este país nunca se le había fortalecido el orgullo nacional por algo distintivo, ahora podemos decir que sí somos buenos en algo y es que nuestras olas son las mejores del mundo. Hemos logrado superar las expectativas de los surfistas que nos han visitado y esperamos sacar ventaja de las distancias cortas que permiten desayunar en una playa como la de El Tunco, almorzar en el volcán de San Salvador y cenar en un pueblo colonial como Suchitoto”.

En El Salvador apuntan a un turismo que sea sostenible en el tiempo y conectado completamente con la naturaleza. El plan de futuro es contar con infraestructura pública y turística de primer nivel. Los primeros pasos ya se han dado, con la construcción del baipás Camino a Surf City y otras intervenciones en playas del departamento de La Libertad, como la construcción de plantas de tratamiento de aguas residuales en la playa de El Zonte y El Tunco —que estarán en funcionamiento este año— y el nuevo malecón del Puerto de La Libertad, previsto para el 2023.

Bryan Pérez, ícono del surf en El Salvador, después de una de las rondas eliminatorias en los ISA Surf City World Surfing Games.Julián Reingold

La Ministra Valdez, de orígenes humildes, se formó profesionalmente en el campo de la publicidad y trabajó por ocho años en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) antes de asumir funciones de Gobierno. Con una sonrisa dice que, luego de un arduo proceso de selección, el presidente Bukele la eligió para que encabezara la cartera de turismo porque sabe surfear.

Fernando Aguerre, Presidente de la Asociación Internacional de Surfing (ISA, por sus siglas en inglés) y uno de los principales responsables de que este deporte sea olímpico, cree firmemente en el potencial del surf para el desarrollo: “Es buenísimo, lo veo en Bryan Pérez y a otra tanta gente que podría haber quedado atrapada en las drogas y la violencia; ahora hay otra opción. He visto lo que el surf ha hecho en otros lugares tras haber organizado campeonatos en toda Latinoamérica y el mundo, y veo el antes y el después: oportunidades laborales y de desarrollo para gente que ahora recibe a surfistas y sus familias, donde antes solo tenían, por ejemplo, la pesca de subsistencia. Es una linda sensación”.

Si bien la velocidad del desarrollo en infraestructura tiene alarmados a algunos residentes locales —los precios de los terrenos en la costa de La Libertad han estado aumentando de forma constante desde que se avanzó con el baipás Camino a Surf City— la mayoría coincide en que es necesario impulsar la industria turística, pero con un ojo vigilante sobre la sustentabilidad a largo plazo.

¿Qué opinan los locales?

El primer grupo de mujeres retornadas a El Salvador que aprenderá a reparar tablas de surf para reinsertarse económicamente en la sociedad.Julián Reingold

En una visita al Mercado del Mar, entrada al proyecto de Surf City donde los pescadores locales venden los mariscos más frescos de la zona, la brisa salada que llega desde el muelle alimenta no solo al apetito sino también a la curiosidad. Francisco es gerente del restaurante de Mariscos Baldizán. Tiene las expectativas puestas en el futuro muelle que estará listo en dos años y en el que podrán amarrar cruceros cargados de turistas con ganas de probar sus deliciosos platos de langosta.

En la entrada del viejo muelle, el cual sufrió graves daños debido al fuerte oleaje que golpeó la costa en 2015, encontramos a Doña Ana, referente de la cooperativa Las Sirenas. Este grupo de 69 mujeres pescadoras se organizaron en 1988 para que los derechos de las trabajadoras que comercian con pescado sean respetados. María del Carmen, otra miembro del grupo, comenta que se capacitó en un curso de igualdad de género en Nicaragua, y que antes las autoridades del muelle no las dejaban pescar. Las pescadoras cuentan que se ha tenido en cuenta el valor de su trabajo, por lo que no deberían verse segregadas una vez que esté terminada la nueva infraestructura.

De migrar a reparar

Uno de los principales problemas sociales que afectan a El Salvador es la migración y el efecto colateral que representan las personas deportadas de vuelta a su territorio. La iniciativa Reintegración Económica y Turística de Migrantes Mujeres Retornadas se enmarca en el programa Transformando Vidas de la Cancillería salvadoreña, enfocado en ayudarlas para que puedan reintegrarse a la población económicamente activa.

