Redes de barrio, la mejor herramienta contra el dengue
En 2020, Argentina sufrió otra epidemia además de la covid-19: tuvo un récord de casos de la enfermedad transmitida por el ‘Aedes aegypti’. Los casos este año muestran que el virus circula menos, pero se necesitan medidas preventivas
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En 2020, Argentina no solo enfrentó la primera ola de coronavirus. En paralelo, atravesó la epidemia de dengue con el mayor número de casos registrados en la historia del país: 58.000 personas infectadas. Este año, la circulación del virus es menor si se compara con la temporada anterior. Sin embargo, en las últimas semanas se ha visto un aumento en algunas de las provincias norteñas. Según el Boletín Integrado de Vigilancia, del Ministerio de Salud, se notificaron 10.849 casos sospechosos, pero hasta el momento se registran 1.514 confirmados, predominantemente en el norte. Hoy la preocupación del país se concentra en la llegada de la segunda ola de covid-19.
De las enfermedades transmitidas por mosquitos, el dengue es el más significativo en Argentina, que ha sufrido tres brotes: en 2009, 2016 y 2019-2020. “Después de las epidemias grandes, vienen un par de años de baja incidencia”, explica Manuel Espinosa, responsable del Área de Enfermedades Transmitidas por Mosquitos de la Fundación Mundo Sano. Otro motivo por el que en 2021 las cifras son menores es el menor tránsito de personas a otros países por la covid-19.
Al no contar con vacunas ni tratamientos específicos para estas enfermedades, los esfuerzos para la prevención y control, deben focalizarse en el control del mosquito transmisor. Los especialistas señalan que por más que los casos no estén creciendo aceleradamente, es importante redoblar esfuerzos de prevención, sobre todo en barrios populares. Para el director general para América Latina y el Caribe de Médicos del Mundo Gonzalo Basile, el urbanismo desigual, inequitativo y malsano es un determinante para que se desarrollen dolencias transmitidas por mosquitos.
En el primer trimestre del 2020, antes de que el covid-19 paralizara los programas territoriales, la organización Médicos del Mundo trabajó con referentes de barrios populares de la provincia de Buenos Aires para prevenir el dengue. La estrategia se concentró en armar redes comunitarias para, en primer lugar, dar alerta temprana de febriles. Otra función del equipo fue registrar los riesgos socioambientales para evitar la reproducción del mosquito. Los referentes visitan casa por casa, se vinculan con las familias y entregan material de difusión. También, distribuyen repelentes a aquellas familias que no tienen recursos económicos para comprarlos. Por último, son enlace con los centros de salud cercanos si se produce un caso febril o con signos de alarma. Es decir, se desarrolla una ruta de derivación para atención rápida.
El urbanismo desigual, inequitativo y malsano es un determinante para que se desarrollen enfermedades transmitidas por mosquitos
“Para la red comunitaria barrial es más importante identificar los determinantes socioambientales de la enfermedad que poner el foco en la responsabilidad de los individuos y familias. En general, se pide a los vecinos que descacharren (eliminen cacharros o depósitos de agua de las casas), pero en los barrios pobres cada vez que las familias abren la puerta de su casa tienen un basural a cielo abierto o arroyos que acumulan plásticos y residuos. Esos espacios se convierten en zonas de riesgo para la proliferación de enfermedades”, reflexiona Gonzalo Basile, de Médicos del Mundo.
Promotores de salud para concienciar y detectar casos
Marcos Chinchilla tiene 45 años, vive en la Villa 20, un asentamiento en Lugano, Ciudad de Buenos Aires, y es promotor de salud. Durante 2020, estuvo involucrado en los operativos para detectar casos de covid-19 y dengue en el barrio. “Los promotores hacemos campañas para concienciar, recorrido barrial y buscamos los casos positivos. Recorremos las manzanas más críticas. Esas donde sabemos que se suelen manifestar más dolencias”, dice. En cada recorrida, Marcos sale con mascarilla, guantes y gafas.
Chinchilla conoce los síntomas de los dos virus. En el brote de 2016, él y su mamá tuvieron dengue. Recuerda que estuvo 10 días tirado en la cama, sin fuerzas. Tuvo fiebre, dolor de cabeza y falta de apetito. En septiembre de 2020, tuvo covid-19 y finalmente este marzo recibió las dos dosis de la vacuna.
A diferencia del coronavirus, que se transmite de persona a persona, el dengue necesita un intermediario. El Aedes aegypti es el mosquito urbano y doméstico que transmite dengue, zika y chikungunya, enfermedades virales que pueden presentar síntomas comunes con los del coronavirus. El mosquito contrae dengue cuando pica a un infectado y luego lo pasa cuando pica a una persona sana.
En Argentina se presenta en forma de brote epidémico desarrollándose en el período de diciembre a mayo, debido a que en estos meses se dan las condiciones climáticas que favorecen la proliferación del mosquito que lo transmite. Respecto a los signos o pautas de alarma que pueden aparecer en la evolución del cuadro de dengue, se pueden destacar: dolor abdominal intenso, irritabilidad o somnolencia, vómitos de manera reiterada, tendencia a la lipotensión o lipotimia y sangrado de nariz, encías e intestinal.
Según una encuesta de la empresa SC Johnson, el 10% de los argentinos están siendo menos cuidadosos con las enfermedades transmitidas por mosquitos durante la pandemia. Los repelentes de uso individual, insecticidas y el uso de mosquiteras en puertas y ventanas son las formas más comunes de evitar al mosquito. Hay que habituarse a mantener los hogares libres de elementos que tengan la capacidad de almacenar agua de lluvia, ya que es allí donde el Aedes aegypti deposita sus huevos generando criaderos.
Fumigación y mejor urbanización, claves para prevenir
El miembro de la Junta Comunal 7, compuesta por los barrios de Flores y Parque Chacabuco de la Ciudad de Buenos Aires, Julián Cappa, presentó a la legislatura porteña el proyecto de ley Programa de abordaje integral de enfermedades transmitidas por mosquitos. Esta norma contempla la asignación de un presupuesto fijo para el abordaje del dengue y otras enfermedades transmitidas por el mosquito Aedes Aegypti, así como la creación de Oficinas de Vigilancia y Orientación en cada una de las 15 Comunas de la ciudad. “Además del presupuesto para prevenir el dengue y todas las enfermedades virales en barrios populares es importante avanzar con la urbanización”, expresa Cappa.
El Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat de la Ciudad de Buenos Aires cuenta con un equipo que se dedica a fumigar en espacios públicos y también dentro de las viviendas. “A través del trabajo conjunto con el Ministerio de Salud, el objetivo del plan es minimizar la presencia del mosquito y eliminar posibles sitios donde pueda anidar y convertirse en criadero. La ruta semanal de fumigación se define en base a la información que registra la cartera de Salud. Ellos arman un listado con los lugares, donde se detectan casos confirmados de dengue y allí se refuerza. Los operativos, a su vez, son acompañados por tareas de limpieza de hidrolavado, tanto en el interior de los edificios como en los barrios. Reunimos a tres cooperativas de vecinos que limpian con agua y cloro las calles, veredas y fachadas de casas, y que desinfectan los espacios comunes”, cuenta el Gerente General de Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC) Gabriel Mraida.
El funcionario cuenta que todas las acciones del IVC pasan por mesas participativas vecinales. “Allí se consensuan desde las cuestiones más macro como la asignación de una vivienda hasta campañas de concientización sobre el descacharreo. Todo esto se pone en común en las mesas, donde participan vecinos y referentes del barrio”, dice Mraida.
Cada agosto, el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat y el IVC ponen a disposición un equipo para trabajar en la desinfección, descacharreo y acciones concretas de concienciación en los barrios pobres para anticiparse a la primavera. “Es muy importante la prevención para que no se cultiven las larvas de los mosquitos. Se hicieron difusiones vía WhatsApp, se repartió folletería y se armó una cartelería para poner el tema en agenda”, dice Mraida. Y Agega: “Si bien la covid-19 monopolizó la atención de la política sanitaria, el dengue también es un tema sensible que tiene que estar en la agenda política y barrial”.
Otra organización que trabaja todo el año para prevenir enfermedades transmitidas por mosquitos es la Fundación Mundo Sano, que puso al servicio de los municipios herramientas para monitorear la actividad de este mosquito a través de la instalación de redes de ovitrampas, para determinar su distribución espacial, medir la fluctuación estacional de su proliferación y administrar con eficacia recursos para su control. Ya 12 municipios integran la Red de Ovitrampas y realizan el monitoreo semanal de actividad de ovipostura de Aedes aegypti.
Por otra parte, cada año, Mundo Sano implementa el programa Prevención en Acción: Recursos Pedagógicos para un Mundo Sano, un proyecto a través del cual la Fundación visita escuelas de nivel primario, públicas y privadas y —por medio de actividades lúdicas— enseña a los niños las características y etapas de desarrollo del mosquito transmisor del dengue, el hábitat larvario (criaderos naturales y artificiales), el modo de transmisión, los síntomas, y los métodos de prevención. En 2020, el programa no se suspendió y se desarrolló bajo la modalidad virtual. Si bien hasta el momento es baja la circulación del virus es importante saber que el mosquito Aedes aegypti está presente en más del 60% del territorio argentino. Es por eso que siempre hay que mantener la vigilancia e insistir con las medidas de prevención para evitar criaderos.
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