Con un enfoque de género, esta ayuda ha tenido también cabida en el campeonato de Surf City: se aprovechó la alta demanda de servicios de reparación de tablas. El plan propone distribuir a las mujeres participantes a lo largo de tres playas de la zona —El Tunco, El Zonte y Punta Roca— para que aprendan no solo a reparar tablas, sino a gestionar su propio negocio asociativo con un capital semilla. Empezó con un piloto compuesto por 12 mujeres, y con las lecciones aprendidas de esta primera prueba se espera profundizar en el oficio y expandirse a otras playas en el Oriente del país, donde también se necesitan estos servicios.

Jaime Delgado es boardshaper desde los 14 años y ya lleva más de 30 en el oficio de reparación de tablas. Desde el hotel donde tiene su taller y su tienda de indumentaria y accesorios para surfear, resalta la importancia de contribuir con la reinserción de estas mujeres dentro de la sociedad salvadoreña. Sonriendo por lo bajo de su bigote negro confiesa que solamente es necesario tener esperanza y ganas de aprender, sin importar la edad. Estela (*) tiene 28 años. En el 2019 migró forzosamente hacia EE UU, donde no pudo ingresar, lo volvió a intentar y quedó varada en Monterrey. De allí las autoridades mexicanas la deportaron de vuelta a El Salvador. Atrapada y desesperada, regresó a su país sin nada y se puso a trabajar en la cocina de un restaurante. Está muy entusiasmada con esta capacitación surfista y espera que cuando finalice el curso de tres meses ella y sus colegas puedan tener un taller propio.

Olivia (*) viajó hace 17 años a Sacramento (California) y permaneció allí por tres años y medio de forma ilegal antes de regresar a El Salvador. Trabajó como cocinera y, tras su deportación a Centroamérica, como camarera hasta llegar a gerenciar un hotel. Considera que el conocimiento de cómo hacer las tablas de surf y ser una empresaria exitosa le será un gran apoyo para salir adelante.

A la espera de la próxima ola de turistas

Karen Esperanza Martínez Sánchez es diseñadora gráfica y acaba de abrir un puesto de souvenirs surfísticos en El Tunco. Su marca se llama Karen Hope, en homenaje a su abuelo que emigró en los ochenta a EE UU y la llamaba por su segundo nombre anglizado: “Hope”. En las remeras, pulseras y contenedores de alcohol en gel que diseña busca reflejar al mundo de playa, surf y sol que la rodea. En el 2018 comenzó a divulgar sus ilustraciones en las redes sociales y, luego de recibir aceptación y esperar a que pasara un poco la primera ola de la pandemia, se animó a crecer y en marzo de este año se asoció con sus primos para darle apertura a una tienda cargada de productos con múltiples diseños.

Si bien las ventas vienen lentas, con el mundial de surf de la ISA se incrementaron notablemente. El objetivo de Karen es que los extranjeros se lleven un recuerdo diferente de El Salvador y espera que pronto se de un retorno masivo de los turistas para así poder difundir aún más la cultura local del surf salvadoreño.

Gracias al éxito del Surf City El Salvador ISA World Surfing Games 2021, la ISA y el gobierno de este país acaban de anunciar que la pequeña nación centroamericana volverá a ser sede de un mundial de surf en 2023. El World Surfing Games 2023 en El Salvador serviría como evento clasificatorio a los Juegos Olímpicos París 2024, evento en el cual la competición de surf se realizaría en Tahití.

Las heridas del pasado seguirán presentes en El Salvador. Mientras tanto, nuevas estrategias de turismo sustentable e inclusivo buscan darle la vuelta a la página negativa del país más pequeño de América Latina, que sin embargo posee las olas más grandes. No se trata de ocultar las cicatrices, sino de aprender a surfear a su alrededor.

La joven emprendedora Karen Hope exhibe sus diseños surfers en forma de remeras y pulseras ante el incipiente flujo de visitantes que recibió la playa de El Tunco en los últimos días.Julián Reingold

(*) Los nombres de las mujeres entrevistadas en el programa Transformando Vidas han sido reemplazados para conservar su anonimato.

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